Creación-Alianza: La Alianza de Aarón, Fineés y Simón, Eclo (3)

La herencia es el segundo tema importante. Dios había prometido a Abraham en herencia el país de mar a mar, desde el Gran Río hasta el extremo de la tierra (44,21b). Dios también da en herencia a jacob un regalo que nos recuerda Dt. 32, 8-9: a quien confirmó la bendición y le dio la herencia, señaló las fronteras de las tribus repartiendo lotes a las doce (44,23 b-e). Sólo cuando esta herencia confluye con la sabiduría y llega a ser el libro de la Alianza (24,23) se llega a la plenitud, esto es cuando se celebra el sacerdocio en el tabernáculo . En este contexto llama la atención lo austero que es la mención a la Alianza mosaica en Eclo. Ben Sirá describe el don de la Torá en los siguientes términos: Dios le hizo escuchar su voz y lo introdujo en la nube espesa; puso en su mano los mandamientos, ley de vida y de inteligencia, para que enseñase los preceptos a Jacob, sus leyes y decretos a Israel (45,5). Esta Alianza pasa luego a Aarón como ya vimos cuando citamos Eclo 45,17. Y es que donde reposa la sabiduría es precisamente en el sacerdocio de Aarón, luego en el de Fineés, y posteriormente en Simón. Este último guarda muchas de las características de los monarcas davídicos, así refleja no sólo cualidades sumo sacerdotales, sino que también reales. Tanto Simon como Ezekias habían fortalecido la ciudad (48,17) y construido cisternas (48,17; 50,3). David es descrito como por tanto una corona (47,6) lo mismo que Simón (50,11). En otras palabras, Ben Sirá no describe la Alianza de Aarón en términos superiores a las promesas davídicas. Más bien, llama la atención en la similaridad entre las alianzas entre los sumo sacerdocio y los monarcas. Para más detalles: Creation, Covenant and the Beginnings of Judaism p. 57-87