Isaac el Sirio sobre el intelecto y las contemplaciones

Isaac el Sirio distingue entre la pura oración y la oración espiritual, la diferencia entre ambas radica en que en la primera la mente está llena de movimientos, mientras que en la segunda la mente se encuentra libre de toda agitación. Y así es con nosotros, cuando el intelecto es considerado capaz de percibir las futuras bendiciones, se olvida de sí mismo y de todas las cosas de este mundo, y en adelante no hay ningún movimiento en él (PR 22[170]). La oración espiritual implica el descenso de la mente a un estado de paz y quietud. Y ya no hay más oración…en este nivel y en la vida en el espíritu, no hay pensamientos ni emociones, ni siquiera una sensación del más leve movimiento del alma en relación a nada, y es que la naturaleza humana se olvida de todas estas cosas y todo lo que le pertenece. Permanece, entonces, en un inexpresable e inexplicable silencio, porque el Espíritu Santo se ha elevado sobre el campo del entendimiento del alma (3, II/ 32,4). Más adelante, el místico escribe: Algunas veces la oración espiritual es llamada por algunos theoria-contemplación-y por otros como conocimiento, y por otros, revelación de las cosas noéticas…es un estado de simple conocimiento que sobrepasa cualquier apelación, cualquier elemento por muy rudimentario que sea, cualquier elemento, forma, color, tamaño, y denominación…de acuerdo a lo que escribió, San Dionicio, «nosotros usamos parabolas y silabas, nombres y palabras de acuerdo a nuestros sentidos, pero cuando nuestra alma es movida por el Espíritu hacia las cosas divinas, entonces nuestros sentidos y sus operaciones aparecen como superfluos desde que el alma se ha hecho al modo de Dios en una incomprensible unión, y es iluminada en sus movimientos por los rayos de una luz sublime (PR 22 [168-169]. Más adelante escribe: Una vez que el intelecto entra en la quietud, deja de rezar…tan pronto como el Espíritu gobierna y administra el intelecto…entonces la naturaleza del hombre es privada de su voluntad libre y es guiada no por sí misma sino por el Espíritu…De acuerdo al testimonio de la escritura, en estos momentos el hombre no posee voluntad, como tampoco sabe si está en el cuerpo o fuera del cuerpo (PR 22[169-170]. La influencia de Evagrio Ponticus en Isaac el Sirio es indudable, así, citándolo escribe que el mismo Evagrius escribe: «la pureza del intelecto es el suave vuelo de las facultades noéticas, que recuerda a las tonalidades del cielo, y sobre y a traves del cual la luz de la Santísima Trinidad resplandece al tiempo de la oración» (PR 22[174]. Otra forma de oración que menciona Isaac el Sirio, y siguiendo también a Evagrius, es la contemplación o visión de Dios estado en el cual el alma no contempla la esencia de Dios, pero sí, la obscura nube de su Gloria. Una forma especial de contemplación es también la que tiene como objeto la naturaleza del alma. A esta la llama la contemplación espiritual. Escribe: Esta es la disciplina escrita por los Padres, esto es, cuando el intelecto de los santos reciben la theoria hipostatica, entonces el grosor del cuerpo es retirado y desde entonces su visión se hace espiritual. Ahora, la theoria hipostática se refiere a la naturaleza del hombre primordial. Y desde esta visión hipostática el hombre es movido y elevado a lo que se llama un conocimiento unitario, que en otros términos es el maravillarse de Dios (PR 40 [303-304].

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.