La mente de Cristo (1Cor 2, 15-16)

Veamos el siguiente texto: En cambio el hombre espiritual puede juzgarlo todo y a él nadie lo puede juzgar. Porque, ¿quién conoce la mente del Señor para darle lecciones? Pero nosotros poseemos el pensamiento de Cristo (1Cor 2, 15-16). El contexto es el llamado que hace Pablo a los creyentes en crecer en verdadera sabiduría. Aquellos que tienen el Espíritu de Dios tienen la mente de Cristo. A partir de aquí el creyente ha de abrazar la verdadera sabiduría que descanza en el temor del Señor (Job 28,28; Salm 111, 10; Prov 1,7; 9,10; 15, 33; Sir 1,18. 27; 19,20; 21,11; 1Clem 57, 5).  Una sabiduría que no descanza en los valores del mundo, sino en los valores del nuevo eón o tiempo mesianico (Rm 12,2; 1Cor 1-2). Una sabiduria que es la de la cruz (1Cor 1, 17-25; 2, 1-5). La muerte y la resurrección de Jesús revelan la grandeza de la sabiduría de Dios. A la luz de los planes eternos de Dios, la sabiduría del mundo se reduce a la nada (1Cor 1, 19-20; 3, 19-20) y no puede reconocer la verdadera sabiduría de Dios (1Cor 1,21. 23-25; 2,8. 12-13). Los signos y las maravillas pueden desplegar el poder de Dios (1Cor 22; 2Cor 12,12), pero nada como la cruz que revela cosas aún más profundas (1Cor 1,18. 24; 2,4-5; 2Cor 13,4). Es una sabiduría que se ha revelado un plan histórico de Dios (Rm 11,30-34) cuyo climax se encuentra en la cruz. El corazón de la sabiduría divina , y el corazón de lo que significa compartir la mente de Cristo (1Cor 2,16) es la cruz. Más aún, esta sabiduría divina es antes que nada una sabiduría escatológica (1Cor 2, 6-10). No es una sabiduría humana (1Cor 2,5), no pertenece a nuestro tiempo (1Cor 2,6). Y es que como la presente era, los gobernantes de ella, devendrán en nada (1Cor 2,6) porque carecen de la sabiduría eterna, y la muestra de ello es que han ejecutado al más honorable y glorioso Señor, el verdadero rey (1Cor 2,8). En contraste con la sabiduría de este mundo, la sabiduría de Dios ha estado escondida a través de la historia (1Cor 2,7), oculta para incluso los más educadas personas de este mundo (1Cor 2,6.8). El obejto de la sabiduría divina es la eterna gloria y transformación de los creyentes en el futuro (1Cor 2,7), las cosas que Dios ha preparado para quienes lo aman (1Cor 2,9). 
En esta sabiduría el Espíritu es importante porque es el revelador (1Cor 2, 10-11). El Espíritu puede revelar las verdades de Dios porque el Espíritu puede descubrir incluso las profundidades del corazón de Dios (1Cor 10). Y es que el Espíritu de Dios realmente conoce el corazón de Dios (1Cor 2,11; 2,16). Es verdad que algunos platónicos afirmaban que la divinidad en sí mismo es inalcansable, la mente humana nunca pueda entenderla. Pablo diría que el mundo no puede entender a Dios, pero el Espíritu propio de Dios sí lo entiende y lo revela a quiens aceptan su sabiduría (1Cor 2, 12.16). El Espíritu hace que el creyente pueda conocer lo que Dios ha dado gratuitamente (1Cor 2,12), esto es la promesa de la eterna gloria para los creyentes (2, 7.9). Estos son los espirituales que se contraponen con un segundo grupo de personas, los corporales (σαρκινος) (1Cor 3,1) o naturales (φυχικος) (1Cor 2,14). El conocimiento completo de Dios será escatológico (1Cor 13,12), pero los creyentes o espirituales pueden sentir desde ya algo de este conocimiento. Pablo tiene a la base textos como Is 64,3 (LXX) en 1Cor 2,9 y Is 40,13 en 1Cor 2, 16a. Son textos que hablan de la inaccesibilidad del conocimiento de Dios, sin embargo, argumenta Pablo, los creyentes pueden conocer a Dios a través del Espíritu (1Cor 2,10.16b). En la práctica, tener la mente de Cristo o actuar a base del Cristo vivo en uno (Rm 8,10; Gl 2,20) incluye: empoderamiento moral (Gl 2,20); una manera de pensar teocéntrica, cristócentrica, eclesiológica; un ser movido por el Espíritu; experiencias del conocimiento de la sabiduría divina; revelaciones períodicas. Y por supuesto esto también se manifiesta a traves de los carismas que reparte el Espíritu (1Cor 14, 13. 26-28): hablar en lenguas, profecías, interpretaciones, sanaciones etc.  Para más detalles: The mind of the Spirit, pos 8920-9671

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.