El Pecado, el Padre del demonio, y los poderes celestiales en Pablo y Juan

Los evangelios sinópticos, San Juan y San Pablo tienen en común la idea de que si bien la creación es buena, el Pecado o Satanas gobierna sobre ella. En el caso de Jn por ejemplo Jesús señala en 8,44: «ὑμεῖς ἐκ τοῦ πατρὸς τοῦ διαβόλου ἐστὲ» que podríamos traducir como vosotros sois del Padre del Diablo. Esta traducción se toma en serio el artículo definitivo «τοῦ». El contexto nos describe a Jesús como la luz del mundo y la vida que ha descendido al mundo. Los judíos, entonces, le preguntan sobre la identidad de su Padre, a lo que Jesús contesta que ellos no lo conocen ni a él ni al Padre que lo ha enviado. Entonces Jesús contrasta a su Padre con el Padre de los judíos. Estos se molestan, aluden en primer lugar que su padre es Abraham, y luego que es Dios. Jesús dice que de ser así no buscarían matarlo. La verdad es que el Padre de los Judíos es el «Padre del Diablo», quien es un «asesino» y un «mentiroso» De acuerdo a esta lectura, los que no creen en Cristo pertenecen a una generación maldita marcada por el Diablo y la ley que éste impuso sobre los judíos: «La Ley fue dada por Moisés, la gracia y la verdad vienen a través de Jesúcristo».  El Padre de Jesús, es «único verdadero» Dios, con quien ha estado antes de descender de los cielos (Jn 1,1-3).

Esta visión proto-gnostica también está presente en Sn Pablo. Parar el apóstol de los gentiles el pecado es como un poder que tiene dominado a la humanidad (Rm 3,9). La misma idea se repite en varios textos: Rom 5,12; 7,8-9. El dominio del pecado se personifica en el actuar de otros dioses o demonios:1Cor 8, 5-6; 10,20-22; 2Cor 4,4. Pablo también hablará de los poderes celestiales en Rom 8,38-39; 1Cor 15, 24; Col 1,16. Si bien estos poderes están sujetos a Dios, pueden actuar con hostilidad en contra de los hombres, especialmente en su esfuerzo por alcanzar las esferas celestiales superiores. Una visión tipicamente apocaliptica.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.