La idea de revelación en el cristianismo y el Islam

Para entender la idea de revelación en el Islam, en comparación con el judaísmo o cristianismo, leamos lo que dice Gn 18,1-5 sobre el encuentro entre Dios y Abraham: «Se le apareció Yahvé en la encina de Mambré estando él sentado a la puerta de su tienda en lo más caluroso del día. Alzó la mirada y vio que había tres individuos parados a su vera. Inmediatamente acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, se postró en tierra y dijo: «Señor mío, si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor. Que traigan un poco de agua, os laváis los pies y os recostáis bajo este árbol. Yo iré a traer un bocado de pan; así repondréis las fuerzas. Luego ya seguiréis vuestro camino, que para eso habéis acertado a pasar a la vera de este servidor vuestro.» Respondieron ellos: «Hazlo como has dicho»». Este texto parece contener una idea de Dios muy antigua, donde la divinidad aparece en la figura de tres hombres que beben agua, se lavan los pies, descansan y comen con Abraham. ¿Cómo es esto posible? Otros textos bíblicos como Ex 33,20 ponen en boca de Dios la siguiente declaración a Moisés: «Tu no puedes ver mi rostro, porque nadie puede verme y vivir». La trascendencia de Dios se enfatiza, de igual modo como lo hará más tarde el autor del evangelio de Juan cuando dice «nadie ha visto jamás a Dios» (Jn 1,18). En el GnR  comenta la historia del Gn tratando también de salvar la trascendencia de Dios. La verdad es que la trascendencia de Éste se va convertir en una idea matriz en el Judaísmo del segundo templo y en el posterior judaísmo rabínico. Los rabinos explicarán que textos como Gn 18,1-5 tenían por objeto ofrecer una imagen de Dios más accesible a la condición humana, pero esto no quiere decir que Dios se pueda definir al modo de hombres que se lavan, descansan o comen. De allí que los rabinos ocupen frases tales como «como si fuera», «de alguna manera» para referirse a Dios. Ahora bien, los rabinos al mismo tiempo que salvar la trascendencia de Dios nunca niegarán su cualidad dialogal con el hombre. En este sentido el Islam sigue la misma tendencia histórica de salvar la trascendencia de Dios, pero negando cualquier apise que la ponga en duda.  Comparemos el texto de Gn 18,1-5 con la versión del mismo hecho en el Corán (Surah 11, 69-70): «Y por cierto que Nuestros [Ángeles] enviados se presentaron ante Abraham para albriciarle [el nacimiento de su hijo Isaac y anunciarle la destrucción del pueblo de Lot]. Dijeron: ¡La paz sea contigo! Respondió [Abraham]: ¡Y con vosotros! Y no tardó en traer un ternero asado.Y cuando observó que sus manos no lo tocaban [al ternero] sospechó de ellos y sintió temor, entonces dijeron: No temas, en verdad nosotros fuimos enviados al pueblo de Lot.». Lo primero que salta a la vista es que en Corán ya no se trata de la divinidad (Adonai), sino de ángeles quienes se aparecen a Abraham. Dios simplemente no aparece. Segundo, en el Gn 18,5 Abraham trae pan para que Adonai y los suyos repongan las fuerzas, a lo cual la divinidad responde afirmativamente. El Corán está lejos de esto porque como vemos hasta los ángeles son demasiado trascendentes para poder tolerar el alimento humano. Luego sigamos con la continuación del texto, esta vez cuando los ángeles anuncían a Sará que quedará embarazada a pesar de su avanzada edad. De nuevo, comencemos con la versión bíblica, cuando Adonai y los dos ángeles le preguntan a Abraham: «¿Dónde está tu mujer Sara?» —«Ahí, en la tienda», contestó. Dijo entonces aquél: «Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo.» Sara lo estaba oyendo a la entrada de la tienda, a sus espaldas.  