La Sabiduría como esposa de Dios en Filón de Alejandría

La figura de la sabiduría en Filón de
Alejandría es fundamental para entender la temprana herejía de los dos poderes
en el cielo. Este autor se aproxima desde distintos ángulos para tratar de
entender la relación de ésta con Dios…no es sistemático, y muchas veces se
contradice. Como sea, comencemos con un texto importante donde la describe como
esposa de Dios y como madre del mundo visible. Por supuesto, aclara, esto no
hay que entenderlo de manera humana…es una unión mucho más sublime. “Ahora bien, en la expresión no se establecen
distinciones entre los títulos de padre y madre, pero sus. alcances son
distintos. Por ejemplo, diremos sin rodeos y con toda razón que el Artífice que
construyó este mundo es al mismo tiempo padre de lo creado, en tanto que su madre
es la sabiduría del Hacedor, con la cual Dios se unió, aunque no a la manera
humana, y engendró la creación. La sabiduría, habiendo recibido la Divina
simiente, concluidos los dolores del parto dio a luz al único amado hijo sensible,
es decir, este mundo que vemos. En las páginas de uno de los miembros del
Divino coro, la sabiduría es presentada hablando acerca de sí misma de esta
manera: «Dios me poseyó antes que todas las otras obras suyas y echó mis
fundamentos antes de las edades.» (Proverbios VIII, 22.) Así es todo lo
que llega a ser engendrado es posterior a la madre y nutriz de todas las cosas.”
(De Ebrietatis 30-31) .

Otro texto que se refiere  a la sabiduría en términos femeninos, como
esposa de Dios, y con una mescla de sexualidad y asexualidad, es De Qerubines
49: Yo mismo, iniciado en los misterios
fundamentales a través de los escritos de Moisés, el amado de Dios, con todo,
habiendo enseguida visto al profeta Jeremías, y conocido que no sólo se trata
de un iniciado sino que es además de un experto intérprete de las sagradas
verdades, no he titubeado en seguirlo; y él, como profundísimo inspirado que
es, me ha revelado cierto oráculo, que pone en boca de Dios las siguientes
palabras dirigidas a la pacifísima virtud: «¿No Me invocaste como tu casa,
tu padre y el esposo de tu virginidad?» (Jerem. III, 4); con lo que
establece claramente que Dios es una casa, la incorpórea sede de las
incorpóreas formas ejemplares; el padre de, todas las cosas pues Él las ha
creado, y el esposo de la sabiduría, que deposita la simiente de la felicidad
en la tierra apta y virginal para beneficio de todo el género de los mortales.

Filón insistirá que no hay verdaderas
relaciones sexuales entre Dios y su Sabiduría: Puede, con todo, suceder que eventualmente un alma virgen sea
deshonrada al ser manchada por las desenfrenadas pasiones. Esto no afecta a la
verdad del oráculo, pues éste no 
dice que Dios es esposo de una virgen, pues
una virgen está expuesta a la mudanza y a la muerte, sino «de la
virginidad», que, como forma ejemplar, es eternamente idéntica e
inmutable. En efecto, mientras lo cualitativo está sujeto por ley natural a
nacimiento y muerte; a las potencias que modelan las cosas particulares les ha
sido asignada como patrimonio la inmortalidad. 52. Corresponde, pues, que Dios,
que es increado e inmutable, siembre en la virginidad, que jamás se cambia en
forma de mujer, las formas ejemplares de las inmortales y vírgenes virtudes.
¿Por qué, entonces, oh alma, siéndote conveniente permanecer virgen en la mansión
de Dios, en contacto con la sabiduría, te mantienes alejada de ellas, y
abrazas, en cambio, a la sensibilidad, que te corrompe y mancha? He aquí por
qué engendrarás un hijo confuso y funestísimo, el fratricida y maldito Caín,
una posesión que no es posesión. «Caín», en efecto, significa
«posesión» (
De Qerubines
51-52).

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.