Transformación del vidente en el Segundo Apocalipsis de Santiago

El Segundo Apocalipsis de Santiago es un discurso gnóstico de revelación que consta de dos partes: el discurso de revelación y la narración del martirio de Santiago. El discurso de revelación es el que supuestamente pronunció Santiago el justo, en Jerusalén y que puso por escrito Mariem, probablemente María Magdalena (44, 1-2). Este discurso hace referencia a una reseña que hace un sacerdote anónimo a Teudas (no es José) el padre de Santiago, y que
se divide en las palabras del Jesús prepascual y la revelación del Jesús resucitado. La estructura del discurso es la siguiente:
1. Relato de un Sacerdote a Teudas
2. Discurso de Santiago según el sacerdote.
2.1. Santiago define su personalidad salvífica: Santiago habla de sí mismo en términos soteriológicos como YO SOY. Esto implica una estrecha conexión con Jesús. Esta es tan íntima que el autor no vacila en utilizar ocacionalmente el registro de la identificación. Fijaos en la comunicación de idiomas presente entre Jesús y Santiago. Así en los siguientes versículos los tres primeros se refieren a Stgo y los últimos tres a Jesús: YO SOY aquél a quien se reveló el Pleroma de la incorruptibilidad, el primero que fue llamado por el Magno y el que obedeció al Señor (Stgo.), el que atravesó los mundos, el que se desvistió y anduvo desnudo, el que fue hallado en corrupción cuando iba a ser elevado a la incorruptibilidad (Jesús) (46,1-20).
2.2. El Jesús prepascual define su personalidad salvífica: YO SOY (…) la carne, y de la carne precisamente escaparé en plenitud. Yo soy el que muere sometido a la muerte, pero en vida seré hallado…Yo soy el Hijo primogénito. Él destruirá el señorío de todos ellos. Yo soy el amado. Yo soy el justo (mirad la comunión de idiomas con Stgo). Yo soy el Hijo del Padre (que según el 1Apoc de Stgo 33,16-18 es el santo y seña utilizado por el gnóstico que asciende a los cielos), Yo hablo de acuerdo con lo que escuché. Yo doy una orden de acuerdo con el mandamiento que recibí. Yo os enseño de acuerdo con lo que yo hallé…Reparad en mí a fin de que me veáis (48,1-49,20).
2.3. Enseñanzas de Jesús a Stgo después de la resurrección
2.3.1. Inicio: Son típicas enseñanzas gnósticas. Primero empieza con la triada divina del Padre, la Madre y el Hijo. En cierta ocasión estaba yo sentado y reflexionando cuando él abrió la puerta, entró y se acercó a mí…Me dijo. “Salud, hermano mío; hermano mío, salud”. Una vez que hube alzado mi rostro para mirarlo, me dijo la Madre: “No temas, hijo mío, porque te dijo así: hermano mío. Pues fuisteis nutridos con la misma leche. Por esto me llama “mi Madre”. Pues no es un extraño para nosotros. Es hermano por la parte de tu Padre (50, 1-25). La Madre es aquí la Sabiduría y el Padre es el Primer Principio, de acuerdo con la constante terminología gnóstica, sobre todo valentiniana. La leche de la Madre que beberá el Revelador es
mencionada también en el PensGP 40, 29-30. Luego enseña sobre el Demiurgo y el Dios supremo: Tu padre (el demiurgo) no es mi Padre…Tu padre, que tú piensas que es rico, te dará en herencia todas estas cosas que ves…Abre tus oídos, comprende y haz tu camino…Y su herencia aparecerá como una cosa pequeña, esta herencia acerca de la cual él se pavoneaba diciendo que era tan grande. Y sus dones no son cosas buenas. Sus promesas son designios perversos…Pero tú comprende y conoce al Padre que tiene compasión. Él no ha recibido una herencia indeterminada, ni tampoco limitada en el tiempo, antes bien consiste en un día
eterno
(51, 20-53, 30).
2.3.2. La función mediadora de Stgo: Pero yo quiero hacer la revelación por medio de ti (55, 3)…Pues tú no eres redentor ni socorredor de extraños. Tú eres un iluminador y un redentor de los míos, y ahora también de los tuyos. Tú harás revelación, tú aportarás el bien para todos ellos, tú serás admirado a causa de tu poder. Tú eres aquél a quien los cielos bendicen. Tú eres aquél a quien envidiará el que se denominó a sí mismo “tu señor (55, 15-29).
2.3.3. La iniciación gnóstica: Y me besó en la boca y me abrazó diciendo: Amado mío, he aquí que voy a revelarte aquellas cosas que los cielos no han conocido, como tampoco los arcontes. He aquí que voy a revelarte aquellas cosas que él no conoció, aquél que se pavoneó (56, 1-25).
2.4. Stgo testifica la divinidad de Jesús: Y entonces extendí mis manos y no lo hallé del modo que yo pensaba (carnal). Pero luego lo oí que me decía: comprende y abrázate a mí. Entonces comprendí y temí, y experimenté una gran alegría. Por esta razón os digo, los que juzgáis, que habéis sido juzgados (57, 15-20). Sed sobrios…El era aquél a quien no vio el que creó el cielo y la tierra y habitó en ella. El era el que es vida. El era la luz. El era el que será. Y de nuevo llevará a término las cosas que comenzaron, y dará un comienzo a las cosas que van a terminarse. El era el Espíritu Santo y el invisible que no descendió a la tierra. El era la virgen, y lo que desea se hace realidad para él. (58,1-20).
2.5. Exhortación de Stgo a los oyentes: Él no os juzgará por lo que habéis hecho, antes bien se apiadará de vosotros, pues no obrasteis vosotros, sino el que es vuestro señor. El no era iracundo, antes bien era un Padre bondadoso. Ahora bien, vosotros os habéis juzgado a vosotros mismo y por esto permaneceréis vinculados a ellos (59, 8-15).
3. Fin del relato del sacerdote Teudas
4. Relato del martirio de Santiago: este a todas luces es un añadido que bien pudo provenir de un copista o compilador. No es gnóstico.

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.