Invierno 2013 en Siberia


Queridos amigos, hace tiempo no escribo para contaros algo de la vida siberiana. Quizás esto se debe a que ya estoy tan acostumbrado que nada me parece novedoso. Lo que puedo contar es que el trabajo sigue su curso: los seminaristas afianzándose y  el Centro Cultural  con hitos significativos como las conferencias de muy buen nivel sobre Dante Alghieri, el Aborto, Stalingrado, y otras. El tema central para mi este año no se ha centrado en «la misión» , después de todo tengo que hacer lo que tengo que hacer como el 99,9% de la población  No me gusta ideologizar el trabajo transformándolo en algo que este cambiando el mundo o que esté actualizando el reino de Dios. Hago lo que tengo que hacer, el resto es pura gracia divina (o como dirían los ortodoxos, energía). El tema para mí estos meses ha estado en el invierno, que si bien no ha sido duro para los parámetros normales (aunque diciembre fue espantoso), si ha tenido fuertes consecuencias físicas. Lo riguroso del clima ha sido particularmente importante para hacerme consciente de hasta qué punto el cuerpo tiene su carácter,  sus estados de ánimos,  sus reacciones. El cuerpo reclama, se entristece, lucha, es como si tuviera vida propia…Estos climas son tan extremos que te hacen ser mucho mas consciente de tu cuerpo como entidad propia. Mirarlo, escucharlo, entenderlo, pero tampoco absolutizarlo. Espiritualmente esto ha sido desafiante. Todo pasa, todo se transforma. Y lo segundo, este año ha estado marcado de nuevo por la visita al monasterio de Mogochino. La conversación de fondo con el staretz ha girado en torno a qué es el «yo»…nada podemos decir con certeza respecto a él, es tan cambiante, tan efímero  Quizás lo único certero es afirmar que conocemos la posibilidad de no ser, de allí la insistencia de los padres del desierto de comenzar cada oración observándonos dentro de 50 años…cuando la muerte se muestre certera. Es lo único de lo que podemos estar seguros, todo lo demás que nos «define» (incluso los «santos deseos») están bajo escrutinio. Esto ilustra hasta qué punto Dios es el absolutamente Otro, nada podemos decir sobre Él.  Como dijo el P. Ambrosio, «Si nosotros somos, entonces Dios no es; pero si Dios es, entonces nosotros no somos». En ese sentido la ortodoxia está empapada de un platonismo radical que resuelve su contradicción sólo a través de Jesús, especialmente a través de la oración de su Nombre. Todavía el invierno marca su ritmo, llevamos 5 meses y aun nos queda Marzo. El invierno ya dejará paso a la vida. 

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.