Abrahán y Sara eran viejos, entrados en años, y a Sara se le había retirado la regla de las mujeres. Así que Sara rió para sus adentros y pensó: «Ahora que estoy pasada, ¿sentiré el placer, y además con mi marido ya viejo?» (Gn 18,9-12). Comparemos con la versión del Corán: «Y su mujer que estaba de pie [para servir a los huéspedes] se rió [sorprendida por la noticia], y le albriciamos con Isaac y que Isaac tendría como hijo a Jacob.Y exclamó: ¡Cómo es posible! ¿Cómo he de concebir ahora que mi marido y yo somos ancianos? En verdad esto es algo asombroso» (Surah 11, 71-72). En líneas generales ambos textos son similares, en ambos se anuncia la próxima preñez de carácter milagros de Sará. La continuación de la Surah 11, 73 enfatiza, sin embargo,  lo distintivo del Qorán. «Le dijeron [los Ángeles]: ¿Acaso te asombras del designio de Allah? ¡Qué la misericordia de Allah y Sus bendiciones sean sobre vosotros, oh familiares de Abraham! En verdad, Él es Loable, Glorioso». Dios puede hacer todo lo que quiere, su poder está por encima de cualquier comprensión humana. Que diferencia con la continuación del relato del Gn 18, 13-21: «Dijo Yahvé a Abrahán: «¿Por qué se ha reído Sara, pensando que ahora de vieja no puede parir? ¿Hay algo difícil para Yahvé? En el plazo fijado volveré, al término de un embarazo, y Sara tendrá un hijo.» Sara negó: «No me he reído» (y es que tuvo miedo). Pero aquél dijo: «No digas eso, que sí te has reído.» Intercesión de Abrahán. Partieron de allí aquellos hombres en dirección a Sodoma, y Abrahán los acompañó para despedirlos. Dijo entonces Yahvé: «¿Cómo voy a ocultar a Abrahán lo que voy a hacer, siendo así que Abrahán ha de ser un pueblo grande y poderoso, y que gracias a él serán benditos los pueblos todos de la tierra? Porque yo le conozco y sé que mandará a sus hijos y a su descendencia que guarden el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho, de modo que pueda concederle Yahvé a Abrahán lo que le tiene apalabrado.» Dijo, pues, Yahvé: «El clamor de Sodoma y de Gomorra es grande; y su pecado gravísimo. Así que voy a bajar personalmente, a ver si lo que han hecho responde en todo al clamor que ha llegado hasta mí, y si no, he de saberlo». En este texto, que el Corán omite por entero, Dios aparece ofendido por el esceptismo de Sará, y más aún, aparece dubitativo pensando en sí mismo, si es conveniente o no ocultar a Abraham sus planes sobre Sodoma. Más sorpendente, Dios tiene que constatar personalmente si los rumores que le han llegado sobre Sodoma son ciertos o no. ¡Qué imagen de Dios tan diferente! Un Dios dubitativo, conversador, demasiado humano en contraste con el todo omnipotente Dios del Corán. Sigamos con el relato del Gn 18, 22-25, una obra maestra de la teología judía: «Partieron de allí aquellos individuos camino de Sodoma, en tanto que Abrahán permanecía parado delante de Yahvé. Abrahán le abordó y le dijo: «¿Así que vas a borrar al justo con el malvado? Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Vas a borrarlos sin perdonar a aquel lugar por los cincuenta justos que hubiere dentro? Tú no puedes hacer tal cosa: dejar morir al justo con el malvado, y que corran los dos la misma suerte. Tú no puedes. ¿Va a fallar una injusticia el juez de toda la tierra?» El Dios que dialoga con el hombre, que aprende de la justicia humana, que aprende que el valor de un Justo justifica toda la mala está ausente del Corán. Un Dios que necesita no sólo de la hospitabilidad del hombre, sino de su misma humanidad y justicia. Veamos como sigue la Surah 11, 74-75:  «Pero cuando se disipó el temor de Abraham, y fue albriciado, quiso interceder a favor del pueblo de Lot.Ciertamente Abraham era tolerante, piadoso y siempre pedía perdón». En el Corán no se menciona a Dios, este es demasiado trascendente y poderoso. Dios, de hecho, no juega ningun papel en este drama. Dios no se muda de opinión. De allí que los ángeles le interpelen en la Surah 11,76: «Le fue dicho:] ¡Oh, Abraham! Desiste de interceder por ellos, pues ha llegado el designio de tu Señor, y les azotará un castigo inapelable». Dios es Justo, Dios es inapelable, Dios es poderoso. Abraham, como todo justo en el Islam, ha de rendirse ante el único Dios. No es esta la perspectiva del Gn 18, 26-33 donde Dios entra en dialogo de tira y afloja con Abraham hasta que finalmente la divinidad cede: ««Tampoco los destruiría (Sodoma), en atención a los diez justos». Para más detalles: M. Lodahl, Claiming Abraham, Reading the Bible and Qur´an side by side, 9-21

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.