¿Era de verdad monoteísta Israel?

Creo que la idea del judaísmo como religión que evoluciona hacia el monoteísmo en los tiempos cercanos al siglo I es un concepto que hay que revisar. ¿Qué se entiende por monoteísmo? ¿Cómo compaginar la existencia de un único Dios con las numerosas referencias a otros dioses o seres ángelicales con claros razgos compartidos con la divinidad? Creo que cuando hablamos de monoteísmo partimos de supuestos que difícilmente se sostienen con los textos que nos han llegado. De hecho no es difícil ver como la Biblia hebrea asume la existencia de otros dioses. Por ejemplo el Salmo 82,1 leer: Dios se levanta en la asamblea divina (אלוחימ נצב בyד אל); en medio de los dioses juzga (בקרב אלוחימ ישפת). El primer Eloim se refiere a Dios como singular, mientras que el segundo es un plurar que se corresponde con la asamblea divina previamente descrita. La existencia de otros dioses se llega incluso a afirmar en aquellos textos deutoronómicos donde inequívocamente se habla de que no hay más dioses más que Yavé. Efectivamente, en textos como Dt 4,35.39; 32,29 las frases negadoras de la existencia de otros dioses ocurren en los mismos capítulos donde se afirma la existencia de otros dioses como es el caso de los paralelos de Dt 4, 10-20 y 32,8-9. En estos ejemplos Yavé coloca a las naciones gentiles bajo la autoridad de seres divinos inferiores. Dt 32, 8-9 lee: Cuando el Altísimo dio a cada pueblo su tierra, cuando repartió a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos según el número de los Hijos de Dios. Pero la parte de Yavé fue su pueblo, Jacob fue su propio dominio. Lo que tenemos aquí es la historia de cómo cuando los pueblos se dispersan (seguramente es un eco a la historia de la Torre de Babel) a Jacob (Israel) le toca en herencia a Yavé. Los demás pueblos también fueron dados en herencia, ¿pero a quién? La respuesta se encuentra en los distintos Hijos de Dios de quien Yavé es el más excelso. En los Reconocimientos Clementinos tenemos sobre el mismo punto a Pedro diciendo: Cada nación tiene un angel al cual Dios le ha encomendado su gobierno. Cuando cada uno de estos aparece, a pesar que se piensa de ellos como dioses y son llamados como tal por aquellos sobre los que precide, siendo preguntados no se reconocen como tales. Porque el Altísimo Dios, quien sólo sostiene el poder de todas las cosas, ha dividido las naciones de todas la tierra en 72 partes sobre las cuales ha denominado a ángeles como príncipes. Pero entre los arcángeles, quien es el más grande, le fue encomendado el gobierno de quienes, antes que todos los demás, recibió el culto y el conocimiento del Altísimo (II,42). Este punto se ilumina aún más cuando comparamos las traducciones del MT de Dt 32,43 con la versión qumránica del mismo. El texto masorético lee de la siguiente forma: ¡Que los cielos festejen a su pueblo! ¡Hijos de Dios, póstrense ante él! Porque él venga la sangre de sus siervos y realiza la venganza a sus adversarios, mientras purifica (expía) la tierra de su pueblo. En la versión qumránica (4QDeut) leemos : ¡Que los cielos festejen a su pueblo! ¡Todos los dioses, póstrense ante él! Porque él venga la sangre de sus hijos, y realiza la venganza de sus adversarios , pagará a quienes le odian y purificará (expiará) la tierra de su pueblo. El monoteísmo del Dt emerge como reacción a la idolatría de Israel frente a otros dioses, no como negación a la existencia de estos. En otras palabras, no es la existencia de otros dioses el punto más importante, sino la influencia que puedan tener sobre Israel.

