Las canciones de David (apócrifo Judío)

Las canciones de David es un apócrifo que tiene interesantes
paralelos con la literatura qumránica (IQS III, 20-IV, 16). Entre muchas un
marcado dualismo como en I, 4: Y Tú has
dividido el mundo entre las tinieblas y la luz, y entre el impuro y el puro, y
entre el justo y el injusto.
David es llamado Siervo de Dios quien es
portador de la poderosa sabiduría divina
(I, 6).
 Más adelante se dice que todo aquel que sirve Tu Nombre va a enseñar
una canción a quienes crean en las palabras de tu Siervo
(I,8). Y es que Dios va profetizar a través de la boca de tu siervo (I,14).  La importancia mesiánica de David se
manifiesta también los siguientes versículos: Desde el inicio Tú juraste a David tu Siervo y Tú ungiste a la raíz de
Jese con tu misericordia. Tú sostienes su brazo con Tu Santidad, porque él ha
establecido tus alabanzas hasta el confín de la tierra (I, 16-17). Las
Canciones de David
 son excepcionales
por cuanto le atribuyen a David un reino escatológico personal y no a sus
descendientes como es usual en el judaísmo (Sal.Salomon 17,4; 4Q174 1 I,
10-13;  4Q252 V, 2-4; 4QpIsa III, 18-22).
Con una semejanza a lo que se predicará de Jesús entre los cristianos se nos
dice que el ángulo que han rechazado los
constructores se ha erigido como cabeza de todas las naciones. Tú le has hecho
heredar un turbante y una corona (sumo sacerdotales) con alegría y Tú has
llamado su nombre para ser alabado entre todas las naciones (
I,18-19). Esta
exaltación davídica se manifiesta también a través de sus canciones, y es que a
través de ellas Dios santifica el gran
Nombre, y todos los días él recita Tus canciones poderosas. Tú hiciste su
grandeza como  el gran número de todos
los ángeles y Tú lo ungiste rey de todas las naciones por siempre
(I,
22-23). En la canción segunda David ora delante del Rostro de Dios al modo sumo
sacerdotal y dice: Tú me hiciste por el
bien de todo el mundo delante de tu Rostro y Tú me hiciste luz para las
naciones por Tu poder. Todas las naciones van a declarar Tu gloria, porque
ellos verán Tu justicia junto a quien te ha sido fiel (
David) (II, 8-9). En
un movimiento kenótico que será familiar en el mundo cristiano leemos en el
canto tercero: Bendito Aquel que hace heredar
y que hace enriquecer y Bendito Aquel que humilla y que exalta. Aquel que eleva
al débil desde el polvo y al afligido desde las cenizas, y Quien hace de su
Trono uno grande sobre todos los principados y magnífica su fuerza sobre todos
los gobernantes
(III, 12-14). Sobre la datación de estos salmos es
imposible decir algo cierto. Algunos dicen que son contemporáneos con parte de
la literatura del Qumrán, otros lo sitúan cerca de la literatura talmúdica. El
hebreo y parte de sus temas teológicas inclinan a pensar en la segunda
posibilidad como más certera. Para más detalles. Canciones de David, (Trad. G.W. Lorein y E. van Staalduine-Sulman)
en: Old Testament Pseudepigrapha, p. 257-271.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.