Los viajeros (gnosticismo)

Entre los distintos grupos gnósticos en los primeros siglos existía uno llamado los Peratics del griego «viajeros». . Ellos decían que tenían la forma de trascender la mortalidad (Hipolito, Refutation 5,16.1) viajando a las esferas trascendentes. Lo primero, y previo al viaje, debían despertar de su inconsciencia, luego debían descender a los lugares hostiles del mundo bajo tierra donde reinan los poderes del Hades. Luego ya podía estar preparada para viajar a las dimensiones trascendentes, proceso a través del cual su espíritu se limpiaba de todas las impuresas, su verdadera naturaleza era rescatada de toda corrupción que los había mantenido ignorante de su divinidad. En la medida que ascendia iba venciendo a los dioses destructivos que se despliegan como los gobernantes de los planetas y las estrellas (Hipolitto, Refutation 5,12.1-17,13). Finalmente los Peratics contemplaban la última realidad que era como una fuente desde la cual emanaba tres tipos de existencias. La primera, un ser trascendente, que era el Bien Perfecto, el Gran Padre, el no-creado. La segunda, es la divinidad que se entiende como el Bien como se genera a sí mismo y se manifiesta como divinidades o dioses. El tercero, es todo lo creado, que también es bueno. Esta gente creía que había habido una primera insurrección cuando algunas divinidades buenas que gobernaban el universo creado se revelaron y se convirtieron en malos. Estos eran planetas y constelaciones identificadas con dioses tradicionales como Zeus en Jupiter, y Kronos en Saturno. Todos estos dioses eras Señores de la obscuridad. Como consecuencia de esta rebelión, las semilllas de divina potencialidad presente en todo ser humano, fue encerrada por los Señores de la obscuridad. El jefe entre ellos aquí en todo el cosmos es Kronos, el violento Titan que remece la tierra y vierte el agua sobre los oceanos. Este es el demiurgo, el creador, aquel que es capaz de devorar a sus propio hijos. Ahora bien, la divinidad trascendente tiene que hacer algo para alterar esta situación y liberar a los espíritus en los hombres. En ese sentido, envía a la tierra a Cristo para salvar a la creación. Cristo encarnaba los tres tipos o niveles de realidad: el trascendente, el divino, y el humano. Cuando el Hijo del hombre fue levantado como Moisés lo hizo con la serpiente, tomó control sobre la más alta y brillante constelación. De tal manera llegó a convertirse en el guardian de una estrella-puerta que controla el flujo existente entre las esferas trascendentes y el cosmos. La idea es, entonces, alcanzar a esta estrella-puerta. Esto se realizaba en una ceremonia final llamada «el Misterio del Edén» durante la cual el espíritu del iniciado era lanzado al mundo trascendente del Padre a través de un río de estrellas que fluía hacia la boca de Draco (Hipolito, Refutation 5,14.1). Antes de ello, y como hemos dicho más arriba, el iniciado debe confrontarse con Kronos y recitar las siguientes palabras:

«Soy la voz de quien ha despertado del sueño en el reino de la noche.Ahora empiezo a luchar con el Poder que ha surgido del caos, el Poder del abismo del barro, el Poder que sostiene la arcilla de la expansión sin límites hinchada de agua, el Poder absoluto del terremoto, … el ignorante llama a este Poder «kronos», guardado con cadenas, ya que él ató estrechamente lo que está entrelazado de lo denso y humeante, el oscuro y oscuro Tartarus» (Hipolito, Refutation 5.14.1).

Cuando se ha recitado este himno, Kronos y todos los poderes del mal, esto es, Persefone, Osiris, Isis, Rhea, Nebro y otros se estremecen. El iniciado ha de saberse todos los nombres de estos señores de la obscuridad para tener poder sobre ellos. Luego son conducidos a una puerta que es guardada por Persefone, un portal que se abre desde el mundo de abajo hacia el zodiaco. Esta estrella-puerta sería Virgo. Como resultado de atravesar esta puerta el iniciado se despierta y toma consciencia de su espíritu humano, la semilla de la divina potencia, y es liberado del Hades hacia los cielos.

La segunda fase conduce al iniciado a una segunda estrella-puerta, Draco, que se abre hacia los trascendente. Es el Jardín del Edén que es el mundo trascendente desde el cual fluye el rio de estrella. Esta experiencia se analogaba con el cruce del mar Rojo que fluye desde el mundo de abajo y se expande hacia el universo. El iniciado es liberado de Egipto e inicia una travesia a través del desierto que es el cielo, lleno de fieras serpientes que tratarán de morderlo, y hasta de matarlo. Estos son los señores de las estrellas y los planetas, los señores  de la obscuridad que hará todo lo posible para que el espirítu de estos hombres no se les escape de las manos. El iniciado se salva, entonces, cuando llega a la estrella-puerta Draco, cuidada por la serpiente Cristo. Así pueden entrar a salvo a la esfera del Padre, y una vez experimentado esta esfera, entonces puede volver a salvo a casa.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.