Las «Parábolas de Enoc»: Unidad literaria y Composición temprana
En muchos comentarios se señala que el capítulo 71 de las Parábolas de Enoc es un agregado de un escriba posterior. Y es que el contenido con relación al Hijo del Hombre como ser celestial que se identifica con Enoc tendría claras reminiscencias cristianas. Y es que en las Parábolas de Enoc se hace referencia al Elegido, al Justo, al Mesías, y al Hijo del hombre como una misma figura. En el capítulo 61 el Elegido es sentado en el Trono de Gloria por el Señor de los Espíritus, un nombre para referirse a Dios. En el capt. 62 el Elegido y el Hijo del Hombre se sientan en el Trono celestial. Al mismo tiempo se nos dice que el Hijo del Hombre ha estado oculto «desde el incio», para luego, hablar de las cualidades que comparte con Dios. En los días finales, en el Juicio, los pecadores serán avergonzados delante del Hijo del Hombre. De acuerdo con el capt 69 todo el Juicio le es dado al Hijo del Hombre. Y lo más importante, Enoc es divinizado en el capt. 71 cuando se le reconoce como Hijo del Hombre. Concluyen algunos, a partir de este elemento que el texto, tal como ha llegado a nosotros, no es una unidad. Sin embargo, no hay ningún manuscrito, de los más de 120 que tenemos de la versión etíope, que no contenga el capítulo 71. Por lo demás, rastros de los contenidos del capítulo 70-71 se encuentran en los capítulos 36-69 como hemos dicho al hablar del Elegido, el Justo, el Mesías y el Hijo del Hombre. Y es que la elevación o «divinización» de Enoc ya se conoce desde Gn 5,22-24 puesto que si Enoc estaba con Dios en los cielos la identificación de éste con la figura del Hijo del Hombre (que estaba en los cielos cerca de Dios) no se hace tan difícil. En 71,14 no se consideraría una ruptura sorprendente. Enoc es el Hijo del hombre. Esto quiere decir que las Parábolas de Enoc fue compuesto desde un principio como un solo libro. Si aceptamos esta premisa, la siguiente pregunta es sobre la fecha de datación. Al entender que las Parábolas son una reflexión sobre la figura del Hijo del Hombre, nos sitúa una fecha que no podría ser anterior al II a.c. Ahora bien, desde aquí varios argumentos apuntan a una composición datable en la época herodiana. Lo primero, que copias de las Parábolas no se encuentren en el Qumrán no es un argumento decisivo para señalar una fecha de composición tardía. Lo mismo se podría decir del libro de Ester, el 1Mac, o los Salmos de Salomón. Más aún, sólo el 10 o 20 porciento de los materiales del Qumrán se encuentran en estado disponible para su estudio. Todo lo que pudo haber contenido las cuevas V; VI, VII, VIII , IX, y X colapsó siglos antes de ser descubiertos. Sólo fragmentos insignificantes han llegado a nosotros. Pero si son de la época herodiana, ¿por qué no son citados en la temprana literatura cristiana? Una de las razones podría ser porque precisamente es una historia muy parecida a la de Jesús. Para el cristianismo primitivo era muy importante subrayar la unicidad de la experiencia de Cristo a partir de su transformación celestial. Además, sólo Jesús era el Hijo del Hombre y el Mesías. Por lo demás, la influencia enóquica sí se puede entrever en Mt y Jn. En los Salmos de Salomón 36 (125 d.c.). Otro argumento, es la referencia que hace el capt 56, 6-7 de las Parábolas de la invasión persa y meda a Israel en el 40 a.c. cuando Herodes tuvo que hacerle frente. Las Parábolas hacen referencia, además, a una serie de maldiciones a los terratenientes: aquellos que poseen la tierra (38,4); a los fuertes que poseen la tierra seca (48,8); aquellos que habitan sobre la tierra (62,2); aquellos que poseen la tierra (62, 3-6); aquellos que gobiernan sobre la tierra seca (62,9); los reyes poderosos que poseen la tierra seca (63,1-10; 63,12). Los «reyes de la tierra» claramente es una referencia al imperio romano…pero ¿quiénes son los que poseen la tierra seca? La tierra seca bien puede hacer referencia a la tierra cultivable cerca de áreas demasiado mojadas para el cultivo. Estas últimas serían tierras costeras, al oeste de Kinneret y en el valle de Hulah. Para trabajar las tierras y hacerlas aptas a cultivos como el trigo o el viñedo había que drenarlas…y esto sólo lo podían hacerlo los fuertes y poderosos (48,8; 63, 1-10). Estos serán los que en el día de Juicio serán condenados (63,12). Esta dura realidad coincide bien con la época del rey Herodes, cuando mucha gente perdió su tierra o no pudo cultivarla, en parte porque no podía hacer frente a los altos gastos que los impuestos herodiano y el drenaje de la tierra imponían (Ant. 17, 304-314). Por último, no olvidemos que el valle de Hulah no se encuentra lejos del área de Dan o Banias, el lugar de donde se desarrolla la escuela enóquica.
Tenemos entonces que las Parábolas sería una obra unitaria escrita en la región de galilea hacia finales del siglo I a.c. La última pregunta, ¿la conocieron los autores de los evangelios? Los paralelos son evidentes. El Hijo del Hombre, en ambos casos, es un Juez poderoso y celestial que aparece al final de los tiempos (Mc 8,38; 13,24-27; Jn 5,27). Esta era una idea conocida en el Judaísmo del segundo templo. En el Apócrifo de Daniel (4Q246) una figura celestial conocida como el Hijo de Dios y el Hijo del Altísimo están a cargo del Juicio final: «El va a juzgar la tierra en verdad y va a hacer la paz». En el Nacimiento de Noé (4Q534) se habla de un Elegido de Dios que «conoce los secretos de todas las cosas vivas», y que cuya «sabiduría alcanza todas las naciones», y contra quien nadie se podría oponer. Si bien no se habla del Hijo del Hombre, el contexto ideológico de estos personajes es el mismo. Jesús también se identifica con la sabiduría (Mt 8,20; Lc 9,58) y lo que es más evidente con el Hijo del Hombre que traerá el Juicio. Para más detalles: J. H. Charlesworth «The Date and Provenience of the Parables of Enoch» en: J.H. Charlesworth (Ed) Parables of Enoch: A Paradigm Shift (T&T Clark: London, 2013) 37- 56.