¿Cómo entonces explicar esta aparente contradicción entre estos textos que afirman la existencia de otros dioses y las afirmaciones sobre la exclusividad de la divinidad de Yavé? El texto de Is 47, 8-10 nos puede ayudar a resolver este problema. En este texto Babilonia afirma sobre sí misma yo soy, y fuera de mí no hay nadie más. Es la misma frase que se ocupa para negar la existencia de otros dioses, y sin embargo en el caso de Is 47 no se está negando la existencia de otras ciudades. Lo que está diciendo Babilonia es que no tiene rival al modo como Ninive también decía lo propio en Zef 2,15. Más que negar la existencia de otras ciudades, se afirma la incomparibilidad de éstas. También hay que señalar que la expresión sólo (בר) que muchas veces se lee como la exclusividad de la condición divina, no siempre ha de entenderse en ese sentido. Por ejemplo en el Salmo 51,4 leemos una expresión parecida: contra ti, sólo contra ti he pecado (לך לברך חתאתי) . Se entiende que David no sólo pecó contra Dios. De hecho sabemos que pecó contra su esposa y contra Urías.

Ahora bien, fijémonos qué es lo que sucede en el segundo Isaías, texto conocido como el paladín del monoteísmo judío. Primero, éste en 40,1-8 reconoce la existencia de un consejo divino al que se dirije Yavé. También es interesante lo que sucede más adelante, en los versículos 22-26 donde se hace a la cosmología de El como un Dios que precide sobre otros dioses menores: “El vive más allá del techo de la tierra”, “Ha estirado los cielos como una tela, los ha extendido como una carpa para vivir”. El versículo 23 es de especial interés porque la palabra grande, poderoso, o príncipe (רזך) tiene una raíz semántica común a la de los hijos reales para referirse a otros dioses. Así el versículo 23 lee: Reduce a la nada a los príncipes y hace desaparecer a los gobernantes de la tierra; frase que está más cerca a la cosmovisión del Salmo 82 donde aparece también un consejo de heloim menores que no pueden, de ninguna manera, compararse a Yavé. Por lo demás cabe destacar que cuando el profeta niega la existencia de otros dioses ( Is 43:10–12; Is 44:6–8; Is 45:5–7, 14, 18, 21–22) lo hace en los mismos términos que encontramos en Dt 4,35.39 y Dt 32,12.39. Se enfatiza así más la incomparabilidad de Dios que la inexistencia de otros dioses.

En los escritos del Qumran existen aproximadamente 185 ocasiones donde se habla de Heloim, muchos de ellos en un contexto de asamblea divina. Es más, no existe en el Qumran textos donde términos relacionados con la divinidad ( אלהים / אלים [ בני ]) en relación a los seres celestiales coincida con el sentido de exclusividad ( מלאכים). De hecho en solo 11 ocaciones encontramos el plural de divinidad y מלאכים relacionados, pero con una distancia de 50 palabras aproximadamente entre uno y otro. Para más detalles: Heiser, Michael, «Monotheism, Polytheism, Monolatry, or Henotheism? Toward an Assessment of Divine Plurality in the Hebrew Bible», Liberty University Publications, 2008; Heiser, Michael, «Are Yahweh and El Distinct Deities in Deut. 32: 8-9 and Psalm 82?», Liberty University Publications, 2006.

