La muerte del profeta
Una de las lineas matrices de la temprana interpretación de la pasión de Jesús fue la muerte violenta sufrida por los profetas y que se atestiguan en textos como el Martirio de Isaías; el Targum de Isaías; Sir 29,15; T. Benj 3,8; Jub 1,12; Josefo A. J. 10,38. Ver: http://tomasgarciahuidobro.com/?p=656 . En los evangelios, y siguiendo una antigua tradición judía (1 Rey 18:4, 13; 19:10, 14; 2 Cr 24:20-21; 36:15-21; Neh 9:26; Jer 2:30; 7:25; 26:20-24; 29:18-20; 11Q19[Temple] LIV; LXI)), Jesús es presentado como un profeta rechazado por su pueblo. En la misma linea Lc 9,58 y Mt 8,20 (Q 9,58) presenta un dicho de Jesús que hace referencia a Herodes y los poderosos como unos zorros que tienen un lugar donde descansar. La misión profética de Jesús, en contraste, es un llamado incansable al arrepentimiento (Q 10:13-15; 11:31-32; 13:28-29, 34-35; also Luke 14:16-24) que lo pone en constante peligro de muerte, tal como sucediera con su mentor Juan Bautista. También Mt 23,29-36 y Lc 11,47-51 asocia a Jesús con la suerte de los profetas que han sufrido una muerte violenta y que luego son recordados a través de monumentos y sepulturas (los macabeos en Modein;José en Jos 4:5 y Hch 7:15-16;la necropolis real en Jerusalén en Hch 2,29; los profetas de Hulda en 2Rey 22,14; 2Cr 34, 22 y t. B. Bat. 1:11; Isaías en Heb 11,37; Zacarías en Heb 11,37; Raquel y Bilhah, Zilpah y Dinah en Mt 2,18 y Jub 34,15-16; los patriarcas en Hech 7,16). Por otra parte, la parábola de los viñadores homicidas en Mc 12,1-12 (Mt 21,33-46; Lc 20,9-19; EvTom 65) presenta la figura de Jesús en términos de una cristología baja de carácter profético. Por último, Lc 23,27-31 relaciona intimamente la muerte de Jesús con la suerte de Jerusalén al modo de los antiguos profetas que murieron en ella atrayendo trágicas consecuencias.