1Enoc en la Carta de Judas

La tradición enóquica se trasluce a lo largo del Nuevo Testamento de manera más o menos explícitas. Donde se le menciona de manera inequivoca es en la Carta de Judas. Hablando sobre antiguas profecías en contra de falsos maestros y los ángeles caídos, el autor de la carta habla de Enoc, el séptimo después de Adán (1,14). Enoc, dice el autor, había profetizado la venida del Señor (aquí identificado con el Cristo). Además, la mención a la condena de los ángeles caídos en el versículo 6 nos habla que el autor comparte las ideas enóquicas. Recordemos que en 1Enoc 10 los ángeles vigilantes son condenados en juicio, esto a pesar de los esfuerzos de Enoc de interceder por ellos en 1Enoc 12-15. Pero hay más puesto que en la carta encontramos diversas aluciones al mito enóquico: las estrellas (1 En 18,13ss.; 86,1ss.); ángeles y pastores (1 En 89,59ss., Ezek 34); vocabulario griego con afinidades enóquicas (Judas 2 y 1 Enoc 12,5s y 16,4; Judas 6 y 1 Enoc 16,1 y 15:3; Judas 7 y 1 En 17,2; Judas 8 y 1 En 5,4 y 15,11; Judas 18 y 1 Enoc 15,4; Judas 25 y 1 Enoc 14,20 y 12:3 ). Es interesante constatar que las aluciones enóquicas en la carta se hacen al modo como otros autores citan las escrituras (1 Cor 10,6ss; Ap 2,14, etc.), lo que indicaría que para la comunidad cristiana que está detrás de la Carta de Judas el cuerpo enóquico efectivamente era parte de las escrituras hebreas (al modo de los escritos del Qumran). Los oponentes de la carta parecen ser algunos visionarios (v.8) de los que no se dice mucho pero que bien pueden ser parecidos a los carismáticos descritos en Hch 2,17 (siguiendo a Joel 2,28), al soñador de los sueños de Dt 13,1ss que extravía a Israel, o a los visionarios de la carta a los Colosences (2,18). En estos casos estamos frente a sujetos que de acuerdo a los criterios del autor de la carta corrumpen a la comunidad. La doxología final de Judas dice relación con su esperanza que sus lectores se presenten ante la Gloria divina sin culpa. Esto nos recuerda al Ap 7,14 o los 144 mil que poseen el nombre del Padre en sus frentes y que estan delante del Cordero. No se ha encontrado mentira ni culpa en ellos (Is 53,9; 1Pe 2,22). Aquellos sin culpa son dignos de estar cerca del Trono de Gloria (Ef 1,4; Col 1,22). Como en Col 1:12 existe una cercana relación entre los ángeles y los hombres. De hecho en Judas 3 los santos son hombres, mientras que en 14 son ángeles. La oración final dice relación con el preservar el estatus de la comunidad en relación a la presencia divina, esto en contraposición a los oponentes que son criticados por seguir el camino de los ángeles de Gn 6,1ss/1Enoc 6-11. Para más detalles: Rowland, C., Morray-Jones,C. The Mystery of God, Early Jewish Mysticism and the New Testament, p.55-58.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.