Bautismo como expresión de la Kenosis divina (Nersai el Sirio)
Siguiendo el modelo de Cirilo de Alejandría, varios autores asociaron la inmersión de Jesús en las aguas del Jordán como el modelo de la obediencia divina, la santificación de la naturaleza humana en Cristo en la medida que desciende obediente al mundo de los hombres. El descendera a las aguas es, por una parte, solidaridad con la naturaleza humana, y por otra, obediencia total a Dios. Esto tiene que ver con una definición kenotica de Dios como lo expresa bellamente el poeta siriaco del siglo V Narsai en una de sus homilias bautismales llamada «Sobre la epifanía de nuestro Señor». En este himno es notable que sostiene el mito presente en parte de la epícrofa eslava concerniente al contrato que firmó Adán al salir del Edén con Sátanas, en la que se hace su deudor:
«¡Qué así sea! Yo he sido bautizado como una deficiencia y necesitado de misericordia, de tal manera que yo pueda completar en mi persona lo que le hace falta a la raza humana. De la misma raza que ha sucumbido al pecado, yo también. ¡Qué así sea! Estoy pagando el vinculo que Adán escribió en el Edén. Mi estructura es del mismo barro que las pasiones me han agobiado. ¡Qué así sea! Yo estoy calentando nuestro débil barro en las aguas del Espíritu. Yo soy del mismo linaje que la muerte ha devorado y ha engañado de esta vida. ¡Qué así sea! Yo estoy descendiendo en un misterio dentro de las aguas y elevándome. Yo soy miembro de la raza que es captiva del demonio de acuerdo a su propio acuerdo. Yo seguiré adelante para traer de vuelta nuestra raza cautiva del rebelde. El vínculo de la muerte que nuestros primeros padres escribieron sucumbiendo al pecado; y yo he hecho un acuerdo en el sentido que pagaré por él de acuerdo a un misterio… Si no desperdicio la suciedad corporal en mi propia persona, el cuerpo no será purificado; y si ésta no desciende conmigo en mi bautismo, no recibirá perdón»(Narsai, Hom. Epiph 2. 245-262),