Clemente de Alejandría sobre la relación entre el pecado y el intelecto del hombre

Para Clemente de Alejandría nuestros defectos morales son el resultado de un conocimiento defectivo, de nuestra constitución, del ambiente malo, de nuestra libre voluntad, o de todos estos elementos juntos. Recordemos que para Platón el acto moral malo es fruto de la falta de prudencia. La ignorancia es el motivo del mal y es sobrepasada por las pasiones y los placeres (Leye 9,863 Bss). En el Timeo Platón investiga  esta materia con más cuidado y da una nueva respuesta. Lo impulsos  y los placeres no son parte del alma, pero sí son fuertes obstaculos generados por la relación entre el alma y el cuerpo. Estos obstáculos han de ser superados (42 Ass). En esto sigue el optimismo de Socrates quien creía que el hombre era naturalmente bueno, llibre y preparado para realizar los actos virtuosos. Para Socrates son las opiniones erradas sobre Dios las que lideran en el hombre las actividades morales erroneas. La principal fuente de este mal se encuentra en el dominio que tiene el mal sobre las partes más bajas del alma o sobre la formación física del hombre. La ética, entonces, ha de señalar al alma el camino de regreso a sus orígenes, a la divinidad. De allí que Platón se preocupe tanto de lo eterno y lo divino. En cuanto a los estoicos, el pecado moral nace de la desviación de la voluntad del designio del Uno. En otras palabras, de la volativilidad humana basada en la ignorancia que frustra las intenciones divinas.

Clemente cree también que el mal es una disposición del alma que no está en concordancia con la razón (logos) en relación a toda la vida. Lo que es más importante, para Clemente la filosofía es el cultivo de la razón sobre todo lo que la trasgrede, esto es, sobro todo lo erróneo y es llamado de forma apropiada pecado (amartia) (Paed. 2.100.1-4). El pecado siempre es contra el Logos y es considerado  como una desviación de la razón que se comporta como una bestia (Paed 1,101. 3). La persona que practica el pecado lo hace persiguiendo el placer que se supone engendra. Imaginando esto como algo bueno, su mente se confunde por la emoción o por el juicio motivado por la ignorancia (Str 1 84. 2-4). En otras partes, Clemente habla de la causas del pecado como dobles: ignorancia y debilidad humana (Str 2.62.3; 7.101.6). Por esta razón Clemente creía que cualquier cosa que un individuo haga siendo ignorante de la verdad de Dios, pero luego se hace conciente de Dios y se arrepiente de sus pecados, él será perdonado (Paed. 1.29.4; Str 6,45.6; 48.6). El hombre quiere realizar lo bueno pero frecuentemente, porque su juicio contiene errores respecto a lo que es bueno, termina distorcionando todo. El mal en sí mismo no es una hipóstasis. No tiene esencia. Es simplemente el error del hombre en la realización de su fin último. El pecado no sería simplimente el trasgredir un mandamiento, es una activa negación de parte del hombre de ser quien realmente debe ser: la imagen y semejanza de Dios. De ahí que el arrepentimiento, como el pecado, implica un cambio radical de comportamiento. El hombre es libre para llevar a cabo tal transformación. Como sea, el hombre es responsable de las consecuencias de la caída, esto es, el pecado con su doble raíz: la ignorancia  y el triunfo de la parte irracional sobre la racional, esto es la muerte espiritual (Str 2.56.6). Relacionado con esta idea de pecado, esta el Pathe como pecado.

Pathos como una pasión es un apetito excesivo que supera toda medida razonable, un apetito desobediente de la razón. Para Clemente, como para Platón, muchas de las pasiones que anidan en el alma son deseos. Entre ellos las pasiones sexuales tienen una importancia especial en los escritos de Clemente. No todo deseo sexual es malo, solo aquel que contraviene los mandamientos y la ley de Dios. El matrimonio es una opción para los cristianos que son más débiles y no pueden elevarse sobre los deseos. El matrimonio no sería malo en sí mismo, siempre que se siga el camino medio, aceptando la sexualidad pero no la lujuria (Paed. 2. 95. 2-3). Lo mismo con otras pasiones o deseos que son buenos, como el deseo de estar unido con Cristo, el deseo por el Reino de Dios, el deseo por el cielo etc (Str 3.69.1). Sin embargo, cuando las pasiones o deseos son desordenados, entonces devienen en desobediencia  y distracciones para el hombre. El fin de éste es acercarse a Dios libre de pasiones. Digamos también que en relación a las pasiones o deseos está el placer. Este es definido por Clemente como un moción agradable acompañada por una cierta sensación (Str 2.106.3; 2.127.2). Clemente relaciona la sensación de placer con la caída de Adán, en esto parece seguir a Filón quien alegoriza el pecado con el placer ante el cual Adán sucumbió escuchando a la serpiente. El buen cristiano ha de abandonar el placer buscando al Señor.

Respecto a la maldad o kakaia es la manifestación de la ignorancia de la Verdad del verdadero Dios. La idolatría es un ejemplo de ello. Pero hay más con respecto a la maldad. La persona buena relaciona a la ignorancia y todas las actividades contrarias a la razón como malas (Protr. 92.3). Para Clemente un acto irracional es un acto malo que ocurre contrario a todo cálculo. A pesar que el pecado, los deseos o la maldad tienen consecuencias en el alma de la persona, también tiene consecuencias físicas (Str 2,142.2; Str 3. 26.3; Str 1.18.3). Pero quizás la consecuencia más perjudicial se da en relación a nuestra libertad. Efectivamente, el mal, la ignorancia y la debilidad dañan nuestra libertad porque nos hace juzgar de manera equivocada.Para más detalles: Peter Karavites; Evil Freedom, and the Road to Perfection in Clement of Alexandria (Brill, Leiden, 1999).

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.