Ahora bien, Yavé no es sólo un dios (o el más importante) que preside un consejo de dioses menores. Algunos especulan que Yavé, en algún momento de la historia pre-exélica, no sería el dios más importante sino que sería un ser angelical de suprema importancia pero subordinado a El. En ese sentido varios padres de la Iglesia apuntan a ese sentido cuando identifican a Jesús cn Yavé en relación a Dios. Eusebius escribe alrededor del 320 distinguiendo ambos: En estas palabras Moisés distinguía primero al Altísimo, al supremo Dios del Universo, y luego al Señor, su Palabra, a quien nosotros llamamos Señor en segundo grado despues de Dios del Universo….(Prueba del Evangelio IV.9). En la misma linea argumentativa es interesante constatar cómo algunos textos veterotestamentarios confunden a Yavé con el Ángel de Yavé implicando que en algún momento de la historia de Israel ambos se identificaban. Cuando Jacob bendice a José dice: Que el Dios ante el cual caminaron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde el día en que nací hasta hoy, el Angel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos muchachos (Gn48,15-16). En Jue 5,23 leemos: Maldigan a Meroz, dijo el ángel de Yavé, maldigan, maldigan a sus habitantes que no estuvieron allí para ayudar a Yavé, para ayudar a Yavé con los valientes. En el mismo libro vemos cómo el Ángel de Yavé se apareció a Gideon y se presenta como Yavé (6, 11-12). Algo similar sucede con Hagar quien vio al Ángel de Yavé (Gn 16, 7-9.10.11) y se sorprendió que habiendo visto a Yavé a la cara no había muerto (Gn 16,13). La versión de los LXX del Eclesiastes 5,6 lee: No digáis delante de la presencia de Dios; mientras que la versión hebrea lee: No digáis delante del ángel. En la Asunción de Moisés se nos describe la acción de un ángel de gran prominencia que tiene rasgos sacerdotales y expiatorios: Cuando su Reino aparezca a través de toda su creación, Satanás no existirá más y el dolor se irá con él. Entonces las manos del Ángel, aquel que ha sido designado como jefe, serán llenas y podrá aplicar la venganza sobre sus enemigos porque el celestial emergerá desde su trono real y desde su habitación santa, con indignación y cólera en beneficio de sus hijos (10,1-3). Es interesante que tanto el ángel principal, en este caso guerrero y sacerdote, como el celestial toman venganza sobre los enemigos de Israel. Lo que supone este texto es la cosmovisión de Dt 32,43 donde se asume una pluralidad de dioses de entre los cuales destaca Yavé. Algo similar a lo que leemos en el libro del Apocalipsis donde se distingue (y otras veces se identifica) a Dios y al Señor (capt. 7). Ángeles con cualidades extraordinarias encontramos también en el Testamento de Leví (5,1-6) donde se distinguen sus cualidades sacerdotales:defensor e intercesor de Israel. También es el caso del Apocalipsis de Abraham donde Yaoel cumple las funciones de Sumo Sacerdote (refleja la Gloria de Dios) en el Templo celestial (10-11). De Metatrón en el caso de 3Enoc quien habla y actúa en nombre de Dios (10,1), se viste con vestidos de Gloria (12,1), es coronado y nombrado el Yavé menor, gobierna sobre los príncipes (3Enoc 10), posee todos los secretos de la creación (11,1), posee el nombre divino (13,1). Del Hijo del Hombre o el Elegido en el caso del 1Enoc quien se sienta en el Trono (45,3; 55,4; 61,8), actúa como Juez (61,8; 62,2), posee el espíritu de la sabiduría (49,2-4;52,3) . En todos estos ejemplos encontramos antiguas tradiciones que hablaban de un ángel prominente, puede ser Yavé en la más antigua cosmovisión, que está al servicio de un Dios superior. Lo interesante es que estas tradiciones le adjudican roles propios de Dios a este ángel, y que estas creencias perduraron hasta bien entrado el cristianismo. Par Justino la aparición de Yavé o el ángel de Yavé eran apariciones del pre-existente Cristo y prueba de la existencia de un segundo Dios mencionado en las escrituras. Así cuando habla de los tres hombres que se aparecieron a Abraham lo hace en los siguientes términos: Moisés…había declarado que aquel que fue visto por Abraham bajo el roble de Mamre fue Dios acompañado por dos ángeles que fueron enviados para condenación de Sodoma por el Otro, aquel que permanece sobre todos los cielos, aquel que ningún hombre ha visto, aquel a quien llamamos Creador de todas las cosas y Padre (Dialogos con Trypho 56). El primer Dios a que se aparece a Abraham es el mismo ángel llamado Dios, Señor y Hombre (Dialogos con Trypho 59) que se apareció a Moisés en la sarsa ardiento y al cual el Altísimo se dirige cuando en el momento de la creación dice hagamos al hombre a nuestra imagen (Dialogos 62). Irineo de Lyon ocupa el mismo argumento para probar la pre-existencia de Cristo en sus Pruebas de la predicación apostólica: En todas las visiones es el Hijo de Dios quien está hablando con los hombres…Porque, ¿no es el Padre del Todo, quien no es visto por el mundo, el Creador de Todo, quien dijo: El cielo es my trono y la tierra es el estrado de mis pies, de qué manera me podréis construir una casa para mí, o cuál puede ser un lugar de descanso para mí?…No es Él quien puede estar circunscrito en el espacio y en el habla con Abraham, sino que la palabra de Dios quien siempre ha estado con los hombres (45). Novaciano escribe que fue el segundo Dios quien bajó a Babel y se apareció a Abraham y habló con Hagar, destruyó Sodoma y peleó con Jacob: Debemos entender que no fue el Padre, quien nunca ha sido visto, quien fue visto en estos acontecimientos, sino que el Hijo, quien de forma repetida descendió a la tierra y fue visto (Sobre la Trinidad XVIII). Es interesante constatar que para el mismo autor el segundo Dios fue muchas veces reconocido como un ángel: Aquel que llamó a Hagar desde el cielo fue Dios. Y sin embargo éste es llamado Ángel…la única explicación inteligible es que Él es Ángel y Dios. Tal descripción no puede aplicarse de manera apropiada al Padre, quien es Dios solamente; pero sí se puede aplicar de manera apropiada a Cristo, quien ha sido declarado no solamente como Dios sino que también como ángel (Sobre la Trinidad XVIII). El mismo Eusebio describe al segundo Dios como el Gran Ángel, Rey, Sumo Sacerdote, el Úngido, la Palabra de Dios, la imagen de Dios, el Poder de Dios, y la Sabiduría de Dios (Preparación VII.5; XI.14). Tal como dice el mismo autor: Así como no es posible para el Altísimo, el invisible no-creado, y el Omnipotente, ser visto en forma mortal; el ser que ha sido visto debió haber sido la Palabra de Dios, a quien llamamos el Señor (Pruebas I.5). Y más adelante señala: Y Moisés mismo, siendo el primero en ser merecedor en secreto de la visión de las realidades divinas y de los misterios concernientes al primero y único Ungido Sumo Sacerdote de Dios, que eran celebrados sus Teofoanías en su presencia (Pruebas IV.5).


