Las características divinas del diablo en el Ap.
El demonio en el Ap aparece como una figura heredera de la tradición judía, esto es un ser subordinado a Dios, aunque con rasgos claramente de su época, esto es, con mayor independencia. Al mismo tiempo se le adujican varias características que se predican de Dios. En Ap 2, 10 leemos el mensaje a la iglesia de Smirna: «El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba». En Ap 2,13 para hablar de la iglesia de Pergamo dice: «Sé dónde vives, donde está el trono de Satanás». El diablo en 12,9 aparece representado como un gran dragón o una serpiente que fue arrojada del cielo con sus ángeles: « El dragón grande, la antigua serpiente, conocida como el Demonio o Satanás, fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él». Esta descripción se da en el contexto de una lucha escatológica entre Miguel y sus ángeles, por una parte, y el dragón y los suyos, por otra (Ap. 12,7-12). En Ap 20,2 se describe de nuevo al dragón en los mismos terminos: «Sujetó al dragón, la serpiente antigua, que es Satanás o el diablo, y lo encadenó por mil años». Ahora, el antagonista de Dios, al modo de Is 14 se identifica con un poder terreno, en este caso Roma, de la que se predican características divinas. Al identificarse con Roma el dragón hace la guerra contra«observan los mandamientos de Dios y guardan las declaraciones de Jesús» (Ap 12, 17). Este dragón se transfigurará en un monstruo horrible que emerge de las aguas: «Entonces vi una bestia que sube del mar; tiene siete cabezas y diez cuernos, con diez coronas en los cuernos, y en las cabezas un título que ofende a Dios. La bestia que vi se parecía a un leopardo, aunque sus patas eran como las de un oso y su boca como de un león. El dragón le entregó su poder y su trono con un imperio inmenso.Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se le curó. Entonces toda la tierra se maravilló, siguiendo a la bestia. Se postraron ante el dragón que había entregado el poderío a la bestia y se postraron también ante la bestia diciendo: «¿Quién hay como la bestia? ¿Quién puede competir con ella?»…Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación» (Ap 13,1-7). La descripción que hace de la bestia el autor sigue a Dn 7, aunque combina los cuatro animales de Dn en un solo. Y es que el imperio romano es verdaderamente poderoso y bestial. Es el culmen de lo malo de cada imperio que ha existido en la historia. En Ap 13,3 se llega incluso aludir al mito de Nerón revivido: « Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se le curó». El nombre que porta la bestia en la frente, «Babilonia la grande» hace clara alusión, al modo de clave, al imperio romano que como la gran potencia babilónica había vencido a los judíos y destruido el templo (66-70 d.c). El paralelo con Is 14 es sorprendente. Cuando Juan habla del diablo, está experimentando el poder de romano como extraordinariamente opresivo, violento, y explotador. Otra referencia a Roma es Ap 17, 9b: « Las siete cabezas son siete colinas sobre las que la mujer está asentada». Sin embargo, y al igual que Is 14, Juan habla del diablo para acentuar el inmenso y difinitivo poder de Dios al modo de San Pablo en 1Cor 15, 20-28: « Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos». En el Ap esta idea se expresa a través de la idea de la Jerusalén celestial que desciende en la nueva creación. Para más detalles: K. Wengst, «The Devil in the Revelation of St. John» en: H. G. Reventlow, Y. Hoffman (Eds) The Problem of Evil and its Symbols in Jewish and Christian Tradition (T&T Clark: Londres, 2004) 68-74