San Efrén: el Paraíso y la divinización.
El objetivo final de la encarnación es el elevar la condición humana a la posición de honor que Adán y Eva tenían. En los Himnos Nisibene, San Efrén escribe: «El Altísimo sabía que Adán quería llegar a ser dios, de tal modo que Él envió a Su Hijo para concederle su deseo» (LXIX, 12). En los Himnos a la virginidad leemos: «La divinidad voló y descendió para subir y levantar a la humanidad. El Hijo ha embellecido la deformidad del siervo y se ha convertido en un dios, tal como él quiso» (XLlVIII, 17-18). Al modo de Atanasico («Dios llegó a ser hombre de tal modo que el hombre llegase a ser Dios») San Efrén dice: «Él nos dio la divinidad y nosotros Le dimos la humanidad» (Himnos sobre la Fe V, 17).