Un último ejemplo de esta aproximación al monoteísmo judío y sus consecuencias es lo referente al Nombre de Yavé que era considerado como sinónimo de su presencia y poder. En Is 30,27 en un tono similar a la aparición del Hijo del Hombre de Dn 7 leemos: ¡Miren cómo viene de lejos el Nombre de Yavé! Su ira es una llama, su presencia es aplastante. En sus labios se nota su furor y su lengua es como un fuego que devora. En el Salmo 20,1-2 leemos: Yavé te haga triunfar en el momento del peligro, que el nombre del Dios de Jacob sea tu baluarte. El nombre de Yavé adquiere una personificación importante en Jer 7,12ss y en los Salmos 8,1; 44,5; 54,1. En la posterior tradición gnóstica el Nombre también adquiere entidad propia como un segundo Dios. El ejemplo más patente lo encontramos en el Evangelio de la Verdad donde éste es el aspecto visible del Padre invisible. De Dios sólo podemos conocer a través de su Nombre (38-39). Algo similar nos llega del Evangelio de Felipe donde se especula sobre el uso del Nombre de Dios que éste le dio al Hijo y a través del cual se nos revela al Padre.

En definitiva tenemos que replantearnos los paradigmas con los que pensamos el judaísmo (o los judaísmos) del tiempo de Jesús para poder entender no sólo el reconocimiento de su divinidad, sino la exaltación de otros personajes como Metatrón, Yaoel, Jacob, Moisés, Melquizedek, etc. Estoy de acuerdo con aquellos que afirman que más que monosteísmo doctrinal habría que definir a Israel en términos de monoteísmo cultual. No es que no reconociesen otros dioses o seres excelsos, es que simplemente no había que ofrecerles culto.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.