La muerte en San Isaac el Sirio

San Isaac el Sirio escribe sobre la necesidad de pensar de manera reiterada en la propia muerte: «Prepara tu corazón para cuando partas. Si eres sabio, esperarás este momento cada hora. Cada día debes decirte a ti mismo: «Mirad, el mensajero que viene por mi está a la puerta. ¿Por qué estoy sentado de manera despreocupada? Debo partir para siempre. Y no podré volver nunca más». Id a dormir con estos pensamientos cada noche, y reflexionad sobre ellos a lo largo del día. Y cuando el momento de la partida llegue, id alegre a encontrarlo diciendo: «Ven en paz. Yo sabía que vendrías y no he abandonado nada que me pueda ayudar en este viaje»» (Hom 65 [64]).

A pesar que Isaac se refiere a la muerte física, no debemos olvidar que ésta se presenta de manera tan diversas a lo largo de nuestras muertes cotidianas: cuando debemos partir de un país a otro; cuando no nos dan el trabajo que pensamos que merecemos; cuando las generaciones que nos preceden van muriendo. En la biblia un libro particularmente importante al momento de hablar de la muerte cotidiana y actual es el libro de Job (junto al apócrifo El testamento de Job). La muerte, sin embargo, y desde una perspectiva cristiana adquiere una dimensión de esperanza muy bien reflejada en la liturgia funeraria de la Iglesia Ortodoxa:

«De antiguo Tú me creaste de la nada y me honraste con Tu imagen divina. Sin embargo, cuando yo desobedecí Tu mandamiento, Tu me devolviste a la tierra desde donde había sido tomado. Llevame de regreso a Tu semejanza. Remodelame de acuerdo a mi belleza primigenia» (The Lenten Triodion).  Para más detalles: K. Walles, The Inner Kingdom, (St. Vladimir´s Seminary Press, New York, 2000) 27-32.

 

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.