El Apocalipsis de Abrahám…aspectos generales
El Apocalipsis de Abraham es un apócrifo que se conservó solamente en el eslavo eclesiástico (Knigy Otkrovlenija Avrame) y que ha llegado a través de unos veinte manuscritos copiados entre los siglos XIV y XVII. El idioma desde el que se tradujo fue el griego, y probablemente éste es a su vez una traducción de un texto semítico. La gran cantidad de semitismos nos hacen pensar en un original hebreo o arameo. Este libro se puede datar no muchos años después de la caída del templo de Jerusalén, entre los años 70 y 120. Varios elementos corroboran la datación. El capt. 27 describe la destrucción del Templo de Jerusalén; el capt. 30 describe las plagas que el Imperio Romano sufrió en esa época, junto con el incendio de Roma del 64 y la erupción del Vesubio el 79. El Ap.Ab. comparte en muchos rasgos el contexto de 4Esdras, y el Apocalipsis de Baruc (sir. y gr.). La obra conoce ciertas interpolacionas cristianas en los caps. 7, 23, 27 y 29.
Esta obra tiene dos partes, la primera (cap. 1-8) cuenta la leyenda de Téraj y su hijo Abrahám, que deriva de Gn 11, 31-12,3 y 15,7. Abraham es el hijo y ayudante de un fabricante de ídolos (1-5), historia que también se encuentra en el apócrifo eslavo Sobre el comienzo de la idolatría en tiempos de Serug (O nacale idolopokonstva pri Seruxe ). La conversión del patriarca se narra a partir del capt. 3 con una serie de reflexiones que hacen de éste un verdadero filósofo innato. Abraham, como modelo del justo, está en contra de la idolatría de su padre, especialmente de las representaciones antropomórficas que hace de Dios . La segunda parte (capts. 9-32) es un midrás de Gn 15 y relata los siguientes acontecimientos: Dios le pide a Abraham un sacrificio en el monte Horeb; Abraham asciende a los cielos sobre las alas de una paloma con la ayuda del ángel Yaoel, mientras que otro ángel, Azazel, pone dificultades; las visiones en el séptimo cielo donde contemplan el trono de Dios y les es representada la historia del mundo, el juicio final, el castigo de los paganos, la redención de los justos, y la victoria y liberación de los elegidos. La presencia del ángel Yaoel, distinto de Miguel (10,17), tiene grandes paralilismos con Metatrón del 3Enoc. Así, por ejemplo, en Ap.Abr. 10,6 leemos: Yo soy Yaoel, así llamado por Aquél que agita lo que está conmigo en el séptimo espacio sobre el firmamento, una virtud por mediación del nombre inefable que está en mí. En 3Enoc 12,5 leemos: Él me llamó el «Yavé menor» ante toda su corte celestial, pues me ha dicho: «Porque mi nombre está en él». Ambos textos tienen como trasfondo el relato mosaico de Ex 23,21. La ascensión de Abraham en este apocalipsis viene a ser un correlato implícito de la de Moisés al Sinaí según algunas tradiciones . Así el sacrificio de Abraham se realiza en el monte Horeb, nombre que algunas fuentes bíblicas atribuyen al monte Sinaí. En ambos casos (Gn15 y Ex 19-20) la manifestación de Dios se realiza en el humo y el fuego. Es probable que el grupo que está detrás de las experiencias visionarias de este documento las hayan opuesto y rivalizado con aquellos que valoraban más las de Moisés. Como sea, el punto culminante de esta segunda parte se encuentra en el capt. 17 donde el ángel Yaoel le enseña, y recita junto a Abrahám, un himno celestial. En los capítulos 19-22 Abrahám contempla desde arriba al mundo como si éste fuese un cuadro en donde se ve a una gran multitud dividida a la izquierda o derecha. En el capítulo 23 el patriarca es testigo de como Azazel seduce a Adán y Eva, lo que conduce a la conclusión que si Dios dio el poder de tentar a Azazel es porque el mismo hombre desea el mal. El capt. 25, inspirado en Ez 8,3-5, critica a los sacerdotes de Templo quienes han provocado la colera de Dios que se ha manifestado en la destrucción de Jerusalén y el santuario. En el Ap. Abr. 29,2-11 nos enfrentamos frente a una escena que no es del todo claro si es o no una interpolación cristiana. Miré y vi a un hombre saliendo de la parte de la izquierda, la de los paganos (29,3)…y acudió Azazwl y le adoró, habiendo besado su rostro (29,5)…¿Quién es el hombre afrentado, golpeado pero también adorado por los paganos junto con Azazel? (29,6)…en el año duodécimo de mi siglo final estableceré a este hombre [que procede] de tu descendencia y al que has visto [salir de entre] mi gente (29, 8). ¿Cuál es la procedencia de esta figura misteriosa? ¿Quiénes le adoran? ¿Le adoran Azazel junto a los paganos; o es adorado junto con Azazel por los paganos? En el mismo capítulo 29 afirma contradictoriamente que la salvación es sólo por la predestinación y por el arrepentimiento. Finalmente, en el capítulo 30 se describen las plagas que caerán sobre los romanos; y en el capítulo 31 se escucha la trompeta final y se vislumbra el envío del Elegido. Para más detalles: Díez Macho, A., Piñero, A., Apócrifos del Antiguo Testamento, VI, p. 63-72.