El Cuerpo de Dios (II)….visiones y erotismo


Muy cerca del tiempo de Jesús, el cuerpo de Dios fue considerado fuente de visiones de carácter erótico. Estas visiones estarían también en el origen de la literatura mística judía de las Hejalot. El libro que estaría a la base de estas especulaciones y experiencias sería el Cantar de los cantares. Junto a la exégesis alegórica tradicional que se hace de este libro, se comienza a sugerir que Dios hace una descripción de sí mismo en la figura del novio. Así, cuando la novia del Cantar dice que las mejillas de su amado son como balsameras, o que sus brazos son como rollos de oro, o bien que sus piernas son como columnas de mármol, no está haciendo otra cosa que describir a Dios mismo.Pero las experiencias van más allá que sólo describir a Dios. Llendo aún más lejos en la interpretación y experiencia del Cantar de los cantares R. Aquiba asume que cuando la novia canta “y el rey me llevó a sus habitaciones” a lo que se refiere es a la ascensión del visionarios a los aposentos celestiales para unirse mística o eróticamente con Dios (Dan, J., “The Religious Experience”, p.294). Esto hace que Rabí Aquiba en el siglo II llegase a afirmar que el Cantar de los Cantares era el más santo de los libros inspirados, ya que su autor no sería Salomón, sino el mismo Dios. De aquí que Rabí Aquiba compare el Cantar de los Cantares con el Santo de los Santos del Templo de Jerusalén: ¡Prohibidlo, Dios! Ningún hombre en Israel ha disputado acerca del Cantar de los Cantares, ninguno que se haya presentado con manos impuras, porque de todos los tiempos no hay ninguno más digno que aquel en que el Cantar de los Cantares se le dio a Israel. Todos las escrituras son santas, pero el Cantar de los Cantares es el Santo de los Santos (Laenen, J.H., La mística judía, p. 44-45).

Otro libro de carácter visionario, aunque posterior, que tiene estrecha relación con la corporalidad de Dios es el Siúr Qoma. Es parte de la literatura de Hejalot, y aunque se discute el lugar y tiempo de su procedencia, la mayoria de los autores la ven en algumos comentarios esotéricos y eróticos del Cantar de los cantares. Las fórmulas místicas que antecede cada una de las partes del cuerpo de Dios reafirma la idea que estamos frente a una literatura visionaria. Como veíamos en la entrada anterior, lo novedoso del Siúr Qoma no está en que describa corporalmente a Dios sino su preocupación por medirlo y describirlo al detalle.Se lee en Siúr Comá (Medida de la figura divina): “Quien conozca las medidas de nuestro Creador y la Gloria del Santo, alabado sea Dios, que han estado escondidas para las criaturas, ciertamente entrará en el mundo venidero” (Scholem, G., Jewish Gnosticism, p. 63-64). Rabí Aquiba señala: “Dios es como nosotros, como si lo fuera, pero más grande que todo; y así es su Gloria, la cual se nos esconde (Scholem, G. Jewish Gnosticism, p. 66). Cada órgano es descrito con detalle y dando medidas numéricas extraordinarias a cada uno, salvando así la inimaginable trascendencia del creador. Junto con la descripción corporal de Dios, este libro da una gran relevancia a sus nombres. Y es que la descripción de Dios es tan enorme e inimaginable, que al final, lo único que tiene el hombre en relación con éste son sus nombres. Ejemplo de cuanto vengo diciendo es el siguiente texto del Siúr Comá (Medida de la figura divina):

La visión de su rostro
y la visión de sus mejillas
es como la medida de la brisa
y como la creación del aliento de la vida.
Su brillo resplandece y es terrible.
Nubes y tinieblas le rodean,
y todos los Príncipes del Rostro
están tendidos ante Él
por la fuerza de la figura de su belleza y ornamento.
(Shäfer, P., El Dios, p. 115).

Otro ejemplo del Siúr Comá (Medida de la figura divina) está tomado de los cálculos a partir del Verab Koah (los valores numéricos de las letras ): La medida que puede recorrer un hombre en un día es de diez parasangas; teniendo en cuenta que un año consta de 365 días, podría caminar 3656 parasangas en un año; en 10 años, 36.400 parasangas; en 100 años, 365.000 parasangas; en 500 años, 1.825.000 parasangas… ésta es la medida del palmo del Creador, alabado sea.

¿Por qué es tan importante la contemplación de la corporalidad divina? El paso siguiente es determinar cómo para ciertos grupos no era tanto las dimensiones de Dios las que importaban sino la de seres celestiales que tenían una función mediadora entre el mundo y Dios.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.