La gratuidad del don de Dios (Mt 20, 1-16)

Escuchemos la siguiente parábola de
Semachot de-Rabbi Chiyah 3,2:  ¿Cómo es que el justo viene a  este mundo? A través del amor porque ellos
sostienen el mundo a través de sus buenas acciones. ¿Cómo es que ellos parten
de este mundo? También a través del amor. R. Simeon ben Eleazar dijo una
parábola. ¿A qué compararemos este asunto? A un rey que contrató a dos
trabajadores. El primero trabajó todo el día y recibió un denario. El segundo
trabajó sólo una hora y también recibió un denario. ¿Cuál de los dos fue más
amado? ¡En ningún caso lo sería el que trabajó sólo una hora! Entonces, ¿qué
pasa con Moisés que sirvió a Israel ciento y veinte años y Samuel que sirvió
cincuenta y dos? ¡Sin duda, ambos son iguales ante Dios! Como esta dicho:
“Entonces Dios me dijo: Moisés y Samuel están delante de mi (Jr 15,1)”; y
entonces me dijo, “Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes, Samuel también
estaba entre aquellos que llamaban Su nombre (Salm99,6); respecto a ellos y a
otros como ellos Él dice: “Dulce es el sueño de quien trabaja sea que coma
mucho o poco (Eccl 5,12).
Esta parábola es una entre tantas que nos ilumina
el contexto judío de Mt 20,1-16. Lo que está a la base es la idea de Dios como
un rey generoso que no calcula qué y a quién dar sus dones, sino que lo da todo
de manera gratuita. En el caso de Mt, entre los trabajadores están quienes han
trabajado todo el día y que murmuran
contra el dueño del campo,
lo que los define es el poseer el ojo malo (ὁ ὀφθαλμός σου πονηρός ἐστιν)  (Mt 20,15 ), término que proviene
del hebreo  תֵּרַע עֵינְךָ que implica avaricia, egoísmo y en general
todo lo que se opone a la gratuidad y a la liberalidad. Otra característica
importante en la parábola mateana es la contraposición entre lo que le
pertenece al dueño del campo y lo que le pertenece a los trabajadores. En otras
palabras, “lo que es mío” y “lo que es tuyo” (de los trabajadores), siendo esto
último puro regalo o don del dueño del campo (20,14).  Aquí podría haber una caricatura un tanto
divertida que también encontramos en otra parábola judía llamada “los cuatro tipos de personas” en Abot
5,13:  Existen cuatro tipo de personas: a) Aquel que dice, lo que es mío es
mío, lo que es tuyo es tuyo. Es el caso más corriente de personas. Algunos
dicen que es el tipo de personas de Sodoma. 
B) Aquel que dice, lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío. Él es
un ignorante. C) Aquel que dice, lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es
tuyo. Él es un santo. D) Aquel que dice, lo que es tuyo es mío y lo que es mío
es mío. Él es un malvado.
Esta descripción, cargada de humor y de un cierto
juego de palabras puede describir algo del sabor de la parábola de Mt en el
versículo 14. El dueño del campo está claramente descrito en el carácter C. Es
la gratuidad, el don continuo, el darse sin medida y restricción. Los
trabajadores avaros son descritos en el carácter D. Quieren todo, incluso lo
que no les pertenece, y no son capaces de reconocer el don que viene de
Dios.    

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.