El mesianismo en el NT no es una idea coherente y sistematizada. No puede serlo considerando que en el judaísmo tampoco lo es. Esto significa que en el NT encontramos distintas tendencias para explicar el rol que juega Jesús. Consideremos brevemente en que consisten. En primer lugar, la creencia que Jesús va a comenzar su trabajo mesiánico en su segunda venida. Un ejemplo clásico lo encontramos en Hch 3, 19-21: Ahora, arrepiéntanse y conviértanse para que todos sus pecados sean perdonados,3,20: y así el Señor hará venir tiempos de consuelo y enviará a Jesús, el Mesías destinado desde el principio para ustedes. 3,21: Él tiene que permanecer en el cielo hasta el tiempo de la restauración universal que anunció Dios desde antiguo por medio de sus santos profetas. En este texto Jesús aparece exaltado en los cielos esperando su venida victoriosa donde realizará la victoria definitiva del pueblo, el juicio y la resurrección En otras entradas (ver: http://tomasgarciahuidobro.com/?p=357) hemos visto una aproximación parecida en el mesianismo judío de Babilonia: el primer mesías (hijo de José) ha de sufrir y morir derrotado, el segundo mesías vendrá victorioso en gloria y poder. El origen judío de esta idea es defendido también por Tertuliano quien señala que los judíos se han confundido al enfatizar demasiado la idea del mesías victorioso. Es verdad que esta idea esta subrayada en las escrituras-arguye- pero no es menos cierto que la creencia de la muerte del profeta esta igualmente atestiguada (Contra Marción 3.7.8).
En segundo lugar, la idea que Jesús ha comenzado su trabajo mesiánico con su resurrección y entronización a la derecha de Dios. El texto clásico esta en Hch 2,32-36: A este Jesús lo resucitó Dios y todos nosotros somos testigos de ello. 2,33: Exaltado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha comunicado como ustedes están viendo y oyendo.
2,34: Porque David no subió al cielo, sino que dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
2,35: hasta que ponga tus enemigos
debajo de tus pies.
2,36: Por tanto, que todo el pueblo de Israel reconozca que a este Jesús crucificado por ustedes, Dios lo ha nombrado Señor y Mesías.
Otro texto similar lo encontramos en Rm 1,3-4 que parece ser mas una cita que una originalidad del apostol:
acerca de su Hijo, nacido por línea carnal del linaje de David,1,4:
y constituido por el Espíritu Santo Hijo de Dios con poder a partir de la resurrección: Jesucristo, nuestro Señor.
En este texto «Hijo de Dios» no es una cualidad ontológica de Jesús sino mas bien una funcional. Jesús se ha convertido en Mesías con su resurrección y entronización y a partir de este acontecimiento se han echado a andar los acontecimientos finales que se pueden percibir ya y ahora (Justino, Dialogo con Trifo 83,5; 85,1-2; 110,1-3).
En tercer lugar, Jesús ha comenzado su trabajo mesiánico a partir del bautismo de Juan. La raíz de esta idea es también judía. Para muchos de ellos el mesías tendría que ser ungido por Elías (Dialogo con Trifo 49,1). Desde la perspectiva cristiana seria la voz del cielo durante el bautismo de Jesús la que confirmaría su mesianismo. Notemos, eso sí, que los textos sinópticos retrotraen aun más el mesianismo de Jesús para no condicionarlo al bautismo de Juan. Mateo y Lucas son claros en este aspecto, y Juan definitivamente. Y es que ya en este periodo el mesianismo cristiano se entiende más desde el punto de vista ontológico (Jesús siempre ha sido el mesías que funcional (donde no es importante el «quien» o el «desde cuando», sino la misión desarrollada).
En definitiva, los evangelios, al ser textos judíos, no desarrollan una idea o perspectiva para entender la misión del mesías. Para mas detalles: Oskar Skarsaune,
In the Shadow of the Temple, p. 305-310.