Introducción a la antropología paulina: nous, kardia, swma

Pablo reconoce que los actos humanos responden a estímulos externos cuyo punto de entrada es el nous. Bajo el dominio del Pecado el carácter cognitivo del nous se hace fútil (emataiwthhsan) (Rm 1,21). El nous no sólo refleja la capacidad cognitiva del hombre sino también la volitiva y la afectiva, las cuales se hacen depravadas (adokimon) (Rm 1,28). La manifestación del nous deshabilitado es la idolatría. Repitamos, el punto de entrada del Pecado en los hombres es el nous, que se manifiesta a través de la idolatría; el Pecado, entonces, progresa, y se hace de la kardia del hombre y finalmente se objetiviza a través del swma. Un nous enfermo por la influencia del Pecado implica una kardia que también sucumbe, se obscurece (eskotisthe) (Rm 1,21), su aspecto cognitivo se hace como tonta (asinetos) (Rm 1,21), y su aspecto volitivo y afectivo se inclina por deseos de pecado (epithimiais) (Rm 1,24). El hombre en su complitud, nous y kardia, se hace kata sarka (Rm 8,4.5). Esta condición degradante del nous y la cardia y que se expresa en toda la corporalidad humana se revierte cuando el hombre responde al Evangelio. Entonces se hace libre del Pecado por la acción externa del Espíritu Santo que habita en ellos  (1Tes 4,8; 1Cor 6,19; 14, 24-25). El renacimiento del hombre que realiza el Espíritu comienza también a partir del nous quien comienza discernir (dokimazein) cuál es la voluntad de Dios (Rom 12,2) y su aspecto volitivo-afectivo se realiza en la medidad que se tranforma en la mente de Cristo (nous Xristou) (1Cor 2,16). De manera simultanea el aspecto cognítivo del corazón se manifiesta en que la persona cree (pisteuetai) y es justificado (Rm 10,10) y la obscuridad se disipa porque Dios hace que su luz brille en nuestros corazones (2Cor 4,6). Así, Ustedes eran esclavos del pecado; pero gracias a Dios se han sometido de corazón a la doctrina de la fe que han recibido (Rm 6,17). La renovación que ha llevado adelante el Espíritu se manifiesta finalmente de manera somática y los creyentes son animados para que  glorifiquen a Dios con sus cuerpos (Rm 1, Cor 6,20).

Para Pablo, entonces, el hombre es como un lugar o arena donde se experimenta una lucha o combate. El hombre es permeable a los poderes que dominan el cosmos, esto es el Pecado, y su respuesta a estos estimulos determinará su orientación ética y antropológica como creyente o no. Es difícil para Pablo determinar dónde comienza el sujeto y dónde el cosmos. La corrupción que puede dominar al hombre es la misma que domina al cosmos. La renovación del hombre, por la fuerza externa del Espíritu, es la misma que renueva al Cosmos. Cuando Pablo señala que Hermanos, les digo que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredará lo que es incorruptible (1Cor 15,50) está indicando que los hombres han de experimentar un cambio ontológico paralelo al del cosmos para habitar en el nuevo eón. Esta transformación cósmica y antropológica tiene su telos en Cristo.

En el intertanto el Pecado domina en el vieo eón y los hombres actúan kata sarka; mientras que aquellos que están empoderados por el Espíritu actúan kata pneuma (Rm 8,4.5). Para más detalles: Paul´s Eschatological  Anthropology: The Dynamics of Human Transformation p. 53-96,

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.