Torá escrita y oral, cómo ambas se necesitan

Desde que fue revelada la Torá nunca dejó de ser leída, comentada y actualizada. La Torá oral es más que la interpretación de la Torá escrita. Más bien es la respuesta a las innumerables preguntas que arrancan de la Torá escrita. Desde los fariseos el espíritu de la Ley no se encuentra en el texto mismo, sino más bien en su encarnación en la realidad cotidiana esa que la Torá oral ilumina. Desde la destrucción del Templo la Torá oral comienza a sistematizarse en respectivos géneros. Esto incluso antes que se pusiera por escrito.  En primer lugar encontramos tres géneros: micra, mishna, y midrash. La palabra micra (מקרא) que viene del verbo קרא que implica «llamar», «proclamar», «leer», y puede significar ya sea el lugar donde estas acciones ocurren o las acciones mismas. En términos particulares micra hace relación a la Torá escrita, todo el corpus del A.T. cuando se leía en público ya sea en las sinagogas o casas de estudios. La mishna (משנה) que viene del verbo שנה que significa «repetir», y tiene que ver con la Torá oral y la capacidad de la gente para retenerla y ser capaces de transmitirla a otras generaciones. La midrash (מדרש)  viene del verbo דרש que significa «comentar» y se aplica a los diferentes métodos  para comentar la Biblia. Además de estás prácticas generales, existían otras más específicas, nos referimos a la  Halaká  (הלכה) que viene de un verbo que es difícil de traducir, הלך, que significa  «caminar», «ir», y que en el contexto de la Torá sería algo así como «de lo que se sigue, actúa». En la Torá oral sería  la enseñanza autorizada en materia de práctica, de comportamiento. Otra práctica más específica sería la haggadá (אגדה) que viene del verbo  נגד que significa «compartir algo», «relatar algo» e implica el proceso de relatar algo y cuyo resultado es un relato. Se refiere, siempre en el proceso de la Torá oral,  a la enseñanza teológica, espiritual u homilética. Es mucho más libre que la halaka y puede adquirir distintas formas como parábolas, relatos, etc, sea que se relacionen o no con la Torá escrita. Por último, una última forma que adquirió la Torá oral después de la destrucción del templo fue el talmud (תלמוד)  que viene del verbo למד que significa «aprender», «estudiar». Lo que se juega con la Torá oral es hacer funcionar o actualizar la Torá escrita de acuerdo a las circunstancias concretas que se presentan. En otras palabras, la Torá oral transmite e interpreta la escrita. Hay que notar que los términos Torá oral y escrita no aparecen en el N.T ni tampoco en Josefo.  Leemos en T.B. Sabbat 30b-31a: Nuestros maestros enseñaron: «un hombre debería ser siempre humilde y amable como Hillel  nunca intransigente e impaciente como Sammay…» Sucedió que un pagano se presentó ante Sammay y le preguntó, «¿Cuántas Toras tenéis?» Le respondió: «Dos: la Torá escrita y la Torá oral»…le dijo: «Por lo que se refiere a la Torá escrita, te creo; en cuanto a la Torá oral no te creo. Haz de mí un prosélito, con la condición de que no me enseñes más que la Torá escrita». Sammay se enfadó y lo echó con cólera. El pagano se presentó entonces con Hillel. Este hizo de él un prosélito. El primer día, Hillel le enseñó: «Aleph, beth, ghimel, daleth»; al día siguiente le presentó las cosas al revés. El pagano le dijo: «Pero ayer no me enseñaste esto». Hillel de dijo entonces: «¿No confías en mi? Confía en mí en lo que se refiere a la Tora oral». Este pagano que pregunta por cuántas toras es seguramente cercano a los saduceos que sólo reconocían la escrita. La anécdota enfatiza que la Escritura no puede prescindir  de un mínimo de oralidad. Hay que leerla y ante todo aprender a leer. En otras palabras, la Torá escrita se transmite a través de la tora oral. Hay una segunda anécdota interesante: De nuevo  ocurrió que un pagano se presentó ante Sammay y le dijo: «Haz de mí un prosélito con la condición de que me enseñes toda la Tora mientras me sostengo sobre un solo pie». Sammay lo echó con una vara de medir que tenía en la mano. Se presentó ante Hillel. Este hizo de él un prosélito. Hillel le dijo: «Lo que odias, no se lo hagas a tu prójimo: esto es toda la Torá, y el resto no es más que comentario; ve y estudia…» Aquí también se subraya la importancia de la Torá oral que es capaz de resumir toda la torá escrita en una frase. Toda la Torá escrita se puede resumir porque la Torá oral es coherente y dinámica. Toda la Torá, la escrita y la oral, en una frase. Para más detalles: La Tora Oral de los Fariseos, p. 15-18.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.