María Magdalena (II), la heroína de los futuros herejes

Es extraño que a María Magdalena, siendo tan importante en los evangelios, no se le mencione en los Hechos de los Apóstoles. Es como si de pronto la tierra se la hubiese tragado y borrase cualquier rastro de la discípula de Jesús. Sin embargo, algunas tradiciones surgieron amparadas en el recuerdo y en la especulación sobre el significado de esta mujer.

El Evangelio de Tomás menciona a María Magdalena. En el dicho 21 ésta le pregunta a Jesús a qué se parecen sus discípulos. Jesús responde dando una imagen idealizada del discipulado de acuerdo a la teología de Tomás (¡distinta a la de nuestros evangelios!). El discípulo está en el mundo como niños que reciden en una parcela ajena. Cuando los dueños del terreno reclaman lo suyo, éstos no tendrán problemas en desnudarse frente a ellos para devolvérselos. Esto quiere decir que recobran la inocencia perdida en el paraíso (la desnudez) y se desentienden de este mundo material y corruptible que en el cual han vivido como en una parcela que les es ajeno. Más tarde, en el último dicho de la obra (114) aparece de nuevo María Magdalena como objeto de la ira de Pedro quien le dice a Jesús: ¡Que se aleje María de nosotros, pues las mujeres no son dignas de la vida! A esto el maestro responde que la hará varón, para que ella misma se haga espíritu viviente semejante a vosotros los hombres. Este dicho que suena tan machista a nuestra sensibilidad moderna, quiere decir que María ha dejado atrás todos los defectos que los antiguos relacionaban con lo femenino y con el mundo material: la emocionalidad, las pasiones, la debilidad, lo mutable. Convertirse en varón implicaba asumir las cualidades del discípulo: equilibrio, unidad, sobriedad, permanencia.

El Evangelio de Felipe, obra de carácter valentianiano, menciona en dos ocasiones a María Magdalena. En el dicho 32 se dice que tres mujeres siempre iban con el Señor: su madre, María, su hermana, y Magdalena, a quien se le llama su compañera. María es pues su hermana, es su madre y es su pareja. Estas son las mismas mujeres que de acuerdo a Jn 19,24 estaban a los pies de la cruz. El Evangelio de Felipe tiene, sin embargo, otra perspectiva que la de Juan. De acuerdo al dicho 24 se habla de 3 Cristos: el primero, el Cristo-eón , consorte del Espíritu Santo, la virgen intacta (ver el dicho 17); el segundo, el Cristo-Salvador compañero de la Sabiduría (sofia); el tercero, el Cristo-terreno, «pareja» de María Magdalena. El dicho 55 viene a confirmar la relación entre el Cristo-terreno y María Magdalena al declarar que el Señor amaba a María más que a todos los discípulos y la besaba frecuentemente en la boca. Los restantes discípulos al ver cómo la quería, le decían: «¿Por qué la quieres más que a nosotros?» Respondió el Señor: «¿Por qué no os quiero como a ella?» Este dicho ha dado pie a las más «interesantes» fantasías, presentes por ejemplo en el popular Codigo Davinci. Ahora bien, ¿qué significa este dicho del Evangelio de Felipe?

Para entender el significado tenemos que señalar que de acuerdo al Evangelio de Felipe el mundo material fue creado por la defectuosa Sabiduría inferior asistida por los ángeles protectores o por los signos del zodíaco. De allí que este mundo material en el que vivimos sea tan imperfecto y corruptible. De allí también que vivamos sujetos del destino y presos en estas realidades materiales. Como sea, esta Sabiduría inferior está llamada a ser redimida, y así volver al seno del Padre, a través de su unión con el eón del Salvador. El amor preferencial de Jesús por María Magdalena es una representación de está unión (redención) entre el Salvador y la Sabiduría inferior. Que Jesús bece a María frecuentemente en la boca es un signo valentiniano conocido como el beso santo, que representa la unión en la cámara nupcial cuando el gnóstico reconoce quién es en verdad, cuál es su origen y destino, y se une a lo inmutable y verdadero. Algo analogable a la redención de la Sabiduría inferior cuando se une al Salvador.

Existen otros testimonios de María Magdalena en el siglo II de nuestra era. Epifanio cita una obra llamada Cuestiones de María donde se nos dice que ésta era en sentido erótico estricto la amante de Jesús. Como sea, lo preponderante es aclarar que María Magdalena se constituyó en el siglo II en una figura referente de grupos cristianos de carácter proto y gnóstico. Quizás esto fue ya desde muy temprano en la historia de la Iglesia lo que explicaría la ausencia de los Hechos de los Apóstoles de cualquier tradición que se relacionase con esta mujer. Así María paso de discípula a heroína de aquellos que con el tiempo serían los herejes de la gran Iglesia.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.