Testamento de Judá y el Adulterio en Mt 5, 18

En el
Testamento de los 12 Patriarcas, encontramos
el Testamento de Judá quien nos
provee de una perspectiva para entender la posición de Jesús respecto aladulterio (Mt 5,18). Uno de los motivos importantes del texto es la relación sexual entre
Judá, uno de los hijos de Jacob, con Basué, una cananea, hija de un hombre
rico, y su consecuente matrimonio. Esto no tendría nada de extraordinario si es
que Jacob no hubiese prohibido explícitamente a sus hijos casarse con mujeres
extranjeras, especialmente cananeas.  En
su testamento Judá reconoce, por culpa
del vino no sentí respeto del mandamiento de Dios y tomé como mujer a una cananea
(TestJud 14,6). Un poco antes había dicho: Yo me había gloriado de que, durante mis guerras, no me había engañado
ningún rostro de mujer hermosa…Pero los espíritus de la envidia y la
fornicación se dispusieron contra mí hasta que caí ante Besué, la cananea, y
ante Tamar, la esposa de mis hijos. Decía o a mi suegro: “Deliberaré con mi
padre y así aceptaré a tu hija”. Pero él no quiso y me mostró una cantidad
inmensa de oro a disposición de su hija, ya que era rey. La adornó con oro y
perlas e hizo que ella, luciendo toda su belleza, nos escanciara en el
banquete. El vino desvarió mis ojos, y el placer cegó mi corazón. Enamorado de
ella, caí y trasgredí el mandamiento del Señor y de mis padres tomándola como
mujer
(13,3-7). Esta experiencia hace que Judá advierta a sus descendientes
sobre el peligro del vino, las riquezas y la belleza. El patriarca advierte: Sabed pues hijos míos que dos espíritus
tienen sus asientos en el hombre; el de la verdad y el del error. En medio de
ellos se halla el espíritu intelectivo de la mente y se inclina adonde quiere.
Las obras de la verdad y las del error están escritas sobre el pecho del
hombre, y el Señor conoce cada una de ellas
(20,1-3). El dualismo ético
está  presente también en la Carta a
Santiago, en la Didaje, y en general en el Qumrán. Este mundo dualista se ve
influenciado por la conducta del sujeto. El vino inclina a la persona al
espíritu del error, lo mismo que el amor a las riquezas es camino a la idolatría y el poder de la belleza de la mujer lleva a la
mente a la fornicación (17,1-3;
18,1-19,4).  Lo contrario también puede
afirmarse: Luego, arrepentido de ello, ni
gusté del vino ni de la carne hasta mi senectud, ni gocé de ningún tipo de
alegría. El ángel del Señor me indico que las mujeres dominan siempre tanto al
rey como al mendigo. Al rey le despojan de su honor, al valiente de su energía
y al menesteroso hasta del más pequeño sustento de su pobreza
(14, 4-6). En
términos generales, guardad, pues, hijos
míos, toda la ley del Señor, porque hay una esperanza para todos los que hacen
rectos sus caminos
(20,1).

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.