Conversiones de gentiles al judaísmo

Es posible discernir la actividad misionera judía en la diaspora (Mt 23,15) a través de las conversiones forzosas a lo largo de varias guerras, ya  en el período persa tal como se ve en Est 8,11-17, pero especialmente desde el período hasmoneo. Son estos últimos quienes presentan la escala mayor de conversiones forzadas  de los idumeos con Juan Hircano (Ant 13, 257-268; 15, 254-255), de los itureos con Aristóbulo I (Ant. 13, 318-319) y porciones de Siria y Fenicia con Alejandro Janeo (Ant. 13, 395-397). En el caso de este último, por ejemplo, saqueó Pella en Moab (83a.c.) porque no adoptaron las costumbres judías (Ant 13, 397). Estas conversiones forzosas constitutyen la única evidencia de una campaña judía proselitista organizada. Otras instancias de conversiones forzadas las encontramos, más temprano, en la revuelta de los macabeos, en 1Mac 2, 44-48 donde Matatías mandó a circuncidar a todos los niños que encontró dentro de los bordes de Israel. 

Otro texto que alude eventualmente a las conversiones al judaísmo es Mt 23, 15: ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un partidario, y cuando lo consiguen, lo hacen doblemente más merecedor del infierno que ustedes! ¿Significa este versículo que existía una actividad misionera de parte del judaísmo? En realidad se puede interpretar de distintas maneras. La primera haría efectivamente referencia a una actividad misionera entre los gentiles de parte de los fariseos. El verbo periagw implica un sentido de itinerancia (Mat 4,23; 9,35). Reforsaría esta interpretación lo que sabemos de R. Hillel quien era bien abierto a recibir a los gentiles en el judaísmo. Sin embargo, esta no es la única interpretación a este texto. La segunda, dice relación con el esfuerzo de los fariseos de convertir a otros judíos en el fariseísmo. El mismo término proshlitos puede ser aplicado a Judíos en ciertas circunstancias como Ex 22,20 (LXX). Este interpretación coincidiría con el contexto de rivalidad entre el judaísmo farisaico y el cristianismo en el tiempo en que fue escrito el evangelio de Mateo. Otra interpretación, la tercera, explica el versículo de Mt como el esfuerzo de los fariseos de convertir a los temerosos de Diois en judíos de pleno derecho. Dos palabras parecen dar razón a esta lectura, poihsai y proshliton porque implican la total conversión y circunsición de un gentil (Ant. 20, 40-42 en el contexto de la conversión del rey Izates).  En todo caso, la interpretación de Mt 23, 15 es difícil y hay serias preguntas sobre la existencia de misiones formales de judíos entre los gentiles. 

Y es que las fuentes rabínicas tampoco son contundentes al respecto. Por ejemplo, en Números Rabbah 8,9 y b. Sanh 105a se dice que los gentiles que guarden los mandamientos de la alianza de Noé van a ser partícipes de la edad futura. También en la oración del Amidah, que constituye una oración litúrgica estandart, se dice: Pueda tu compasión ser promovida entre los justos, los piadosos, los ancianos del pueblo, la casa de Israel, los sabios, los prosélitos y entre nosotros también. El problema está en que también encontramos textos rabínicos contrarios a la inclusión de los gentiles. En t. Sanh 13,2 R Eliezer dice que ninguno de los gentiles tiene una porción en el mundo venidero, como está dicho, «el malvado ha de retornorar al Seol, todos los gentile que han olvidado a Dios (Salm 9,17). En b. Yeham 24b y b´Abod.Zar. 3b se dice que los conversos no serán aceptados en los días del mesías, tal como ellos no aceptaron a los prosélitos en el tiempo de David o Salomón. 


En términos generales la posición parecía ser, apertura a los gentiles pero no realizar un procelitismo activo. Esto está ejemplificado en NmR 8, 3 y CantR 1, 15.2. El Santo ama a los procélitos de gran manera. ¿A qué lo podemos comparar? A un rey que tenía un número de ovejas y cabas que iban a pastar cada mañana y regresaban en las tardes al establo. Un día un ciervo se unió al rebaño y pastó con las ovejas, y regresó con ellas. Entonces el pastor dijo al rey: «Hay un ciervo que se ha ido con las ovejas a pastar y ha vuelto a casa con ellas». Y el Rey amó mucho al ciervo. Y le encomendó al pastor, «Dadle mucha atención al siervo, que ningún hombre le haga daño», y cuando el pastor regresó en la tarde, él ordenó  que el ciervo tenga comida y bebida. Entonces el  pastor le dijo: «Mi señor, tú tienes muchas ovejas, cabras y niños, y no nos das instrucciones respecto a ellos, pero sobre este ciervo tu nos das órdenes día a día». Entonces el rey contestó: «Es la costumbre del rebaño pastar en las praderas, pero los ciervos habitan en el bosque y no tienen la costumbre de estar entre los hombres en las tierras cultivadas. Este ciervo, sin embargo, ha venido a nosotros y vive entre nosotros, ¿no debemos, acaso, estar agradecidos que haya dejado el bosque donde muchos ciervos y gazelas se alimentan y que haya venido a nosotros para vivir en medio nuestro?» De la misma manera dice el Santo: «Yo le debo grandes agradecimientos al extranjero en que él haya dejado su familia y la casa de su padre y haya venido a habitar entre nosotros, por esto Yo ordeno en la Ley: «amada al extranjero» (Dt 10,19). Para más detalles: Crossing over Sea and Land, p. 55-76

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.