El Targum, los dos poderes en el cielo y la Cábala

El Targum es una traducción al arameo de las escrituras que tiende a ser literal, al mismo tiempo que  agrega material al texto de manera ininterrumpida. Una de las características del Targum es la tendencia de traducir de tal manera el texto hebreo de borrar cualquier señal antropomórfica de Dios. Esto es, cualquier texto veterotestamentario que acentúa cualidades humanas de Dios se re-escribe de tal forma que se salva  la incuestionable trascendencia de Dios. Esto, principalmente, se hace de cuatro formas. La primera es a través del uso del termino Shekinah para referirse a la presencia de Dios cuando Israel lo alaba. Por ejemplo, cuando en Ex 34,9 Moisés ruega para «que el Señor camine en medio de nosotros», el Targum Onqelos traduce como «que la Shekinah del Señor camine en medio de nosotros». Lv 26,12 lee como Dios señala: «Yo caminaré en medio de vosotros», mientras que la traducción aramea del T. Onqelos dice: «Yo haré que mi Shekinah habite en medio de vosotros».  

Una segunda forma de atenuar el antropomorfismo divino es a través del uso del memra ( palabra del Señor) para hablar de su «voz» o «comando». Esta es la circunvalación más común en el Targum. Por ejemplo, en Os 14,1 el hebreo de la frase»Samaria se ha rebelado contra su Dios» se traduce al arameo como «Samaria se ha rebelado en contra la palabra de su Dios». También en Os 14,5 se reemplaza el hebreo de «Yo seré como el rocío , por el arameo «mi palabra sera como el rocío». 
Una tercera forma de atenuar el antropomorfismo divino es el uso de la palabra «Gloria», que en el caso del Targum Neofeti se complementa con la «Shekinah». Por ejemplo el hebreo  «Dios los bendijo» de Gn 1,28 se traduce al arameo «la gloria del Señor los bendijo». En el mismo Targum Neofeti se traduce «Moisés temía mirar a Dios» de Ex 3,6 al arameo «Moisés temía mirar a la gloria de la Shekina». 
Por último, una cuarta forma, era a través de la preposición «antes» combinada con otras alteraciones de la frase de tal forma de cambiar las acciones de Dios para no describirlo actuando directamente. Así por ejemplo, cuando en Gn 3,5 leemos en hebreo que «Dios sabia», en arameo se transforma en «Y le fue revelado delante de Dios». Así  la información le es dada a Dios, ahorrando cualquier actividad cognitiva humana por su parte. De igual manera el Targum Pseudo Jonatan reemplaza al «espíritu de Dios revoloteaba sobre la faz de las aguas» de Gn 1,2 por «el espíritu de la misericordia delante de Dios soplaba sobre la faz de las aguas». Para mas detalles: Paul Flesher y Bruce Chilton, The Targums, A Critical Introduction, p. 45-46.
La importancia de estas traducciones se trasluce, por ejemplo, en un texto de un filósofo judío del siglo XI, llamado Maimonides. Este autor, influido por la filosofía platónica, defiende la traducción al arameo del Targum Onquelos precisamente por salvar la trascendencia divina. Sin embargo, y al mismo tiempo, cruza la delgada linea roja tendiendo a personalizar cualidades divinas convirtiéndolas en segundas divinidades. Estamos a la puerta del desarrollo cabalístico que multiplica con creces el pensamiento trinitario de los cristianos. Refiriéndose a la traducción de Ex 24,10 ( y vieron al Dios de Israel: bajo sus pies tenía una especie de pavimento de zafiro,) señala: «La interpretación de Onquelos, como sabéis considera que el sufijo de la tercera persona, «sus»,  en las palabras «pies», se refiere al Trono de Dios, y de acuerdo a esto traduce: «Y bajo el Trono de Su Trono de su Gloria tenía una especie de pavimento…». Entended esto y admiraros de cuan lejos Onquelos estaba de creer en la corporalidad de Dios y de todo lo que lleve a pensar en ello incluso de lejos. Y es que no traduce «Y bajo su Trono», porque el término «trono» pudiese malinterpretarse en el sentido explicado más arriba, esto es que Dios se pudiese sentar sobre un trono físicamente y por lo tanto suponiendo la creencia en su corporalidad. Por lo tanto Onquelos se refiere al termino «Trono» en relación a «Su Gloria», esto es la Shekhinah, que es una luz creada» (Moreh I,28)

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.