Clemente de Alejandría: Sobre Dios y el Hijo (Influencia Filónica)

Las reflexiones filósoficas de Clemente de Alejandría sobre Dios se encuentra principalmente en el Libro V del Stromateis. «Porque Dios del Universo, quien está por encima de toda habla y todos los conceptos, no puede nunca ser circunscrito a las palabras, por ser inefable a través de su poder» (Strom V, 65; Platón Epist 11, 312D). Los hombres tienen ideas equivocadas de Dios porque son esclavos de sus pasiones. Estas tienen como objeto cosas materiales, y las cosas materiales se encuentran muy lejos de Dios (Strom V, 68). Para evitar estos errores los hombres han de liberarse de todas las pasiones y de las influencias materiales, liberar, así, su noción de Dios de todo aquello que no sea la unidad. Entonces, después de remover todo lo que le pertenece a los cuerpos físicos, y las cosas incorporeas, podemos arrojarnos a la inmensidad en Cristo, y desde allí vamos avanzando en santidad hacia el vacimiento. Si hacemos estas cosas alcanzaremos de alguna manera la percepción del Altísimo, no conociendo qué es El, sino qué no es El…La causa primera, entonces, no es ningún lugar, sino que está sobre todo lugar y tiempo, y nombre y pensamiento (Strom V, 71). En este proceso hay tres partes: purificacion del pecado, un análisis lógico, y la unión con Cristo en santidad.  Dios es uno, indivisible, sin partes, como Filón dice: «Pero Dios no es un compuesto, no está compuesto de muchos ingredientes, sino que no está mezclado con todo lo demás» (Leg. All 11,1). Para Filón Dios es simple, un ser Uno, una sustancia simple, sola y sin mixtura (Leg All II,2). Es la cosa más genérica (Leg All 11,86), y sin embargo, sin cualidades. El es en ninguna manera comparable con otras cosas, es el Ser simple, el concepto de existencia sólo es aplicable a El (Quod Deus Sit Immutabilis XI, 55). El es una Monada indivisible. Nosotros no poder incluso ver a Dios desde lejos. Todo lo que vemos es que El está más allá de toda creación y que está más allá de lo que el pensamiento humano pueda alcanzar. El no puede ser nombrado, hablar de El, o comprendido en ninguna manera (Somn 1,11,66). Clemente señala en Strom V, 83 que Todo lo que tiene nombre es creado, enfatizando el hecho que Dios está más allá de todo nombre y de las cosas que tienen nombre. El Uno, incognosible, se puede entender a través de lo que procede de Él, esto es, a  través de su Logos. Eric F. Osborn The Philosophy of Clement of Alexandria, Cambridge University Press, 1957, p.23-37.

Entonces, Dios no se puede demostrar y consecuentemente no puede ser objeto de conocimiento; pero el Hijo es sabiduría, conocimiento y verdad, y todo lo que lleva esto (Strom IV, 156). En ese sentido la posición del cristiano gnóstico es my feliz porque puede contemplar las cosas eternas (Strom IV, 155). El cristiano gnóstico por su conocimiento divino puede ser puesto con Cristo por sobre los mortales ordinarios. Los hombre son como sombras sin vidas cuando los comparamos con el cristiano gnóstico. La idea del Hijo como una revelación inteligle del Padre se expresa en distintas maneras. El Hijo es el sello de la Gloria del Padre y nos enseña la verdad en relación a Dios (Strom. VII, 58). El Logos es la imagen (Strom V, 94), el pensamiento (Strom V, 16) y el rostro de Dios (Paed I,7). El es la luz a través de la cual podemos contemplar a Dios. El revela la naturaleza del Padre (Strom V, 34) y es el imitador de Dios (Strom II, 136). El Logos es el mediador no sólamente del conocimiento, sino del poder del Padre. El es el poder de Dios (Strom VII, 7), el brazo del Señor (Prot 120), el siervo de Dios (Paed 111, 2), el instrumento de Dios (Prot 6). El hijo, paradojalmente, es la actividad del Padre (Strom VII, 7). El Hijo se distingue del Padre, y al mismo tiempo es uno con el Padre. El Hijo es el mediador del conocimiento y poder entre Dios y el hombre (Paed III, 39). Los poderes, para Clemente, son asimilables a las ideas en Platón, del mismo modo que Filón  en Op. Mundi 4-5.  La visión humana que contempla estos poderes es divina, porque el Nous es el lugar de las ideas y el Nous es Dios (Strom IV, 155). La visión divina a la que se refiere Clemente es el Hijo que es el circulo que encierra los poderes. El Logos ha llenado todas las cosas con poderes santos (Prot 112). Los poderes, dice Clemente, son colectivamente una cosa. Ellos constituyen el todo de la actividad divina. Son pensamientos y acciones del único Dios. Los poderes convergen en un punto, en el Hijo quien es el instrumento de toda actividad divina (Strom 1,177). El Hijo es la causea eficiente, final y formal de todos los poderes. El Hijo es el más perfecto, más santo, más poderoso, más principesco, más real, más beneficiente y el más cercano al Altísimo. Es el punto más alto de la eminencia y todas las cosas están ordenadas en concordancia con la voluntad del Padre (Strom VII,2). Eric F. Osborn The Philosophy of Clement of Alexandria, Cambridge University Press, 1957, p.38-44

 

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.