Homilias Mabarian (Unidad-Misticismo Sirio)
Las homilias de Mabarian es otra muestra del temprano misticismo siriaco, de las prácticas ascéticas como preparación y medio para acceder a experiencias sobrenaturales de alto valor emocional. La homilías de Mabarían, al contrario que el misticismo de Evagrio, no se centra en la mente (nous) sino en el corazón donde opera el espíritu. Para acceder a estas experiencias en el corazón, el hombre ha de alcanzar la unidad y el completo desapego. «El más grande de los esfuerzos y el principal de todas las acciones es la perseverancia en la oración». «Aquellos que creen y Lo contemplan de manera continua, de inmediato se hará a la imagen del hombre celestial. Afuera de su propio espíritu, fuera de la sustancia de la luz en sí misma, la luz inefable, él pinta la imagen celestial y otorga sobre ella el bien y a su gracioso Esposo» (p16). «El alma, que ha sido iluminada de manera perfecta por la inefable belleza de la gloria de la luz del rostro de Cristo y que ha participado de modo perfecto del Espíritu Santo y llega a ser merecedora de estar en el lugar de reposo y en el trono de Dios, llega a ser un todo un ojo, toda una luz, todo un rostro, toda una gloria y todo un espíritu» (p17). Y es que si el hombre se abre a esta secreta operación, la luz brillara en lo más profundo de su corazón y resplandecerá como la luz de Cristo en la transfiguración. Incluso su cuerpo reflejará la gloria del Señor. «Sus pensamientos estarán repletos (de las cosas celestiales) y será tomado por la divinidad, por las realidades celestiales, por las infinitas y más allá de la comprensión, cosas maravillosas que ningún labio humano puede expresar, de tal modo que desde ese momento él ora y dice, «Pueda Dios que mi alma pase más allá con mi oración!»» (VIII, 1). «Escuchad. Él es Dios; el alma no es Dios. Él es el Señor; el alma es un siervo. Él es el Creador; el alma una creatura. Él es el Hacedor; el alma es hecha. No hay nada en común entre Su naturaleza y la del alma. Sin embargo, en razón de Su infinito, inexpresable, inconcebible amor y compasión, se ha complacido en habitar en el alma creada por Él, en esta creatura inteligente, esta preciosa y extraordinaria obra (el alma), como está dicho en las escrituras: «que nosotros somos como los primeros frutos de Sus creaturas» por Su sabiduría y compañerismo, por Su propia habitación, por Su preciosa y pura novia» (XLIX 4). Para más detalles: Georg Günter Blum, Mysticism in the Syriac Tradition (Kerala: St. Ephrem Ecumenical Research Institute) 16-18.