La correlación y la transferencia de propiedades entre la Torá y la Sabiduría (Sirac, 1Enoc, Qumrán)

¿Cómo se relaciona la ley universal o ley natural con la ley particular que emana a través de la revelación sinaítica? Se dan tres respuestas en el seno del judaísmo. La primera de ellas es establecer una especie de identidad entre ambas, la voz de Dios en las leyes positivas dadas a Israel no se contradice con su voz en el orden de la creación. Esta identidad se realiza en el Sirac, 1Enoc y Qumrán, estableciendo una fuerte correlación entre la Torá y la sabiduría, o bien, entre la Tora y la razón, transfiriendo así propiedades de un lado a otro. Veamos en primer lugar como se da esta estrategía en el Sirac. En este libro (16, 24-17, 14) se dice que la sabiduría de Dios se manifiesta en la creación, y que el conocimiento progresivo continua a través de la instrucción, de la ley, de la alianza, del juicio y la justicia que se dan a los hombres. Por otra parte en el capítulo 24 la sabiduría se presenta a sí misma de una manera viva, atractiva, y termina identificándose con la Ley (24,23). Si bien el espacio de la Torá no es el mismo que el de la creación, ambos (Torá y creación) se topan en cuanto se relacionan con la sabiduría. En otras palabras, la sabiduría se identifica por un lado con la Torá y por otro con la creación, convirtiéndose en un puente entre ambos conceptos. La identificación que Ben Sira hace entre la sabiduría y la Torá convierte a la primera en un don exclusivo de Dios para Israel que se enmarca en un contexto histórico determinado. Encontramos frases como: Si deseas la sabiduría, guarda los mandamientos, y el Señor te la concederá (1,26); Reflexiona sobre el respeto del Altísimo y medita sin cesar sus mandamientos:él te dará la inteligencia y según tus deseos te hará sabio (6, 37);  Quien respeta al Señor obrará así, observando la Ley alcanzará la sabiduría (15,1); Respetar al Señor es síntesis de la sabiduría, cumplir su Ley es toda la sabiduría (19, 20). Para más detalles: What´s Divine about Divine Law,  p.94-97.

En el 1Enoc las leyes que regulan el cosmos no son manifestación de un logos inherente a la naturaleza, más bien son mandamientos dados por Dios para regular el cosmos. En el 1Enoc, lo mismo que en Jubileos, las ordenanzas divinas estan escritas en las tablas celestiales. Más específicamente hablando, los variados elementos naturales son movidos por ángeles que siguen ordenes de Dios (60,11-22; 66,1-2; 69, 21-25). Las leyes impuestas al cosmos son muy firmes, y si las fuerzas de la naturalez o los cuerpos celestiales eligen el desobedecer, entonces son castigados (21, 1-6; 80, 16). En el 1Enoc la sabiduría sirve de puente que habilita a las regularidades cósmicas a influir sobre las normas que guían la conducta humana. En 1Enoc 82, 1-3 la sabiduría se refiere al conocimiento  de los cuerpos celestiales y a la formación del conocimiento relacionado con los calendarios. El concepto de la ley  es, aunque no de manera exclusiva, entendido como el orden universal y comprensivo de la creación. En 1Enoc 80,7-8 explícita que la trasgreción de los mandamientos de Dios por los cuerpos celestiales y las fuerzas de la naturaleza es un correlato al error, la trasgreción, y el mal en la tierra. Esto implica una correspondencia profunda entre los mandamientos de Dios para el universo y los mandamientos éticos de Dios para la humanidad (1Enoc 2, 1-2; 5, 2-4). Para más detalles:  What´s Divine about Divine Law,  p. 98-101.

Por último veamos el caso de la literatura del Qumrán donde el ordén cósmico guarda un correlato con la Ley revelada a través de Moisés. La Torá en el Qumrán se refiere a la ley mosaica, al Pentateuco, y a las escrituras hebreas como un todo. Las mitzvah se refieren a los mandamientos de la Torá, los términos hoq y mishpat pueden referirse no sólo a la Torá sino que también al orden cósmico, a la ley del tiempo, y al orden de todas las cosas creadas. Veamos el siguiente texto (1QS 3, 15-17): Porque el Dios del conocimiento teje todo lo que es y llegará a ser. Antes de que ellas existan El ha establecido por completo su diseño. Y cuando ellas han llegado a ser, al tiempo predestinado, ellas van a ejecutar su trabajo de acuerdo a su glorioso diseño, sin alterar nada. En Sus manos están las leyes de todas las cosas y Él las mantiene en todos sus asuntos. El mundo es gobernado por un establecido y ordenado plan divino presente incluso antes de la creación. En este marco, el concepto de ley implica tanto el orden cósmico y la ley de Israel. El orden divino y las estipulaciones inherentes a la creación y dadas a Israel son entendidas como una unidad. De este modo, era natural para la comunidad organizar su vida en una conformidad básica y escrupulosa harmonía entre la Torá y la creación. El organizar la vida de la comunidad en conformidad con las leyes de la Torá y de la creación implicaban no solamente que los terminos legales eran usados en referencia al orden natural, sino que también los detalles de los mandamientos escritos de la Torá eran elaborados y desarrollados a la luz de lo que la secta percibía como las realidades objetivas del orden natural. Los hombres del Qumrán creían que existía una realidad objetiva y verdadera, la cual se podía conocer desde la observación empírica (CD 12, 14-15), pasando por  el calculo fiable que deriva de la revelación divina (jubileos, calendarios, etc) (CD 4,21), o a través de alguna revelación especial de las realidades cósmicas, sus regularidades, y sus ritmos matemáticos (1QS1, 14-15). Dios ha revelado la Torá en conformidad con esta realidad objetivable. Estos principios son semejantes a lo que encontramos en Jub donde el calendario fue establecido en el momento de la creación, cuando el Sábado fue señalado como signo de todos los trabajos de Dios (Jub 2,1). Desde el comienzo de los tiempos los ángeles más eximios han seguido los sábados (Jub 2, 17-18) y el festival de las semanas (Jub 6, 17-18). Así como los ángeles han observado el Sabado y los festivales en el cielo, Israel está obligada a hacerlo en la tierra (Jub 2, 18-21; 6,30-32) como un mandamiento eterno, ordenados y escritos en las tablas celestiales (Jub 6, 29-30; 15, 25-27).  El objetivo, una unión perfecta entre el cielo y la tierra. Esto se refleja de manera especial en el calendario que es la expresión objetiva del orden de la creación como está escrito en las tablas celestiales. Para más detalles: What´s Divine about Divine Law,  p.101-105

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.