Los Hechos de Tomás el mellizo (III)
Solemos asociar la historia del cristianismo primitivo a los márgenes geográficos del Imperio Romano. En ese sentido la influencia de los Hechos de los Apóstoles ha sido decisiva puesto que nos muestra cómo el cristianismo se extendió desde Jerusalén hasta alcanzar Roma, donde, según la tradición posterior, morirían Pablo y Pedro bajo la persecución de Nerón. La idea es la siguiente, el cristianismo se extiende hacia Roma y dentro de los márgenes del Imperio Romano. Sin embargo, debemos recordar que Roma no era el único gran imperio de ese tiempo. Desde sus fronteras orientales se extendía el Imperio Persa Sassanida (en la foto), igualmente poderoso y fuerte, que combatía mano a mano por el control de extensas áreas. El cristianismo primitivo también se extendió hacia esas zonas, construyendo una historia rica en logros y persecuciones. Esta es la historia sobre la cual emergerá la iglesia siriaca, que en momentos de gran esplendor, en el siglo IX y X, llegaría incluso a tener misiones en China. Personalmente me he emocionado al ver los grabados cristianos en piedra (seguramente restos de un monasterio nestoriano) en las orillas del lago Izikul en Kirguiztan.
Es en los origenes de la iglesia en Persia donde debemos ubicar la tradición tomasiana, específicamente desde la ciudad de Edesa hacia oriente. Esta ciudad, que pasó sucesivamente de manos persas a romanas, vio nacer otra obra que lleva el nombre del mellizo de Jesús: los Hechos de Tomás. Como otras obras que apelan a Tomás, esta obra enfatiza el vínculo de hermandad del héroe con Jesús para ilustrar el itinerario espiritual del creyente. Jesús es nuestro hermano celestial, estamos llamados a actualizar nuestra semejanza con él, esa es nuestra verdadera identidad. Así, por ejemplo, Tomás es presentado al rey Gundafor como un carpintero y albañil (17); un dragón lo identifica en el hecho segundo como mellizo de Cristo (30); un pollino le llama mellizo de Cristo…iniciado en las palabras ocultas de Cristo…el cual, aunque libre, se hizo siervo y, siendo vendido, llevo a muchos a la libertad (39); los demonios que acosan sexualmente a una mujer le increpan diciéndole ¿qué tenemos que ver contigo? (Mc 1,24;5,7; HchT 46); la mujer resucitada del hecho sexto pregunta quién era el hombre que la sacó junto a Jesús del Hades (56). Este motivo, que recorre toda la obra, termina con la humilde oración de Tomás antes de su muerte: No soy Jesús, sino su siervo. No soy Cristo, sino su ministro. No soy el Hijo de Dios, pero oro para ser digno de Dios (160). Es en la clave de la sublime humildad, y siguiendo a Flp ,2,7, cuando el apóstol se hace realmente el mellizo de Jesús.
A lo largo de las númerosas aventuras que le ocurren al apóstol esta obra enfatiza el ascetismo, la renuncia al mundo material, y el control de las pasiones, especialmente las inclinaciones sexuales. Así por ejemplo tenemos que en el hecho cuarto el pollino que transporta a Tomás a la ciudad representa al cuerpo, que una vez realizada su tarea (en este caso también imitar a Jesús) muere y no se le devuelve la vida a pesar de las súplicas de la gente. De allí que Tomás se dirija a Jesús así una vez que muere el pollino con esta oración: Salvador y nutricio, que nos guarda y nos hace descansar sobre cuerpos ajenos (39-41). En el hecho octavo una manada de asnos salvajes ayudan a Tomás a relevar a los caballos cansados del carruaje que lo llevaba a exorcizar a una madre y una hija, significando que las pasiones y deseos salvajes de la carne no tienen poder sobre el mellizo quien lleva una vida célibe, sino que por el contrario le obedecen (68-70). Tomás, una y otra vez, enseña a los hombres, y especialmente a las mujeres, a abstenerse del matrimonio y la vida sexual, lo que lo llevará finalmente a la muerte como venganza del marido de Tercia.
Algunos manuscritos de los Hechos de Tomás contienen el famoso himno de la perla. Se discute su carácter gnóstico. Como sea, es un himno precioso, de una gran profundidad, que despierta muchas ventanas espirituales. Vale la pena buscarla en internet…Como sea, esta obra nos abre las puertas a un cristianismo distinto, original, con un sabor oriental… Que bien nos hace la diversidad.