La muerte y exaltación del Hijo del Hombre (I)

Una de las maneras como las primeras comunidades cristianas interpretaron la vida, muerte y resurrección de Jesús fue echando mano de la figura del Hijo del Hombre. Es probable que Jesús se haya referido a sí mismo y a su grupo más cercano, como el Hijo del Hombre (al modo de un personaje colectivo), y que esta misma referencia haya ayudado a las primeras comunidades a entender los acontecimientos pascuales. Pero, ¿qué entendía la comunidad cristiana cuando identificaba a Jesús con el Hijo del Hombre? Básicamente estaban apuntando al esquema sufrimiento (rechazo)-muerte-exaltación que se trasluce en la figura del Hijo del Hombre del libro de Daniel (7-12). Esto se ejemplifica claramente en los tres anuncios de la pasión en los sinópticos (Mc 8,31; Mt 16, 21; Lc 9,21-22/ Mc 9,30-32; Mt 17,22-23; Lc 9,43-45/ Mc 10,32-34; Mt 20,17-19; Lc 18,31-34). En estos ejemplos podemos descubrir ciertos elementos fundamentales. Primero, las referencias a los sufrimientos del Hijo del Hombre, presentes en todos los textos a excepción de Mt 16,21, hacen referencia a Dn 7 donde se explicitan los horrores que los santos de Dios tienen que sufrir a manos de las bestias o imperios paganos. La cuarta bestia, la peor de todas, devorará, trillará, y despedazará (7,23) además de hablar palabras contra el Altísimo, quebrantar a los santos del Altísimo y pensar en cambiar los tiempos y la Ley, y serán entregados en sus manos hasta tiempo, tiempos, y medio tiempo (7,25). La vindicación del Hijo del Hombre en Daniel es la de los santos que han permanecido fieles a Dios. Es una promesa para quienes sufren y una amenaza para quienes hacen alianza con el poder. En el caso de los anuncios de la pasión de Jesús, se indica en el primero y en el tercer, que éste sufrirá a manos de los lideres judíos. En el segundo anuncio (Mc 9,30-32), en cabio, Jesús es entregado en manos de los hombres. Esta es la misma expresión que encontramos más arriba en Dn 7,25 de acuerdo a la traducción de los LXX.

Segundo, en el contexto político del libro de Daniel, significa que el tirano Antíoco permanecerá tres años y medio en el poder (Dn 9,27), o por un período limitado de tiempo (Dn 8,14; 12,11-12) antes de ser destronado. También en Oseas encontramos un plazo determinado antes que se produzca un renacimiento en el espíritu religioso y nacional del pueblo después del castigo de Dios:Venid y volvamos a Dios, pues él nos destrozó, mas nos curará; nos hirió, mas nos vendará. Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos delante de él (Os 6,1-2). También vale la pena mirar Is 26,19; Ezk 38,14 y Dan 12,2. Algo parecido sucede con Jesús antes de su exaltación-resurrección, el tiempo en que la muerte aparentemente venció a Jesús fue tres días. Marcos en 9,31 habla de después de tres días para referirse al tiempo desde la muerte a la resurrección de Jesús, lo que Mateo y Lucas corrigen como al tercer día (Os 6,1-2).

Por lo tanto, y siguiendo a Scot McKnight (Jesus and His Death) existe en los anuncios de la pasión una estructura tomada de Dn 7 (con Dn 12,1-2 como fondo de Dn 7,25; y con el Salmo 118 como fondo de Dn 7 y Dn 2) que realza la dinámica sufrimiento(rechazo)-muerte- exaltación. Este esquema no es sino el reflejo de la interpretación de las comunidades cristianas en relación a la muerte de Jesús. Algo parecido encontramos en las comunidades joánicas en relación al Hijo del Hombre que es levantado en la cruz (Jn 3,13-14; 8,28; 12,31-34). Pero hay más.

Tercero, la identidad del uno como Hijo del Hombre (7,13) tiene una connotación no solamente individual-colectiva, sino que también divina/angelical- humana, al modo de varios héroes veterotestamentarios como Adan, Noé, Enoc, Melquizedek, Jacob etc. Dada la centralidad que juega el sacerdocio y el Templo en la obra de Daniel (8,9-14;9,24-27), no es descabellado el interpolar una identidad sacerdotal al Hijo del Hombre. De acuerdo al Yom Kippur el caos cósmico es derrotado cuando el verdadero sumo sacerdote, rodeado de nubes de incienso (Lev. 16), es presentado delante de Dios para expiar por las culpas. Algo parecido sucede en Dn 7 cuando el Hijo del Hombre, después de haber representado el sufrimiento del pueblo al que el Reino le será concedido (7,18.22.27), se presenta al Anciano de los Días rodeado de las nubes del cielo. Desde un punto de vista sacerdotal los paralelos entre Dn 7 y 1Enoc 14 y 11QMelquizedek son importantes. En 1Enoc 14 el héroe se presenta como un prototipo de sumo sacerdote que se acerca a la gran Gloria en su santuario celestial para interceder por los vigilantes, al modo como el sumo sacerdote se aproxima a Dios en el día de Yom Kippur para expiar por la culpa del pueblo y propia. Algo parecido sucede en 11QMelquizedek donde el sumo sacerdote, humano y divino, aparece en el Yom Kippur delante de Dios. En el libro del Apocalipsis (1, 13-16) vemos como Jesús al modo del Hijo del Hombre (en relación al Anciano de los Días) se viste con las ropas que distinguen al sumo sacerdote en el Yom Kippur (Lev 16,4; Josefo Ant. 153-5,159). Para más detalles: Crispin Fletcher-Louis, «Jesus and the High Priest», University of Nottingham

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.