La levadura en la masa…reminiscencias mateanas y rabínicas

Una de las imágenes que más se
ocupan en los evangelios para ilustrar la idea del Reino de Dios es el de un
proceso continuo de crecimiento. Es el caso del grano de mostaza,  la semilla que crece sin que el campesino
pueda hacer nada, o la levadura en la harina. Leemos en Mt 13,33: “El reino de los cielos se parece a la
levadura: una mujer la toma, la mezcla con tres medidas de harina, hasta que
todo fermenta
”. La imagen de la levadura que fermenta es ocupada también
por los rabinos para expresar las poderosas y positivas cualidades de la paz: “Grande es la paz, porque la paz es en la
tierra lo que la levadura en la masa. Si el Santo, bendito sea, no hubiese dado
paz a la tierra, la espada y la bestia habrían devastado el mundo
(M.
Higger, The treatises Derech Eretz, 2.248, 84).  Por otra parte, los
rabinos también ocupan la imagen de la levadura para hablar del aprendizaje de
la Torah. Rabi Chaya bar Abba enseñó:
“Está escrito: “Porque vuestros padres….me han abandonado y no han observado mi
Torah” (Jer 16,11). ¡Si sólo ellos hubiesen observado mi Torah! De hecho,
incluso si ellos me abandonasen, todo podría ser para bien si ellos continuasen
estudiando mi Torah. Porque incluso si me abandonan, pero continúan ocupándose
del estudio de mi Torah, es como la levadura (una fuerza interna) que actúa en
esta ocupación, una fuerza tan poderosa que los traerá hacia mí de regreso”
(Pesikta
Derav Kahana 15,5). Lo que dice Mateo, entonces, es que el Reino de Dios es una
fuerza divina,  que sólo le pertenece a
Él, que sana y crea constantemente. Esta fuerza se manifiesta en los milagros
de Jesús, que al igual que, por ejemplo, el éxodo (Ex 15,19) del pueblo de
Egipto, muestran el poder de Dios. La colaboración del hombre implica el
buscar el reino de Dios y su justicia” (Mt 6,33) y todo lo demás será dado por
añadidura. Crecerá por sí mismo, movido por la fuerza de Dios (ver: https://tomasgarciahuidobro.com/?p=663 )
Todos los ejemplos de las
bienaventuranzas mateanas implican que la fuerza divina se ha liberado y está
creciendo por sí misma hasta convertirse en un árbol fuerte, de raíces firmes. Para más detalles:
Brand H. Young, Jesus the Jewish Theologian, p. 75-94.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.