Viajes Celestiales en las Hejalot Rabbati.
“R. Nehunya be Haqanah se sentó y explicó delante de ellos los asuntos
Pertinentes a la mercaba,
Descender y ascender,
Cómo uno que desciende puede descender
Y como uno que asciende puede ascender” (&202).
A continuación se nos comienza diciendo algo que parece contradictorio con el carácter sacerdotal del místico, lo que nos acerca a la concepción de que ascender-descender puede ser practicado por cualquier hombre que cuente con la escalera. Además en la siguiente instrucción la conjuración está estrechamente ligada a la práctica mística, de tal modo que es difícil distinguirlas. Dice así: “si un hombre quiere descender a la mercabá debe llamar a Suryia el Príncipe de la Presencia y conjurarlo 112 veces por el nombre de Totrosi el Señor….y si él se excede o disminuye su sangre subirá sobre su propia cabeza. Su boca debe repetir las palabras de la conjuración y los dedos de sus manos deben contar 112 y entonces él puede descender y gobernar en el mundo de la mercabá” (&204). Ahora el bien, el carácter mágico de este tratado no sólo se expresa en las conjuraciones. También se demuestra en la importancia atribuida al conocimiento de los nombres de los ángeles que guardan las puertas de los diferentes cielos. “Totrosi el Señor Dios de Israel de los ejércitos está sentado en el interior de siete palacios, uno dentro del otro. Y en la entrada de cada palacio hay ocho guardias, cuatro a la derecha del lintel y cuatro a la izquierda del lintel. Estos son los nombres de los guardias…” (& 206). Además de los nombres se nos describen algunas características temibles de estos guardias con sus enormes caballos que comen carbón de sus pesebres y beben de ríos de fuego(&213-215). Así por ejemplo, “sus caballos son héroes de las tinieblas, caballos de la sombra de la muerte, caballos de obscuridad, caballos de fuego, caballos de sangre, caballos de granizos, caballos de acero, caballos de tinieblas”. Lo más sorprendente es que el místico, sabiendo los nombres de los guardias, puede bajar muy seguro por los distintos palacios: “Todos aquellos que descienden hacia la mercabá ascienden y no son dañados, mas observan todos estos problemas y descienden en forma segura y llegan a estar y ser testigos de la temible y terrible visión” (&216ª). Y así el místico contempla la visión de la liturgia celestial: “Y ellos bendicen y alaban y aplauden y glorifican y exaltan y magnifican y atribuyen honor y belleza y grandeza a Trotoi el Señor Dios de Israel quien se regocija en aquellos que descienden a la mercabá y quien está sentado y mira por cada uno de Israel, quien conoce cuando el hombre puede descender y contemplar
El señorío maravilloso suavidad y extraño,
Suavidad de exaltación y señorío de esplendor,
Que viene a pasar delante del trono de Su gloria tres veces cada día, en lo alto,
Desde el tiempo cuando el mundo fue creado
Y hasta ahora, para alabanza” (& 216).
El carácter mágico-místico del texto se refuerza también a través de la instrucción de tomar dos sellos, uno en cada mano, con dos diferentes nombres para cada uno de los palacios (en total sumarían 14 sellos). Si el místico presenta los sellos correctos en las respectivas puertas, los guardias lo dejan entrar. En &229 se nos dice que en el sexto cielo se ha de presentar tres sellos: “Cuando vayas y te coloques en la entrada del sexto palacio, mostrad tres sellos a los guardias del sexto palacio. Mostrad dos sellos a Kazpiel el Príncipe, quien porta una espada en su mano de la cual emanan rayos, y quien la mueve la espada en contra de todo aquel que no es capaz de contemplar al Rey y su trono, y no hay criatura que pueda detener su mano. Y su espada grita y dice: “¡Dolor!”. Y él se pone en el lintel de la entrada de la derecha. Y el otro sello se le muestra a Dumiel…el Señor Dios de Israel le llama Dumiel de acuerdo a Su propio Nombre, diciendo: “Tal y como Yo veo y resguardo mi paz, tal y hace Dumiel, el silencio de Dios”. Su autoridad se extendía sobre el lintel derecho, pero Kazpiel el Príncipe lo corrió, no porque sintiese enemistad, odio, celos, o rabia, sino simplemente por Su honor” (&229). Además de Kazpiel y Dumiel, el ángel Gabriel también asumirá un rol importante en el texto a partir de &235. En este punto vemos que no sólo la magia es importante, sino también el conocimiento de la Torá y las acciones del místico: “Si él (el visionario) dice a Dumiel el Príncipe, “yo tengo uno