Pablo y el Templo: La comunidad donde habita la Santidad de Dios
que
templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él,
el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.
οἴδατε ) que implica una respuesta afirmativa. Sí, la comunidad tiene que saber
que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ellos al modo
como lo hace en el templo (Jerusalén y Celestial) (A1). Esta respuesta
afirmativa se complementa con la idea de que el templo de Dios es santo (A2).
Ambas afirmaciones se suponen conocidas por la comunidad por lo que no es
impropio suponer que son ideas pre-paulinas.
De hecho, que una comunidad se considere el nuevo templo está bien
afirmado en el Qumrán. Por ejemplo, en la Regla de la Comunidad leemos: Cuando estas cosas existan en Israel de
acuerdo con estas disposiciones para fundamentar el espíritu de santidad en la
verdad eterna, para expiar por la culpa de la transgresión y por la infidelidad
del pecado, y por el beneplácito para la tierra sin la carne de los holocaustos
y sin las grasas del sacrificio- la ofrenda de los labios según el precepto
será como el olor agradable de justicia, y la perfección de la conducta será
como la ofrenda voluntaria aceptable- en ese tiempo se separarán los hombres de
la comunidad como casa santa para Aarón, para unirse al santo de los santos, y
como una casa de la comunidad para Israel, para los que marchan en la
perfección (1QS IX, 3-6). En este
textos todos los elementos propios del templo (sacrificios, casa santa,
comunidad santa) están presentes para sublimarlos en la comunidad del Qumrán.
Esto es especialmente cierto en el caso del espíritu
que se relaciona con la verdad
eterna.
Esta identificación entre el templo y la
comunidad está presente en general en 1QS I, 21- III, 12. En un momento esta
relación se subraya de la siguiente manera: Porque
por el espíritu del consejo verdadero sobre los caminos del hombre son expiadas
todas sus iniquidades para que pueda contemplar la luz de la vida. Y por el
espíritu de santidad que le une a su verdad es purificada de todas sus
iniquidades. Y por el espíritu de rectitud y de humildad su pecado es expiado.
Y por la sumisión de su alma a todas las leyes de Dios es purificada su carne
al ser rociada con aguas lustrales y ser santificada con las aguas de
contrición (1QS III, 6-9). En este texto el espíritu repleta a la comunidad
de manera indivisible, del mismo modo como habita en el templo. No se puede
dividir, no habita en un lugar de una manera más plena que en otro. Del mismo
modo, el espíritu trasciende al sujeto por cuanto habita en una comunidad.
cláusula que hace de este texto paulino un sándwich: Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él (B).
Esta frase es una advertencia muy concreta y práctica. El contexto son aquellos
que han dividido a la comunidad diciendo que pertenecen a Apolo, Pedro, o al
mismo Pablo. Esta división acarrea el castigo más severo: la destrucción
(compara con la pena adjudicada al hombre que se acostaba con la mujer de su
padre en 1Cor 5,1-8). Fijémonos también
en la importancia que tiene el concepto de santidad para Pablo, santidad que
entiende, como veremos en otros ejemplos de carácter sexual, la pureza
requerida al hombre que habita en el templo (comunidad). Y es que el templo
parece ser una realidad querida por Pablo (Rm 9,4). Para más detalles:
John R. Levison, “The Spirit and the Temple in Paul´s Letters to the
Corinthians”, en: Paul and his Theology, Brill,
p. 189-197.