El mal contenido en el bien según la Cábala
En las teologías, como las cristianas ortodoxas, donde existe la idea de un Dios todopoderoso, el problema del origen del mal no es de fácil solución. Si Dios es omnipotente y bueno, ¿cómo se puede explicar la existencia de la imperfección humana y de los cataclismos naturales? ¿Es realmente bueno Dios? En teologías como las gnósticas o las maniqueas el mal se entiende a partir de una deficiencia divina. En ese sentido la redención no es solo un tema humano, Dios también tiene que completarse o redimirse. El hombre participa activamente en el proceso de la redención divina. La historia de salvación del hombre es la historia de la salvación divina. El pleroma tiene que purificarse de la deficiencia inaugurada por la Sabiduría inferior. Una propuesta distinta al tema del mal se plantea desde la Cábala judía donde el mal se entiende como una extensión de un atributo divino, localizado en su parte izquierda, identificado usualmente como el juicio. El mal derivaría de un proceso intradivino en donde el atributo del juicio (izquierda) contenido en el atributo del amor (derecha) se rigidiza o extrema produciendo la deficiencia que conocemos como el mal. El mal no se combate negándolo y haciendo el bien. Mas que negar el mal, o evitarlo, el camino espiritual del judío en algunos tratados cabalísticos (como el Zohar) implica el descender a la esfera del mal para reconocer su energía y así purificar al alma de todas sus impurezas. El principio es el siguiente: el hombre tiene que purificarse desde el mal para emerger santo y puro. Podríamos decir que este es un proceso divino que explica analógicamente el porqué en Gn 12,10 se nos dice que “Abraham descendió a Egipto”:
Rabí Simeon dijo, venid y ved: Todo tiene una sabiduría escondida. Este versículo contiene una sabiduría que desciende a las profundidades hacia donde Abraham descendió. Abraham conoció estos abismos, pero no se sintió apegado a ellos….Venid y ved el secreto de la palabra: Si Abraham no hubiese descendido a Egipto y no hubiese sido purificado allí, no hubiese podido recibir las bendiciones del Bendito y Santo. De igual manera con sus hijos. El Santo quiso hacerlos únicos, un pueblo perfecto, y tenerlos cerca. Si no hubiesen descendido a Egipto y no hubiesen sido purificados allí, no hubiesen alcanzado el estatus de elegidos. Y lo mismo con la tierra santa. Si ella no hubiese estado primero bajo el control de Canaán, no hubiese llegado a ser la porción compartida por el Santo».
Tenemos que descender al mal y ser purificados allí para llegar a la plenitud. Y es que el bien y el mal están contenidos uno dentro del otro. Miremos cómo el Zohar comenta Ex 3,2 y Job 1,5:
“Y el ángel del Señor (Shekhinah) se le apareció a Moisés en una llama de fuego en medio del arbusto ardiente: el arbusto ardiente (las potencias demoniacas) estaba contenido en su santidad (Shekhinah) y ésta tuvo que abrirse camino en él, porque uno está contenido en el otro, lo puro y lo impuro; no existe la pureza sino es desde la impureza. Este es un misterio, “Quien puede traer una cosa pura desde lo que es impuro” (Job 14,4). La corteza y el grano están juntos. La inclusión de lo demoniaco en el camino espiritual está relacionado con la experiencia de Job, quien equivocadamente, intentó separar el bien del mal, en vez de entender que el uno está contenido dentro del otro. Cuando se dice que Jacob estaba removido de todo mal (Job 1,8) se está aludiendo que éste no tenía ninguna porción en el mal.
De acuerdo al Zohar, al no participar en el mal, Jacob fue consumido por el mal. Al separar el mal del bien, Jacob fortaleció al primero, quien por definición es separación y división. “Job nunca le dio ninguna porción a la otra parte, como está escrito, “el ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos” (Job 1,5). Todos los sacrificios ascendieron. Él no le ofreció ningún sacrificio a la otra porción. Si lo hubiese hecho no le habrían sobrevenido todas las calamidades”. Venid y ved: Tal y como él separó y no contuvo el bien y el mal juntos, de tal forma él fue juzgado: Dios le dio lo bueno y lo malo y luego le devolvió lo bueno. Por lo tanto, conviene a la persona conocer el bien y conocer el mal, y luego retornar a lo bueno. Este es un secreto de fe”.
La idea del mal contenido en el bien está desarrollado también en el Zohar a partir de la interpretación de Dt 4,39: “Conoced este día, y considerad en vuestros corazones que el Señor es Dios”: R. Eliezer comenzó a explicar: Este versículo debió haberse escrito de la siguiente manera: “Y conoced este día que el Señor es Dios y consideradlo en vuestros corazones”. Más aún, debió haberse escrito, “consideradlo en vuestro corazón”… “Vuestros corazones”, la inclinación hacia el bien y hacia el mal, por cuanto una está contenida en la otra y ambas son una. Entonces vosotros sabréis que el Señor es Dios porque el uno está contenido en el otro, y ambos son uno.
El conocimiento secreto al que se allude en esta enseñanza dice relación a la unificación de los dos nombres de Dios: YHWH y Elohim. El primero se refiere al atributo del rah amim, misericordia (masculino); y el segundo al din, o rigor o juicio severo (femenino). El atributo de la misericordia (o amor) y el del juicio están contenidos uno en el otro, porque YHWH es Elohim. Para más detalles: E. Wolfson, Luminal Darkness, Oneworld, Oxford, 2007, P.29-55