Algunas notas sobre Siúr Comá y los vestidos de Dios

En la literatura de las Hejalot el vidente accedía al Trono divino y tenía una visión del Rey Santo. Siúr Comá (Medida de la figura divina) es el tratado sobre la visión de Dios mismo quien aparece en figura humana. En este tratado Dios es llamado Yozer Bereshit, el creador del mundo. La descripción antropomórfica de Dios ya estaba prefigurada en Ez 1,26: “y sobre la figura del trono había una semejanza, como de un hombre sentado en él”. Sin embargo, la mayoría de los autores está de acuerdo en que el origen de estas tradiciones está en algunos comentarios esotéricos del Cantar de los Cantares en el siglo II. Esta lectura esotérica iba más allá de la tradicional lectura alegórica que veía en la relación entre el novio y su amada, la relación entre Dios y su pueblo. La lectura esotérica leía en la descripción del novio del Cantar la revelación de los misterios en torno a la descripción corporal de Dios.

Se lee en Siúr Comá (Medida de la figura divina): Quien conozca las medidas de nuestro Creador y la Gloria del Santo, alabado sea Dios, que han estado escondidas para las criaturas, ciertamente entrará en el mundo venidero (Scholem, G., Jewish Gnosticism, p. 63-64). Rabí Aquiba señala: Dios es como nosotros, como si lo fuera, pero más grande que todo; y así es su Gloria, la cual se nos esconde(p.66). Cada órgano es descrito con detalle y dando medidas numéricas extraordinarias a cada uno, salvando así la inimaginable trascendencia del creador. Junto con la descripción corporal de Dios, este libro da una gran relevancia a sus nombres. Y es que la descripción de Dios es tan enorme e inimaginable, que al final, lo único que tiene el hombre en relación con éste son sus nombres. Ejemplo de cuanto vengo diciendo es el siguiente texto del Siúr Comá (Medida de la figura divina):

La visión de su rostro y la visión de sus mejillas es como la medida de la brisa y como la creación del aliento de la vida. Su brillo resplandece y es terrible. Nubes y tinieblas le rodean, y todos los Príncipes del Rostro están tendidos ante Él por la fuerza de la figura de su belleza y ornamento. No tenemos en nuestras manos ninguna medida pero los nombres nos han sido revelados (Shäfer, P., El Dios, p. 115).

Otro ejemplo del Siúr Comá (Medida de la figura divina) está tomado de los cálculos a partir del Verab Koah (los valores numéricos de las letras ): “La medida que puede recorrer un hombre en un día es de diez parasangas; teniendo en cuenta que un año consta de 365 días, podría caminar 3656 parasangas en un año; en 10 años, 36.400 parasangas; en 100 años, 365.000 parasangas; en 500 años, 1.825.000 parasangas… ésta es la medida del palmo del Creador, alabado sea”. En la Hejalot Rabbati los materiales referentes al Siúr Comá son excasos. En [167] leemos: “Desde el trono de su gloria hacia arriba su altura es 180.000 miríadas de de parasangas, y desde el trono de su gloria hacia abajo hay 180.000 miríadas de parasangas. Su estatura es 236.000 de miríadas de parasangas. Desde la bola de su ojo derecho a la bola de su ojo izquierdo hay 30 miríadas de parasangas. La anchura de su ojo derecho es 3 miríadas de parasangas y 3 miríadas de parasangas para su ojo izquierdo….[estas revelaciones nos habilitan para entender los versos del Cantar de los Cantares (5,9)]…”. A pesar que el material de Siúr Comá es escaso en las Hejalot Rabbati, sí encontramos textos que describen la inmensidad, belleza y trascendencia de los vestidos de Dios. Así por ejemplo, “La medida de la santidad, la medida del dominio, la medida del temor, la medida de la consternación, la medida del temblor, la medida del estremecimiento, la medida del terror, la medida del pánico, es la medida de los vestido de Zoharariel Señor Dios de Israel, quien se dirige coronado al trono de su gloria” (102). En el número siguiente leemos: “En cada parte, por dentro y por fuera, están grabadas las palabras, El Señor, El Señor, y ningún ojo de ninguna criatura es capaz de verlo, no los ojos de carne y sangre, y no los ojos de sus siervos. Y en aquel que lo observa, que lo contempla, que lo ve, aparecen alucinaciones en las bolas de sus ojos, y las bolas de sus ojos emiten y envían antorchas de fuego que lo encienden y lo queman….¿Por qué? Porque las medidas de las vestimentas de Zoharariel, Señor Dios de Israel…” (103). En la misma obra encontramos otra descripción de los vestidos de Dios que sorprenden por la similitud que tienen con los vestidos sumosacerdotales de acuerdo a Eclo 50-51: “¿Quién es como nuestro Rey? ¿Quién es como nuestro Hacedor? ¿Quién es como nuestro Señor nuestro Dios? El sol y la luna resplandecen desde la corona sobre su cabeza. Las Pleiades, Orión, y la estrella de la mañana, las constelaciones, las estrellas, y los planetas, emanan desde sus vestidos que se posan coronando el trono de su gloria. Y Él resplandece una gran luz entre sus ojos. Porque Él es el Rey de los milagros, el Rey de los poderes, el Rey de las maravillas, el Rey que trasciende es Él” (105).

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.