La Ley y el Espíritu (Rm 2, 14-16)

En varias entradas hemos estudiado la relación
entre el Espíritu y la Ley en Pablo (aquí, aquí, aquí y aquí). Hoy estudiaremos otro texto
pertinente. Se trata de Rm 2, 14-16: Porque
cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por instinto los dictados de
la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí mismos (14), ya que
muestran la obra de la ley (ἔργον τοῦ νόμου) escrita en sus corazones, su
conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras
defendiéndolos (15), en el día en que, según mi evangelio, Dios juzgará los
secretos de los hombres mediante Cristo Jesús (16).
Si la ley a la que se
está refiriendo Pablo es la mosaica, ¿cómo es posible que los gentiles la
cumplan si la desconocen? ¿Es que acaso existen gentiles que por instinto
cumplen la ley mosaica? No, ese no es el sentido de este texto. Mucho más  probable es  que Pablo tenga en vista profecías como Jr 31,
31-33 y Ez 36,26-27 donde se habla de los últimos días cuando, en el contexto
de una nueva Alianza, la Ley será inscrita en los corazones de los fieles. Pablo
cree que la ley mosaica se perfecciona en quienes creen en Jesús y caminan en
el Espíritu (Rm 8,3-4; 13,10; Gal 5,13-25). Estos creyentes, paganos y judíos,
se encuentran bajo una nueva Alianza, superior a la mosaica.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.