de estas dos cualificaciones”, Dumiel, de inmediato, se pondrá en contacto con Gabriel el secretario y éste escribirá en su papel con tinta roja y pondrá el papel en el carro del mismo hombre diciendo: “Esto y lo otro es el conocimiento de esta persona sobre la Torá, esto y lo otro son sus acciones, y él desea entrar y estar delante del trono de Su gloria”. En la entrada del séptimo cielo encontramos varios ángeles pero el más importante es Anafiel el Señor, “el Príncipe honorable, amado, temible, terrible, querido, esplendido, fuerte, poderoso, fuerte, justo, galante, que es también llamado Tofriel el Señor” (&244). Anafiel recibe su nombre por “anaf de las coronas que han sido depositadas sobre su cabeza, porque él cubre todas las habitaciones del séptimo cielo como lo hizo el Hacedor de la Creación. Tal como, y hablando del Hacedor de la Creación, está escrito [Hab. 3,3]: “Su gloria cubre los cielos”, también Anafiel el Príncipe, como siervo, es llamado por el nombre de su maestro. Y ¿por qué es él es más amado y que querido que todos los otros guardias de los palacios? Porque él abre las puertas de las entradas del séptimo palacio, y las cierra delante del trono de gloria que está en lo alto y que se ubica en oposición a la entrada del séptimo palacio. Y las bestias santas están ubicadas en oposición a la entrada del séptimo palacio, y los querubines y los ofanim están ubicados en la oposición de la entrada del séptimo cielo, y allí hay 256 rostros en cada una de las bestias santas ubicadas en la oposición del séptimo palacio…” (&245).
El místico se presenta tembloroso, queriendo retroceder, y aterrorizado, entonces Anafiel y los 63 guardias del séptimo palacio lo confortan diciendo:
“No temáis, hijo de la semilla amada,
Entrad y contemplad al Rey en su belleza,
Tú no serás ni destruido ni quemado” (&248).
Luego de extender las alabanzas de Dios como Rey (&217) el texto recoge la relación entre Dios y el místico. Dios lo desea y lo espera a la vez que desea que todo lo que el visionario contemple se comunique a Israel. El contenido de la salvación o redención, a su vez, se relaciona con la celebración de la liturgia celestial:
“Trotoi, el Señor, el Dios de Israel,
Desea y espera (al místico)
Tanto como espera la redención y el tiempo de salvación
Que está preparado para Israel
Después de la destrucción del segundo, el último templo:
¿Cuándo descenderá él, aquel que desciende a la mercabá?
¿Cuándo verá él orgullo de las alturas? (se entiende la liturgia celestial)
¿Cuándo escuchará él la salvación final?
¿Cuándo verá él lo que ningún ojo ha visto nunca?
¿Cuándo ascenderá él de nuevo
Y proclamará esto a los descendientes de Abraham, Su amado?” (&218).
La visión del místico se expresa de una manera muy bella en los siguientes textos:
“Inmediatamente ellos le despidieron (Nehunya b.Haqanah) desde su lugar al trono de gloria,
Donde él se sentó y contempló,
El maravilloso orgullo
Y la especial autoridad,
El orgullo de la elevación
Y la autoridad de lo sublime
Que corre delante del trono de gloria
Tres veces al día
En lo alto,
Desde el día en que el mundo fue creado hasta hoy,
Para alabanza” (&227).
“Rey generoso, Él se viste con esplendor,
Refleja lo majestuoso con bordados de canciones
Coronado con magnificencia y majestad,
Una corona de suavidad y una diadema de temor.
Porque Su Nombre es agradable para Él, y Su título es dulce para Él,
Y su trono es esplendido para Él y Su palacio es magnifico
Y Su gloria es agradable para Él y Su majestad está viniendo hacia Él,
Y Su fuerza es placentera para Él y Sus siervos cantan agradablemente para Él,
E Israel le dice lo majestuoso de Sus maravillas
Rey de Reyes, Dios de dioses, Señor de señores… (&251).
Rey, el verdadero y único, Rey que vive para siempre,
Rey que mata y da la vida, Rey que dice y hace,
Rey que forma cada enfermedad y crea cada curación,
Rey que hace cada bendición y establece todo lo bueno,
Rey que sustenta a todos sus trabajos y alimenta a todas sus criaturas,
Rey que está en lo alto para todos los que están abajo, y que es fuerte para todos los que tienen son valientes (&255).
Todos estos textos de carácter litúrgico expresan de manera maravillosa la experiencia religiosa del místico, que P. Schäfer expresa de manera tan apropiada como “unio liturgica”. Esta es la unión entre la liturgia de Israel y la celestial, siendo el místico el puente entre ambas. Para más detalles: P. Schäfer, The Origins, p. 268-282.