Nous, idolatria y el Apocrifo «La historia de Melquizedek»
En una entrada anterior presentamos el apócrifo cristiano «La historia de Melquizedek». En esta entrada decíamos que La Historia de Melquizedek es un apócrifo escrito en griego y atribuido a Atanasio, Patriarca de Alejandría (295-373). Me gustaría fijarme en un motivo que se repite en muchas fuentes, la relación entre la nous caída y la idolatría. Sabemos que de acuerdo a este texto Melquizedek era hijo de Salem y del rey Melqui, y que tenía un hermano llamado Melqui. Muchas de las características del padre de Melquizedek son parecidas a las del padre de Abraham de acuerdo al Ap.Ab. Era pagano, malvado y ofrecía sacrificio a los ídolos en el templo de los doce dioses (2). Cuando le pide a su hijo Melquizedek que vaya a la manada por 7 terneros para sacrificar, el joven, de camino, tuvo un pensamiento divino. Habiendo levantado sus ojos al cielo observó el sol y consideró a la luna y las estrellas. Entonces meditaba consigo mismo y se decía: «Si alguien hizo el cielo, la tierra, el mar, y las estrellas, a Él ha de ofrecerse los sacrificios, al creador de todas estas cosas. Los signos del cielo son claros para mí, que el creador descanza sobre ellos, incorruptible, inmortal, siendo el único Dios en el cielo y sobre la tierra, quien conoce los pensamientos de los corazones. Él es el verdadero Dios. A Él deben ofrecerse los sacrificios (3). Luego Melquizedek trata de argumentar o razonar con su padre sobre la inutilidad de ofrecer sacrificios a los ídolos. La reacción del padre representa lo contrario a la razón: fue la ira y la amenaza sobre la vida misma del joven si es que no traía los animales para el sacrificio. La reacción va incluso más allá, cuando Melqui le propone a su mujer Salem sacrificar a uno de sus hijos. Hechan suertes sobre cuál de los dos hermanos ha de morir, y la suerte respecto a la elección cayó en Salem quien elegio a Melqui para ser sacrificado. Junto a él 503 jóvenes, más un importante número de ganado, fueron sacrificados a los doce dioses. Llama la atención la contraposición entre el pensamiento divino de Melquizedek y la ira, y falta de razonamiento de su padre.