El árbol genealógico de Jesús, algo más que pedigri
Aunque el estudio de la heráldica o las genealogías se ha democratizado mucho los últimos años, sobre todo con internet, todavía se le asocia con «nobleza», «pedigri», «alcurnia» y cosas por el estilo que relacionamos con elitismo y exclusión. Por eso suena extraño que el Evangelio de Mateo inicie su obra con un gran árbol genealógico de Jesús. ¿Por qué empezar con una lista de los antepasados de Jesús? ¿Qué quiere decirnos el evangelista?
Lo primero que tenemos que aclarar es que este asunto de la genealogía era importante en la Antigüedad, especialmente entre los grandes hombres. A pesar de la importancia que se le concedía estaba lejos de ser una ciencia «exacta». El árbol genealógico era una manera de decir quién y cómo era tal o cual persona relacionándola a través de lazos de sangre con grandes personajes de pasado, míticos o reales, o incluso con los dioses. Esto lo vemos en algunas genealogías de grandes hombres romanos. Julio Cesar dice descender por el lado materno de reyes como Ancus Marcius, y por el lado paterno de dioses como Venus (Suetonius, Julius 6). Josefo, por su parte, no sólo defiende su ascendencia sacerdotal, prueba de su nobleza, sino que la remite a la primera de 24 ramas (Vida 1-6). Estos datos, además, dotan a la persona de ciertos derechos de tipo hereditarios. Así como el hijo de esclavos era inmediatamente esclavo, el hijo de nobles accedía a un conjunto de privilegios y deberes por nacimiento. Así, por ejemplo, el noble podía heredar cargos y títulos, además de las obligaciones de casarse con mujeres provenientes de limitadas familias. Por último, la genealogía era un modo en la antigüedad de estudiar la historia de la nación y de incertarse en ésta de manera privilegiada.
Por lo tanto una de las razones más evidentes de Mateo de empezar su obra con un árbol genealógico es demostrar quién y cómo es Jesús a la vez de cómo se incerta en la historia del pueblo de Israel. Entonces, y al final de cuentas, ¿quién es Jesús? El primer versículo de la obra responde de entrada que Jesús es el Hijo de David, lo que el árbol genealógico se encargará de corroborar a través de tres grupos de 14 generaciones cada una. Hay algunos errores evidentes en la construcción de este árbol: el versiculo 9 omite 3 reyes del libro de las Crónicas su principal fuente (Joash, Amaziah, y Uzziah); el versículo 11 confunde a Johoiakim con Jochoniah y deja al primero fuera del árbol; el parentesco de Zorobabel del versículo 12. Sin embargo los errores no cuentan, o más bien se fuersan, en vista a lograr un árbol compuesto de tres grupos de 14 generaciones. ¿Por qué? ¡Porque el valor numérico de David en hebreo es precisamente 14! Lo que Mateos nos está diciendo es que Jesús es tres veces el rey David. En otras palabras, Jesús es el rey David superlativo.
¿Cómo explicar entonces que el tercer grupo tenga sólo 13 nombres? Esto no pudo haber sido un error u omisión accidental del autor. Pero es que en verdad son 14 si contamos desde Jechoniah hasta Jesús inclusive. Que Jesús sea el rey David por excelencia se confirma cuando vemos que el primer grupo de nombres de la genealogía representa a la nación judía que nace y se desarrolla sin los beneficios de la monarquía; el segundo grupo representa a Israel que florece como monarquía bajo los descendientes del rey David; el tercer grupo, ya de regreso del exilio babilónico, representa a Israel sin la monarquía y bajo el yugo extranjero. Es interesante constatar cómo se omite cualquier referencia a la monarquía hasmonea.
Jesús viene entonces a restaurar la monarquía davídica en su verdadero significado. De allí que su nacimiento coincida con el anuncio de la estrella a distantes magos de oriente que se apresuran a ir adorar al rey de los judíos (2, 2); Herodes, el tirano que no proviene de la linea de David, se pone furioso porque comprende que ha nacido el descendiente legítimo; Jesús nace en Belén de acuerdo a las profesías del heredero de David (2,6); Juan Bautista anunciará la irrumpción de Jesús proclamando que el reino de Dios está muy cerca (3,2); en su vida adulta Jesús (4,17) y sus discípulos (10,7) predicarán también la cercanía del reino de Dios.
La genealogía de Mateo nos presenta desde la perspectiva de la historia de Israel quién y cómo es Jesús apuntando a lo que fue el nucleo de la predicación de éste: el reino de Dios. La oración de Amidah nos ayuda a entender el frescor judío de esta aspiración más todavía si consideramos que Jesús y los suyos deberieron haber conocido y rezado alguna antigua versión de ésta. Amidah viene del hebreo «estar en pie» y hace referencia a la postura física de la oración, siempre mirando al Santo de los Santos. En la petición 15 los judíos resan: Date prisa en darnos una rama de la familia de David tu siervo para que florezca. Con tu poder salvador haz sonar el cuerno de su fuerza porque nosotros esperamos por tu salvación todos los días. Bendito eres, Oh Señor, que producer el florecer del cuerno de la salvación.