La idea de la Ley en los Evangelios Sinópticos

He estado
leyendo The Jewish Annotated New
Testament
con mucho agrado, especialmente por las perspectivas iluminadoras
con que aborda los textos. Respecto a la Ley hay un artículo muy interesante de
Jonathan Klawans (p.515-517) quien parte reconociendo que la Ley es hasta hoy
un tema difícil de tratar en el judaísmo y en el cristianismo. Por ejemplo, a
pesar de que entre los cristianos existe la idea de la superación (hasta
liberación!) de la Ley a través del sacrificio de Cristo, la interpretación
literal de los diez mandamientos (Ex 20,1-17; Dt 5,6-21) sigue teniendo una
fuerza muy importante en la catequesis y en la vida diaria de la gente. Esto sin
mencionar las prohibiciones bíblicas respecto a la homosexualidad (Lev 18,22;
20,13) en ciertos círculos cristianos más conservadores.  Y estos son sólo dos ejemplos entre muchos. ¿Hasta qué punto los
cristianos seguimos viviendo “bajo el yugo” de la Ley?  Esta pregunta, mal planteada, por supuesto,
exige ciertas definiciones previas. ¿Qué se entiende por la Ley en los
evangelios? El término “Ley” (nomos) aparece cerca de 200 veces en el Nuevo
Testamento (aunque, por ejemplo, en Marcos nunca se utiliza),  junto con otras palabras que están en el
mismo campo de significado como “mandamiento” (entole, ej.Lc 15,29), “tradición”
(paradosis, ej. Mc 7,9).  El primer
pasaje de los evangelios que menciona la Ley lo encontramos en Mt 5,17: No penséis que he venido para abrogar la ley ó los
profetas: no he venido para abrogar, sino á plenificar.
En este
texto la “Ley” se refiere a la Torá o Pentateuco, la primera sección de la
biblia hebraica. “Tora” y “Ley” eran sinónimos para los antiguos judíos, junto
con una serie de tradiciones trasmitidas oralmente (Mc 7,1-23; Ant. 18,297). Sólo posteriormente, una
vez destruido el templo de Jerusalén, los rabinos comenzarán a sistematizar (y
comentar de forma escrita) tanto la Tora escrita (Pentateuco) y la oral
(tradiciones). Por lo tanto, si bien es correcto llamar a la Tora escrita “la
Ley” (Pentateuco), no todas las leyes judías aparecen en esta, hay otras
tradiciones que Moisés transmitió de manera oral.
Habiendo definido la Ley, J.
Klawans comienza a explicar cómo se relacionaban los judíos con ella en el
tiempo de Jesús. Parte considerando cómo se interpreta Dt 24,1-2 en Mt 5,
31-32: También fue dicho: Cualquiera que
repudiare á su mujer, dele carta de divorcio. Mas yo os digo, que el que
repudiare á su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que ella adultere; y
el que se casare con la repudiada, comete adulterio.
Esta no es la única
interpretación de la ley mosaica en el tiempo de Jesús. En la comunidad del
Qumrán (CD 4,19-5,6) también se interpretaba el divorcio como una forma de
adulterio. ¿Qué quiere decir esto? Que en el tiempo de Jesús, como seguirá
siendo en el futuro entre los rabinos, la ley no se define o interpreta de
manera literal. Existen vivas discusiones sobre cómo interpretar y aplicar la
ley. No existe una perspectiva ortodoxa de entender la ley…existen
interpretaciones. La Ley es un cuerpo vivo sobre el que se discute, se
argumenta, se vive. Es cosa de pensar en ejemplos extremos como la
interpretación alegórica de la Ley que hace Filón;  la particular interpretación que se hizo de
la Ley durante la revuelta macabea (1Mac 1,10-13; 2Mac 4,7-22); la interpretación
que hace el Royo del Templo (11QTemplo) respecto al material legal en relación
al Templo.  En este sentido es paradójico
que el plenificar la ley por parte de
Jesús (Mt 5,32), si bien parte de la premisa de la libre interpretación,
termina rigidizando su lectura al convertirla en una única.  Como sea, el punto de Klawans es mostrar que
todos los problemas que estudiamos en los sinópticos respectos a Jesús
“superando” la Ley en sus aspectos éticos y rituales no son sino formas de
interpretar la ley, tal como lo hacían los rabinos de la época (Mc 1,44; Mt
8,4; Lc 5,14; ver Lv14, 2-32). Es verdad, quizás una forma radical de
interpretar la ley, pero interpretaciones al fin y al cabo. Esto es cierto,
incluso, para pasajes tan difíciles como Mt 8,22 ; Lc 9,60( Sígueme; deja que los muertos entierren á
sus muertos),
o cuando los discípulos arrancan los granos de trigo en el
sábado en Mt 12,1-8; Mc 2,23-28; Lc 6,1-5. En todos estos casos no existe una
negación clara de la Ley judía. Incluso cuando Jesús declara todos los
alimentos puros (Mc 7, 19b) se trataría de una interpretación…que de todas
maneras es de dudosa historicidad por cuanto este texto no se condice con la
primera práctica cristiana que era muy controvertida en esa materia (Hch
10,9-16). ¿Cómo explicar los conflictos de los primeros cristianos respecto a
la pureza de los alimentos si Jesús fue tan claro al declararlos todos puros de acuerdo a Marcos?
En fin, el punto es que hay que ir cambiando el paradigma respecto a la Ley
para poder entender de verdad el contexto judeo-helenístico que explica el nacimiento
de los evangelios. 

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.