El título Hijo del Hombre en los Evangelios.

La influencia de Dn 7,13 ss en Mc 13,26; 14,62 es clara:

Dn 7,13 Seguí mirando, y en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un Hijo del hombre, que se acercó al anciano y fue presentada ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Mc 13,26 Entonces verán llegar al Hijo del Hombre entre nubes, con gran poder y gloria.

Mc 14,62 Jesús respondió:
—Yo soy. Verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y llegando entre las nubes del cielo.

La figura del Hijo del hombre también aparece en el Libro de las similitudes (1Enoc 37-71) que lo describe como una figura divina, como un Mesías preexistente, y poseedor de prerrogativas divinas, como son la gloria y el trono celestial. En los evangelios el Hijo del hombre viene del cielo a la tierra (Mc 13,26; Mt 16,28; 24,39; Lc 18,8), con la gloria de su Padre (Mc 8,38; 13,26; Mt 25, 31). Es sentado en el trono celestial (Mt 19,28; 25,31) con poder y aparece en compañía de sus propios ángeles (Mc 8,38; 13,26-27; Mt 13,41; 25, 31), con autoridad para ejercer el juicio divino (Mt 16,27; 25, 31-46; Jn 5,27; Mc 8,38; Lc 12, 9-9; 18,8; 21,36). Su aparición será de carácter universal y cósmica: Lc 17,24.30; Mt 24,30). En envía a sus ángeles para administrar el juicio final  (Mt 13,41-42; 16,27; Mc 13,26-27; Mt 24,30-31) lo que implica que está sobre los ángeles, como Dios mismo. Y llegará entre las nubes (Mc 13,26; 14,62) de la manera en Dios se aparece a los hombres y se transporta.

Pero hay más, el Hijo de hombre no es sólo una figura escatológica, sino claramente se ha encarnado como lo dice Jn 3,13: «Nadie ha subido al cielo si no es el que bajó del cielo: el Hijo del Hombre». La misma idea de la encarnación la encontramos en Mc 10, 45: «Porque el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». Lc 19,10: «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo perdido». Lc 7,34: «Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: miren qué comilón y bebedor, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores» (// Mt 11,19). Igualmente interesante resulta el siguiente pasaje donde se habla de Jesús en presente de tal modo que su identidad celestial está actuando en su ministerio: «Les aseguro que a quien me reconozca abiertamente ante los hombres, el Hijo del Hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero a quien me niegue ante los hombres, lo negará ante los ángeles de Dios» (Lc 12,8-9). De igual modo la transfiguración revela a unos pocos cómo será la manifestación del Hijo del hombre cuando venga en la gloria de su Padre (Mc 8,31.38 antes de la transfiguración, y 9,9.12 después de la transfiguración). Esta pre-existencia y encarnación del hijo del hombre no nos sorprende si consideramos las teorías presentes en el libro de las Similitudes: «Porque desde el principio el Hijo del hombre estuvo escondido, y el Altísimo le preservó en la presencia de los santos, y el será revelado a los escogidos». Es la misma dinámica que encontramos en el evangelio de Mc en su totalidad, Jesús se va revelando de a poco a los escogidos, especialmente Pedro, Santiago y Juan. Para más detalles: Jesus Monotheism 101-112.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.