La interpretación de Mateo al mandamiento del amor
La segunda ocurrencia al mandamiento del amor en Mateo lo encontramos en 19, 18-19 cuando Jesús le responde al joven rico acerca de los mandamientos que éste tiene que obedecer en orden a entrar en el reino de los cielos. Jesús no sólo menciona los mandamientos socio-éticos del decálogo, sino que agrega el mandamiento del amor: “Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio. Honra á tu padre y á tu madre: y, Amarás á tu prójimo como á ti mismo”. El joven rico afirma que ha guardado todos estos mandamientos. Entonces Jesús le dice: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y da lo á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”. ¿Es esta afirmación un agregado de Jesús al mandamiento del amor o la interpretación de éste? El texto sugiere que esta afirmación no es sino la interpretación al mandamiento del amor porque una vez que el hombre se marcha Jesús señala que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos (19,23), volviendo así a la pregunta inicial respecto a lo que es necesario para obtener la vida eterna. Seguir a Jesús implica vender todas las posiciones y dárselas a los pobres, lo que es lo mismo que cumplir el mandamiento del amor. Es aquí donde radica la perfección que complementa lo dicho en Mt 5, 48. La perfección en este caso implica que nuestras posesiones no tienen ningún límite, es como el amor, pertenecen a todos, especialmente a los pobres. En este contexto, Mt 19,16-22 sigue un segundo modo de aplicación, complementario a Lv 19 y Test.Patr., al mandamiento del amor y que sería cercano a lo que encontramos en el “Testamento de Isacar (y Zebulon)” donde también se presenta la función social de los bienes.
El hecho que se relacione la perfección con el mandamiento del amor nos lleva a Mt 22,34-40 donde un intérprete de la Ley quiere tentar a Jesús y le pregunta cuál es el mandamiento más importante. Jesús le contesta: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente…y amarás á tu prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. En este contexto el mandamiento del amor se equipara con el amor a Dios. Esto tiene que ver con el especial énfasis de Mateo (ver Mt 9,13; 12,7), que sigue a Os 6,6, en el sentido que la misericordia está sobre los sacrificios. De nuevo el autor del Evangelio denuncia la interpretación farisaica (al modo como él la entiende) de corte ritualista. Es por esto también que este autor cambia el ambiente amistoso de esta perícopa según Marcos y la convierte en una disputa sobre la interpretación de la Ley. Para más detalles: Mathew, James and Didache, three related Documents in their Jewish and Christians settings P.272-278.