Cómo la Cruz ha explicado nuestros dolores…aproximaciones (II).
La pasión y muerte de Jesús en la cruz fue un acontecimiento que sus seguidores inmediatamente comenzarón a interpretar y sublimar mediante la construcción de un relato coherente con sus experiencias y creencias (http://tomasgarciahuidobro.com/?p=679). Los testimonios más tempranos de estas construcciones narrativas de carácter interpretativo los tenemos en las cartas paulinas y en los relatos de la pasión de los evangelios. En ellos podemos vislumbrar cómo se superponen diversas interpretaciones sobre la muerte de Jesús. Así, por ejemplo, para Pablo la muerte de Jesús es un sacrificio expiatorio donde éste se constituye en la justicia de Dios; para el autor de la Carta a los Hebreos es el acontecimiento que ha puesto final al sistema sacrificial del Templo (9, 15-22); para 1Pedro es un hecho de carácter ejemplar; para Marcos es el modelo paradigmático del discipulado, etc. Detrás de todas estas interpretaciones existen ciertas lineas matrices presentes en el judaísmo de la época que conviene destacar.
En primer lugar, la muerte violenta sufrida por los profetas y que se atestiguan en textos como el Martirio de Isaías; el Targum de Isaías; Sir 29,15; T. Benj 3,8. En segundo lugar, el sufrimiento y la exaltación del inocente/justo presente en la literatura de 1Mac 2,50; 2Mac 7,37-38; 4Mac 1,11; 6,27-29; 9,23-24; 17,21-22; 18,4; Sal 22; 69; Dan 3,28; 6,25-27; 11,29-35; 12,1-2. En tercer lugar, las interpretaciones soteriológicas y expiatorias atribuidas a la muerte de Jesús y tomadas de Is 53. En cuarto lugar, el Aquedah de Isaac como lo vemos en 4Q225 y 4Q266. En todas estas lineas matrices no sólo vemos que la muerte de Jesús fue un verdadero shock para quienes lo seguían, sino que fue ejemplar por su heroicidad. También está presente, como una idea que cruza cada interpretación, la idea del martirio ya sea que se presente al modo del profeta, del justo sufriente, o del sacrificio expiatorio. Estas tres formas de interpretar a Jesús como mártir nacen de la tradición judía de la época. No podía ser de otra manera, el cristianismo es después de todo una variante del judaísmo.