Las características divinas de Adán en Ez (y como se le adjudicarán a Satán)

En uno de sus «Oráculos contra las naciones» (Ez 25-32) el profeta Ez se dirige en contra el rey de Tiro. El contexto histórico se presenta después de la rápida destrucción de Jerusalén y su templo por las fuerzas babilónicas. Luego de esta campaña, el rey Nabucodonosor II se dirigió al norte para tomar Tiro. Para sorpresa del profeta, la ciudad resistió por muchos años…cosa que los judíos no pudieron hacer. ¿Vergüenza para los judíos que partían al exilio forzoso? Es posible porque para Ez el rey de Tiro se eregía de manera orgullosa diciendo: «Yo soy un dios, y estoy sentado en la sede de los dioses, en el corazón de los mares» (Ez 28,2). Yahvé le responde: «Porque igualaste tu corazón con el corazón de Dios, he aquí yo traigo contra ti extranjeros, los más crueles de las naciones. Desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría y profanarán tu esplendor. Te harán descender a la fosa, y morirás como los que son muertos en el corazón de los mares. ¿Osarás decir delante de tu verdugo, a pesar de ser hombre y no Dios: ‘Yo soy un dios’? En mano de quienes te atraviesenmorirás a la manera de los incircuncisos, en mano de los extranjeros; porque yo he hablado», dice el Señor Jehovah» (Ez 28,6-10).

Para explicar este castigo, Ez hecha mano del mito de la creación de Adán, pero en una versión diferente a la conocida en el Gn. En la versión de Ez, probablemente más antigua que la del Gn, Adán fue creado como un dios. Su pecado no fue el pretender cualidades divinas, sino el orgullo por poseerlas. Leemos en Ez 28, 12-19:

«¡Tú eras un modelo perfecto, lleno de sabiduría y de completa hermosura! Estabas en el Edén, el jardín de Dios. Tu vestidura era de toda clase de piedras preciosas: rubí, topacio, diamante, crisólito, ónice, jaspe, zafiro, turquesa y berilo. Y de oro era la hechura de tus encajes y de tus engastes. En el día que fuiste creado fueron preparadas.

Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo . Estabas en el santo monte de Dios, y andabas en medio de piedras de fuego.Desde el día en que fuiste creado, tu conducta había sido perfecta, hasta el día en que el mal se anidó en ti.

(De tanto comerciar te llenaste de violencia y pecaste); entonces te barrí de la montaña de Dios: liquidé al Querub, que vigilaba entre piedras de fuego.Estabas muy orgulloso de tu belleza: tu belleza te hizo perder la sabiduría; por eso te tiré al suelo, para que fueras un espectáculo para los reyes de la tierra.De tantas riquezas y ganancias deshonestas, profanaste el lugar sagrado; hice brotar fuego de ti que te devoró; no dejé de ti más que cenizas por el suelo, en presencia de los que te miraban.A todos los que te conocían en el extranjero se les cortó la respiración; tú no inspiras más que terror: ya no te verán más».

Pongamos atención a los siguientes factores que hablan de la divinidad primigenia de Adán de acuerdo al mito conocido por Ez. Las gemas, algunas de las cuales aparecen en Gn 2,11-12 [«Allí se encuentran también aromas y piedras preciosas»] aperecen cubriendo a Adán al modo de un vestido. Si en el relato del Gn el hombre está formado del polvo (signo de su mortalidad); en Ez 28 no hay referencia al polvo, sino que más bien Adán comienza su vida como un ser divino. De acuerdo al texto mazorético, el primer hombre era un querubín (no así los LXX que señala que el primer hombre «estaba con el querubín»). Esto estaría en concordancia con el 2Enoc  donde se dice que Adán fue creado como «un segundo ángel, en honor, grandeza y gloria».  En el Apocalipsis de Adán (siglo II o III) Adán y Eva eran como «los grandes y eternos ángeles». Adán camina, además, entre las piedras de fuego, seguramente una alusión a otros seres angelicales o divinos.

La caída de Adán no se entiende en Ez como resultado de un acto de desobediencia. No hay ninguna serpiente que lo tiente. El mismo Adán es quien se considera como un dios habitando en medio de los mares (en palabras del Rey de Tiro) (Ez 28,2). Si en el Gn Yahvé castiga al hombre enviándolo a trabajar la tierra, en Ez 28,17-18 lo hace enviándolo al hades no dejando de él más que cenizas. El problema de Adán, de acuerdo al mito que maneja Ez, está en su orgullo en relación a su belleza (Ez 28, 12.17) y sabiduría (Ez 28, 3-5.7). Por último mencionemos que este mito adámico se interpretó de manera muy temprana como una alución a la caída de Satanás más que de Adán. Es el caso de Tertuliano quien relaciona este texto con Is 14 para referirse al «autor mismo del pecado a quien se ha señalado bajo la máscara de un pecador» (Mar. 2.10.4). También es el caso de Orígenes (Contra Celsus 6.44 ) quien dice que el rey de Tiro es un símbolo de Satanás, «el primero de todos los seres que estaba en paz y bendiciones» pero que cayó en su propio pecado «perdiendo sus alas». En ambos casos es importante la lectura de Is 14, 12-14: «¿Cómo caíste desde el cielo, estrella brillante, hijo de la Aurora? ¿Cómo tú, el vencedor de las naciones, has sido derribado por tierra? En tu corazón decías: «Subiré hasta el cielo y levantaré mi trono encima de las estrellas de Dios, me sentaré en la montaña donde se reúnen los dioses, allá donde el norte se termina;subiré a la cumbre de las nubes, seré igual al Altísimo». Para más detalles: M.D. Litwa, Desiring Divinity, Self-deification in Early Jewish and Christian Mythmaking, 15-25.

 

 

 

 

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.