La mente en el apócrifo eslavo «Sobre la Creación»
«Sobre la Creación» es un apócrifo eslavo que respecto a la mente niega cualquier posibilidad que ésta sea consustancial con Dios. El problema se generaba con una interpretación de Gn 2,7 cuando Dios expira su aliento y así le da vida al primer hombre hecho del polvo. Ya Origenes había dicho que «esto muestra que Dios impartió una parte de su incorruptible espiritu al hombre, de acuerdo a lo que está dicho: «Y tu incorruptible espíritu está en todas las cosas» (Sab 12,1). Este tipo de interpretación fue contestada ya desde Irineo de Lyon en Contra las Herejías donde señala que «el aliento de vida, que hace del hombre un ser animado, es una cosa, y el Espíritu vivificante es otra, que es la causa que lo hace espiritual» (Haer V.12.2). Teodoreto de Cirrhus, a su vez, señala que «si el alma se deriva del aliento de Dios, ¿no debería ser parte del ser de Dios?…esto es una referencia de lo peor de una religión y una blasfemia» (Quaest. Gen 23). En el apócrifo «Sobre la Creación» el autor afirma el carácter absoluto e inmutable de la mente de Dios. «La mente de Dios, su intelecto, y sabiduría no tienen principio ni fin». Es más, el intelecto no emerge de manera espontanea desde Dios, sino que es dado por el poder de Dios sólo a los justos entre los hombres. «Y Dios da el intelecto a las personas que viven justamente…el poder del intelecto de Dios da el intelecto a los hombres». En otras palabras: «la palabra de Dios no cambia en la palabra del hombre, sino que es el poder de la palabra de Dios que le da al hombre el poder de la palabra». En términos generales el autor de este apócrifo niega la interpretación de Gn 2,7 en el sentido que el alma debe ser identificada con el Espíritu Santo y señala que el alma del primer hombre fue formada como resultado de la actividad creadora del «poder del Espíritu Santo». Para más detalles: Biblical Pseudepigrapha in Slavonic Traditioon, 10-23