¿Es necesario crear al Hombre? Los ángeles aconsejan a Dios…

La pre-existencia y el estatus de ciertos ángeles era un tema de
cuidado en los primeros siglos de nuestra era por las implicancias cristológicas
que tenía. Lo que estaba en juego era la fundamentación de la pre-existencia de
Jesús como un ser celestial de proporciones. Un punto a considerar era el
plural de Gn 1,26: Hagamos al hombre a
nuestra imagen y semejanza .
¿Por qué se ocupa el plural? ¿Es que acaso Dios
necesita del consejo o ayuda de algún ser celestial para crear al hombre? Filón
de Alejandría dice que el plural de Gn 1,26 alude a los ángeles a quienes
entiende como los príncipes de Dios, sus
ojos y sus oídos,
 lo que serviría para
preservar la absoluta trascendencia de Dios.
Para explicar la creación de la parte material del hombre Filón señala  que en
consecuencia, el Padre de todas las cosas dialoga con Sus potencias, a las que
confió el modelado de la parte mortal de nuestra alma mediante la imitación del
procedimiento seguido por Él cuando daba forma a la parte racional de nuestro
ser por cuanto entiende que es justo que la parte soberana del alma sea
producida por el Soberano, y que la parte subordinada lo sea por Sus
subordinados.
Pero
no sólo por la razón mencionada empleó Dios las potencias que Lo acompañan,
sino también porque el alma humana era la única de las creaturas que habría de
alcanzar las concepciones acerca de los bienes y los males, y hacer uso de unos
o de otros; como que le es imposible hacer uso de ambos. Así pues, consideró
Dios necesario asignar la creación de las cosas malas a otros operarios, y
reservarse la de las buenas a Sí mismo (
De Fuga e
inventione 68ss). En otro tratado ( De confusione linguarum 171ss) Filón
insiste en la misma idea: Dios es uno
pero tiene en tomo de Sí innumerables potencias, todas las cuales asisten y
protegen al ser creado, y entre las que se hallan también las encargadas de
castigarlo…A través de estas potencias Dios dio consistencia al mundo
incorpóreo e intelectualmente aprehensible, arquetipo de este mundo sensible,
de los que aquél es un conjunto de invisibles formas ejemplares, así como éste
lo es de cuerpos visibles.
En Filón existe una clara jerarquía entre los
seres celestiales desde el Logos  y la
Sabiduría  descendiendo por otras
potencias divinas.  Esta forma de pensar
implica un peligro inmanente, acercarse a lo que el posterior judaísmo rabínico
llamaría la herejía de las dos potencias
en el cielo.

Los rabinos no tardaban en contestar a
la posibilidad de seres celestiales asistiendo a Dios en su creación: ¡de
ninguna manera!  Por ejemplo BerR8,4ss
toma el plural de Gn 1,26 como testimonio de 
como diferentes ángeles van discutiendo respecto a la naturaleza del
hombre previo a su creación. El amor
dijo, dejemos que el hombre sea creado porque el podrá realizar actos de amor.
Entonces la verdad dijo, no dejemos que sea creado, porque estará lleno de
mentira. La justicia dijo, dejemos que sea creado porque será capaz de realizar
actos de justicia. Entonces la paz dijo, no dejemos que sea creado porque está
lleno de conflictos.
Dios entonces no solo castigó a la Verdad, sino que
sin prestar atención a los consejos de los ángeles crea al hombre. Mientras los ángeles que sirven
argumentaban y discutían unos con otros, el Santo, bendito sea, creo al hombre.
Entonces Dios le dijo a los ángeles, ¿de qué les sirve toda esta discusión? El
hombre ya ha sido creado!
El punto central es considerar el plural de Gn
1,26 como una discusión sobre la utilidad de la creación humana, más que la
asistencia angelical en la creación. La misma idea de la inutilidad de los
consejos angelicales  la encontramos en
otro midras  b Sanh 38b donde luego de
objetar la utilidad de la creación del hombre aludiendo al Sal 8,5 Dios inmediatamente extendió su dedo penique
y los consumió con fuego.
Lo mismo sucede con una segunda clase de ángeles
que también osan aconsejar a Dios aludiendo a la inutilidad de la creación
humana. Solo una tercera generación de ángeles reconoce la soberanía universal
de Dios y su consecuente derecho de crear a los hombres. Esto no quita para que
después del diluvio y la destrucción de Babel con la consecuente confusión de
lenguas le recriminen a Dios diciendo:
Soberano del Universo, ¿acaso no hablo correctamente delante de ti la primera generación
de ángeles? Entonces Dios les respondió: hasta que envejezcan yo seré el mismo,
hasta las canas yo los sostendré; yo lo he hecho, yo los seguiré llevando, yo
los sostendré y los libraré (Is 46,4).  Como sea, el punto es que Dios se ha determinado en crear al hombre, esto es para Él lo más importante, y hace caso omiso de los consejos angelicales, demostrando así, la superioridad del hombre sobre los ángeles.  

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.