Dios, los intermediarios, y el templo en Filón

Filón de Alejandría afirma sin tapujos la enorme transcendencia de Dios, que descansa en su absoluta simplicidad, y que funda la insalvable distancia entre éste y el hombre. «El increado no se parece a ninguna de las cosas creadas, sino que las trasciende tan completamente que incluso la inteligencia más penetrante está muy lejos de aprehenderle y debe confesar su impotencia» (Somn. 1, 184). Si bien de Dios no podemos decir nada (Jn 1,18),  lo que podemos conocer de Él son sus potencias. Así como el santo de los santos representa en las teologías del templo la insalvable simplicidad y unicidad de Dios sólo salvada por el sumo sacerdote, para Filón de Alejandría es el Logos Primogénito (el más antiguo de los ángeles, Arcángel, Principio, Nombre de Dios, Hombre a imagen o esencial, Vidente, o Israel) quien intermedia entre Dios y el hombre. El Logos está sobre las potencias divinas y es el mediador entre Dios y la creación. Al Logos Arcángel y muy antiguo es a quien el Padre….ha hecho el don insigne de estar situado en la frontera para separar a la creación del Creador…No es ingénito como Dios, ni engendrado como nosotros, sino intermedio entre ambos extremos, comunicándose con el uno y el otro (Her. 205-206). Como mediador es también el modelo de lo creado. El mundo incorpóreo tenía ya sus fronteras constituidas en el Logos divino. El mundo sensible ha sido realizado conforme al modelo de éste (Op.36). Esto es también cierto en relación a la esencia del hombre, creada a imagen del Logos. Hay una diferencia muy grande entre el hombre modelado ahora y el que fue hecho anteriormente a imagen de Dios. El que ha sido modelado es sensible, poseedor de cualidades, compuesto de cuerpo y alma, hombre o mujer, mortal por naturaleza. Pero el que ha sido hecho a imagen es una idea, un género, un sello, inteligible, incorpóreo, ni hombre ni mujer, de naturaleza incorpórea (Op. 134-135). Como mediador, el Logos mantiene unido a la creación, dotándola de sentido, algo parecido a lo que simbolizan los vestidos del sumo sacerdote. El Logos del Ser, porque es el nudo del universo, sostiene también todas sus partes y las estrecha entre sí para impedir que se desmoronen y desarticulen (Fug.112). Lo mismo que el Ingenerado recorre toda la creación, así el Logos del Ingenerado corre en el Logos de la criatura, como si fuera llevado sobre rápidas nubes; porque el Logos divino está presente en todo y alcanza todo (Sacr.66).

La relación entre Dios y el Logos es tan estrecha que a veces ambos se confunden. Algo parecido a lo que pasa con el sumo sacerdote quien de acuerdo al Eclo 51 y algunos textos del Qumrán, reprensenta la Gloria y el nombre divino, llegando a encarnar ciertos atributos divinos. El Logos, intérprete de Dios, es el Dios de nosotros los imperfectos; mas el primer Dios es el Dios de los Sabios y de los perfectos (Leg.All. 207). Los ángeles, al igual que los sacerdotes del templo que ayudan al sumo sacerdote en la administración, pertenecen a otro orden, a uno inferior, al orden de lo creado. Como guardianes y compañeros del Logos, los ángeles asisten a los hombres en su ascensión hacia Dios. Quien sigue a Dios tiene necesariamente por compañeros de camino a los logoi, a los que se suele llamar ángeles (Migr.173).  Para más detalles: I. Goméz de Llaño, El círculo de la sabiduría, p. 74-77

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.